“Ese curso fue intenso, recuerdo que cuando llegué y los escuché a todos, como que se me cumplieron mis sueños. Yo siempre decía que me hubiera encantado estudiar con Aristóteles, con Sócrates, con Platón. Ahí, en ese curso, era como si estuviera con ellos. Era filosofía pura, era debatir, era pensar. Fue fascinante”, recuerda Ana María, quien es ahora reconocida en el ámbito académico por ser una de las precursoras en Chile del programa educativo-filosófico instaurado por Lipman desde 1969.

Dicho programa tiene la premisa de que a través de la filosofía se pueden transformar las prácticas educativas, hacer a un lado las prácticas que se basan en la repetición e instaurar el diálogo filosófico, ya que según Lipman esta es una “herramienta privilegiada de indagación, comunicación y participación democrática”.

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Autora: Lorena Tasca / eligeeducar (18/07/2018)