Pablo Huerga: «La Filosofía ahora no puede salvar el mundo, ni curarlo»

Premio de las Letras Asturianas en 2009 por su ensayo ‘El fin de la educación’, Pablo Huerga Melcón es un filósofo y ensayista nacido en Benavides de Órbigo, «una ‘villa’ arraigada en el trabajo y el esfuerzo, que a pesar de que también sufrió a su modo el maremoto de dinero europeo que arrasó España, sigue adelante. Un referente renovado en la comarca del Órbigo y en la provincia de León. Siempre lo ha sido. No hay más que ver las Fiestas del Cristo, año tras año».

Formado en la Facultad de Filosofía de Oviedo, donde realizó su tesis doctoral con el maestro Gustavo Bueno, «el mejor filósofo español del siglo XXI, y uno de los más grandes de todos los tiempos», asegura Pablo, quien desea que la obra del autor de ‘El mito de la cultura’ se divulgue y sea leída todo lo posible por los españoles, porque «en su trabajo hay ante todo una exaltación de la firmeza, de la fortaleza, de la resistencia, de la tenacidad, el altruismo y el rigor racionalista contra el fanatismo y el papanatismo ideológico que hoy hunde a España en la miseria». En este sentido, está convencido de que aquellas personas que estén en disposición de leer alguno de los magníficos libros de Gustavo Bueno, estarían salvadas de la barbarie. Así de contundente se expresa este profesor de Filosofía y Coordinador de Nuevas Tecnologías en el IES Rosario de Acuña de Gijón.

‘El fin de la educación’ es un ensayo de análisis filosófico de la educación desde el materialismo filosófico, que estudia el origen histórico de la escuela en su vinculación con transformaciones históricas como el origen de la escritura alfabética, así como de las crisis de personalidad que han ido fraguando la Historia. Se lamenta Pablo que ahora ya ha desaparecido de este premio la categoría de ensayo en la que le cupo la suerte de participar.

Aparte de este laureado ensayo, ha publicado ‘La otra cara del Guernica’, un extraordinario análisis del cuadro de Picasso, y ‘La ciencia en la encrucijada’, que recoge su trabajo de Tesis doctoral sobre el físico soviético Boris Hesse, siempre desde el materialismo filosófico, que es una doctrina de raíces profundas y lejanas, arraigada en los mismos orígenes de la filosofía académica, en Grecia, y construida por Gustavo Bueno en una serie de libros que, para él, son fundamentales: ‘Ensayos materialistas’, ‘El animal divino’, ‘Teoría del cierre categorial’, ‘España frente a Europa’, ‘El sentido de la vida’, entre otros, habida cuenta de que la obra del filósofo Gustavo Bueno es extensa y sustanciosa.

Argumenta Pablo que el materialismo filosófico consiste en analizar las ideas filosóficas considerándolas como entidades materiales (dotadas de una materialidad no tangible, pero tampoco reducibles meramente a pensamientos o productos psicológicos), por tanto, en conceder a la Filosofía un valor como disciplina académica sustantiva. «Además, el Materialismo entiende esta disciplina como un saber de segundo grado que se alimenta del propio desarrollo de las ciencias; un saber que considera las ideas como surgiendo y realizándose a través de las ciencias, artes y técnicas, en conflicto constante; y que usa la disciplina de la symploké platónica para analizar dichas ideas y sus conflictos, es decir, el pluralismo filosófico, entendido como racionalismo operatorio, no como relativismo; que no se conforma con tomar a las ideas en sus totalidades lingüísticas o estéticas y las analiza en sus componentes materiales y sus conflictos histórico-dialécticos».

Por tanto, se podría decir, en palabras de Pablo, que el materialismo filosófico es la única forma de practicar el arte de la filosofía académica hoy en día. «Pero es difícil de entender, de desarrollar, y de leer», matiza. «Lo que hoy se entiende por filosofía en general, no tiene nada que ver con la disciplina académica, o tiene tanto que ver con ella, como cualquier otra cosa; y los que suelen practicarla en tertulias y programas de radio, no suelen ser filósofos, sino más bien los nuevos sofistas. Pero es un fenómeno inevitable en democracia, como ya pronosticó Platón».

Como buen filósofo, señala que la Filosofía ha sido entendida tradicionalmente como la medicina del alma. Y el papel que debería cumplir hoy es criticar, analizar y dar la batalla de las ideas en la medida de lo posible. «La filosofía se ejercita siempre a la contra. Ahora, no puede salvar el mundo, ni curarlo. Si se está vivo, se está enfermo. Comprender el presente histórico, analizarlo, conocerlo todo lo que se pueda, es tarea de la filosofía; de los hombres, de los pueblos, condenarse o salvarse», nos previene, consciente de que si la enfermedad del mundo es una enfermedad moral no hay duda de que la Filosofía tiene un papel importante que desempeñar. «Ahora bien, si la enfermedad del mundo consiste en haberse insensibilizado con respecto a la filosofía, la cosa se complica, y seguramente el mundo enfermo, el mal de Europa es precisamente éste. Ya lo pronosticó hace muchos años Edmund Husserl en un libro famoso: ‘La crisis de las ciencias europeas’. Nos hemos dejado arrastrar por el maquinismo desalmado».

Pablo, que en tiempos fuera profesor asociado de la Facultad de Filosofía de Oviedo, ha publicado en revistas como ‘El Basilisco’, ‘El Catoblepas’ o ‘Paideia’, entre otras, así como en diversos medios periodísticos. Es coautor de varios manuales de Filosofía de Enseñanza Secundaria y Bachillerato. Y ha colaborado también con la Universidad Autónoma de México en diversos proyectos editoriales, dirigidos por su amigo, el profesor mejicano Carlos Massé Narváez, desde el año 1999, cuando coincidió con él en Cuba en un congreso de Ciencia, Tecnología y Sociedad, adonde iba a presentar su ópera prima ‘La ciencia en la encrucijada’. «Nos conocimos en Camagüey y pasamos también algún buen rato en La Habana. Era cuando el neoliberalismo empezaba a hacer estragos en el mundo académico universitario hispanoamericano a través de la OEI. Desde entonces siempre que me lo han pedido, he colaborado con ellos, y son ya varios los proyectos. Creo que les ha interesado la perspectiva del materialismo filosófico de Gustavo Bueno», rememora este autor leonés,  quien reconoce que su tierra es pródiga en escritores y estudiosos, como es el caso de Fray Bernardino de Sahagún, «sin duda uno de los más importantes eruditos leoneses de todos los tiempos». Asimismo, dice que ha leído con gusto a Llamazares, y a Luis Mateo Díez. «Recuerdo que hace ya muchos años hicimos la ruta del Curueño con tienda de campaña, siguiendo el libro de Llamazares, ‘El río del olvido'».

León cervantino

Su pasión por ‘El Quijote’ le lleva a fantasear con que León es una provincia literaria por el hecho de utilizar la lengua de Cervantes, puesto que hay quien piensa que Cervantes tenía orígenes leoneses-gallegos «(vamos, de los Ancares, donde existe un pueblo llamado Cervantes), me refiero al libro de César Brandáriz, ‘Cervantes descodificado’, precisa. Y añade: «tal vez la idea procede del caso del caballero leonés y Zoraida que se narra en el episodio de la venta, en la primera parte de ‘El Quijote’; un episodio que podría tener tintes autobiográficos, al parecer». No obstante, la tesis resulta  cada vez más difícil de defender –sostiene–, habida cuenta de que se ha encontrado incluso hasta la partida de bautismo de Sancho Panza en Esquivias, según la investigación de Sabino de Diego; pero para un leonés es estimulante. «Pensar, por ejemplo, que la ínsula Barataria hubiera estado ubicada en Benavente…», sentencia con humor Pablo, que recuerda con añoranza su lugar de nacimiento, donde todo el mundo sabe quién es, «o puede saberlo, si quiere».

«Recuerdo que hace ya muchos años hicimos la ruta del Curueño con tienda de campaña, siguiendo el libro de Llamazares, ‘El río del olvido'».

Benavides es, según Pablo, arcilla, ladrillos, vino, sol y viento helado de Galicia. La conciencia clara del trabajo impostergable y pese a todo. El calor de Las Tejeras en invierno. La trémula sombra del camión Pegaso 170 de su padre atravesando la carretera hacia Zamora cargado de ladrillos, después de comer. Su familia. La Matanza. Recuerdos de una infancia encapsulada en el tiempo. «Mirar desde la ventana de la escuela la ventisca con nieve racheada mientras un rebaño de vacas se dirige a la plaza del ganado. Los garrafones de vino de Melcón vacíos, apilados en el patio de un bar en Quintanilla del Monte, a las tres de la tarde de un día de agosto. Cosas que nunca te diré. El peso del tiempo». Benavides es, en definitiva, un laberinto de recuerdos que le ayuda a dormir todas las noches.

En breve se publicará su obra ‘La ventana indiscreta’, con resonancias hitchcockianas. No en vano, se trata de un ensayo filosófico materialista sobre el cine, que ofrece un análisis de algunos aspectos del ‘séptimo arte’ desde la perspectiva de la Teoría del Cierre Categorial de Gustavo Bueno. En este libro, aborda el viejo problema de la proximidad entre el arte y la ciencia, a la vez que propone algunas ideas audaces sobre el arte que seguro generarán alguna polémica interesante. «Creo que es mi libro más original y comprometido y me encantaría que se leyera. Es difícil, porque el ejercicio de la filosofía así lo requiere, pero me parece que puede resultar muy interesante. Lo recomiendo. Tengo que agradecer a mis amigos de la editorial Rema y Vive de Gijón, por haberme dado la oportunidad de escribir y publicar este trabajo», concluye.

Entrevista breve a Pablo Huerga Melcón

«Los libros no deberían leerse nunca una sola vez»

¿Qué libro no dejarías de leer o leerías por segunda vez?

Nunca he dejado de leer ‘El Quijote’, por supuesto; también ‘La Odisea’. ‘Los nueve libros de la historia’ de Herodoto, ‘La historia verdadera de la conquista de Nueva España’, de Bernal Díaz del Castillo, los ‘Episodios nacionales’ de Galdós y más Galdós. ‘La República’ de Platón, ‘Momentos estelares de la Humanidad’ de Stephan Zweig, o el ‘Manifiesto comunista’ de Marx. Suelo repetir lecturas bastante a menudo, en función de los trabajos que esté realizando. Los libros no deberían leerse nunca una sola vez.

Un personaje imprescindible en la literatura (o en la vida).

Para un español, Don Quijote, Unamuno, Gustavo Bueno; para mí, mis padres.

Un autor o autora insoportable (o un libro insoportable).

Con todos mis respetos, particularmente desdeñable, el libro de Tzvetan Todorov,  ‘La conquista de América’, por tramposo.

Un rasgo que defina tu personalidad.

Uno es lo que hace.

¿Qué cualidad prefieres en una persona?

portada de La ventana indiscreta

La bondad, la lealtad, la dignidad.

¿Qué opinión te merece la política actual? ¿Y la sociedad?

Podríamos quizá decir que verdaderamente estamos alcanzando a vislumbrar el modelo de sociedad al que aspiran los europeos y estamos comprobando que ese modelo no merece la pena. España ha tenido que dejar de ser ella misma para ser Europa. Los políticos que han aspirado a convertir a España en Europa han debido ser, por ello, grandes traidores, y lo son, y lo saben. Una vez comprobado que Europa no es el camino, debemos reconsiderar nuestra hermandad hispanoamericana, no nos queda otra; o eso, o acabamos todos hablando inglés. ¿Qué tendría que hacer España en caso de que Gran Bretaña entrara en guerra con Argentina? ¿Qué tendría que hacer España si EEUU entra en guerra con Venezuela, o con Cuba?

¿Qué es lo que más te divierte en la vida?

Una buena conversación, en cualquier circunstancia.

¿Por qué escribes?

Para organizar mis estudios y mis ideas, y fijarlas antes de que el tiempo las borre. Si valen, bien, y si no, tampoco estorban. Creo que todos deberíamos hacer lo mismo.

¿Crees que las redes sociales, Facebook o Twitter, sirven para ejercitar el estilo literario?

Pueden ejercitarlo, si quien escribe así lo procura. Pero sus fines son otros y son involuntarios. Son la Escila y la Caribdis de nuestra civilización. Resumiendo: todas las redes sociales o, en general, lo que se llama web 2.0 y 3.0, etc., son simplemente formularios de bases de datos disfrazados, que recaban información a discreción sobre todos nosotros, abriendo grandes expectativas a los comerciantes de ‘metadatos’. Si apelamos a la clásica distinción racionalista entre apariencia y realidad, podemos decir que la apariencia es la red social, la realidad es el ‘Gran Hermano’.

¿Cuáles son tus fuentes literarias a la hora de escribir?

Dependiendo del tema. El instrumental es el materialismo filosófico y por tanto, la obra de Gustavo Bueno. El material de trabajo, la tradición literaria filosófica;  y el resto de las fuentes procede siempre de la propia organización de los asuntos y problemas que me ponga entre manos. Ahora es el cine y el arte, antes fue la educación, más atrás la historia y la filosofía de la ciencia. El ejercicio disciplinado de la Filosofía nos obliga a superar el gremialismo; somos siempre unos intrusos, a algunos les molesta, pero en general, somos inofensivos. Sin embargo, a veces nos metemos en camisas de once varas. Somos los Quijotes de la civilización moderna, y pretendemos derribar gigantes, por la fuerza de la voluntad. Sólo por la locura de intentarlo dejamos de pasar inadvertidos, primero nos toman por locos, pero si seguimos insistiendo, todavía hay quien encuentra algún interés en lo que decimos. Quizá se pueda aspirar a que, al menos, algún «Caballero de la Blanca Luna» saldrá a buscarte disfrazado de filósofo para llevarte a casa a bien morir, solo, por supuesto, si previamente te ha derrotado en buena lid dialéctica. Pero los tiempos de la filosofía institucionalizada en España se acaban. Las nuevas leyes de educación, tanto desde el PSOE como desde el PP, han ido socavando insaciables la necesidad de formar a ciudadanos con conocimientos básicos de Filosofía, se conoce que les estorba para sus maquiavélicos (otro filósofo) planes.

¿Escribes o sigues algún blog con entusiasmo porque te parezca una herramienta literaria?

He trabajado mucho con los blogs, tengo varios en los que escribo de vez en cuando, es algo que forma parte de mi trabajo como profesor y Coordinador de Nuevas Tecnologías en el IES Rosario de Acuña. Uno de los blogs es de cuestiones informáticas, aplicaciones informáticas e intervenciones de todo tipo que he ido haciendo en el instituto para implantar el uso de las nuevas tecnologías en la educación. Otros, sobre Comunicación Audiovisual, Historia de la Filosofía, Educación para la ciudadanía, y uno más personal que titulo «Apuntes sobre la globalización», recogen muchos materiales propios y ajenos que utilizo en clase con mis alumnos. También desarrollo una página web institucional en el centro, pero ninguno de estos materiales los he desarrollado como herramienta literaria, sino más bien como herramienta didáctica. Y ahí están. Te digo las direcciones:

Una frase que resuma tu modo de entender el mundo.

«No creo que una palabra [tampoco una frase] pueda resumir toda una vida», decía el periodista que investigaba la vida de Charles Foster Kane en ‘Ciudadano Kane’ de Orson Welles; pero como programa de vida, siempre me ronda esa frase de Marx: «Los filósofos se han dedicado a interpretar el mundo; de lo que se trata es de cambiarlo.»

Este artículo ha sido publicado por Manuel Cuenya, en: www.ileon.com

2 comentarios en “Pablo Huerga: «La Filosofía ahora no puede salvar el mundo, ni curarlo»

  1. ref

    Los administradores no pretende limitar la libertad de expresión de los intervinientes y por ello permiten todo tipo de opiniones y teorías, por absurdas e infundadas que sean. Sin embargo, no están dispuestos a tolerar comentarios insultantes o despreciativos. Los argumentos ad hominem son poco elegantes y no hablan muy bien de la intención discursiva o incluso de la capacidad racional del que los emite, así que en adelante no serán publicados si infringen la anterior norma de tolerancia. Hagamos de este foro un lugar apropiado para el debate de ideas, no para la exposición de exabruptos.

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