Crónica de Elsa García de Blas en El País, 13/02/2014.
La Universidad comienza a perder alumnos. Y, aunque lo hace poco a poco, se trata de un cambio de tendencia por primera vez desde que estalló la crisis. Los estudiantes universitarios de grado y máster se han reducido en los últimos dos cursos en un 1,6%, según los datos del Ministerio de Educación. Las facultades españolas han perdido estos dos cursos 25.389 alumnos, después de tres años de tendencia creciente. El encarecimiento de las tasas (un 19,7% de media en los dos cursos) y el descenso de las becas planean sobre el fenómeno, aunque el ministerio lo vinculó ayer con la reducción de población de 18 a 24 años. Los expertos apuntan también hacia un posible trasvase de estudiantes a la Formación Profesional Superior, cada vez más atractiva por su bajo coste y sus salidas laborales.
La previsión del Gobierno sobre alumnos universitarios de grado (las antiguas licenciaturas y diplomaturas) para este curso 2013-2014 es de 1.438.115, un 0,8% menos que el curso anterior. Mayor descenso se da en las universidades privadas (-2,3%) que en las públicas (-0,6%). Se trata del segundo año consecutivo en el que bajan los estudiantes universitarios, lo que supone un descenso total en los dos cursos de un 1,2%, que en el caso de la pública se reduce a un 0,6%. Y ocurre después de tres años de tendencia creciente, precisamente desde el curso 2008-2009, cuando estalló la crisis. Antes de esa fecha el número de matriculados también descendía de forma progresiva (aunque ligeramente, en torno al 1% al año). Pero la falta de trabajo devolvió a muchos a las aulas. Eso ha empezado a cambiar.
En el caso de los másteres, tras el graduado, el descenso es más acusado. Los estudiantes de máster han pasado de 115.834 en el curso 2011-2012 a 109.113 en este curso 2013-2014, casi un 6% menos. Los estudios públicos aquí son los que más caen, un 16%.
El Ministerio de Educación trató ayer de restar importancia a la caída de alumnos y, sobre todo, de desvincularla del encarecimiento de las matrículas. “El aumento de las tasas está dificultando el pago, a nadie le gusta pagar más, pero no ha habido una debacle del número de alumnos como se venía augurando”, defendió en la presentación de los datos el secretario general de Universidades, Federico Morán. La subida media del precio de una titulación en los dos últimos cursos alcanza casi el 20%. Este último curso las tasas han aumentado algo menos, el 3%, pero es que el anterior habían subido un 16,7% de media. Estudiar hoy un grado en una universidad pública cuesta de media 1.105 euros al año. En el caso de los másteres oficiales, el precio medio supera ya los 2.000 euros para los que habilitan para una profesión (obligatorios) y los 2.627 euros para el resto. Se trata de un incremento de un 37% en los primeros y de un 68% en los segundos.
Los precios suben y las becas bajan, lo que no ayuda. En el curso 2012-2013 hubo 6.662 beneficiarios menos, una caída del 2,5% respecto al curso anterior.
El ministerio, sin embargo, atribuye el descenso de universitarios a la reducción de población de 18 a 24 años, que en 2014 disminuye un 3,2% respecto a 2013. Pero hay algunos datos que no acaban de cuadrar con esta explicación: primero, el número de alumnos de Bachillerato ha aumentado en ese periodo un 3%. O lo que es lo mismo, la población preparada para acceder a la Universidad se incrementa, y sin embargo, no toma el camino del campus.
En segundo lugar, “parece confirmarse un cierto trasvase hacia los ciclos formativos de grado superior”, apunta Rafael Feito, sociólogo experto en Educación de la Universidad Complutense. Los datos avalan su afirmación: en el curso 2013-2014 la FP superior ha ganado 34.620 alumnos respecto a los dos cursos anteriores, un 13% más. “Las enseñanzas de Formación Profesional Superior se están haciendo más atractivas por su bajo precio y por sus buenas estadísticas de inserción laboral”, opina José Saturnino Martínez, profesor de Sociología de la Universidad de La Laguna. Y apunta otro fenómeno sobre la caída de alumnos en los másteres. “Son una figura extraña que no sabemos qué valor tienen en el mercado laboral. Los estudiantes perciben incierta su inversión en este tipo de estudios, por el alto coste de la matrícula y la incertidumbre de si les servirán para encontrar un trabajo”.
En todo caso, los expertos piden no perder de vista que “el resultado final, aún así, es que tenemos más estudiantes en enseñanzas superiores”, concluye Rafael Feito.
El trabajo no está a la altura del titulado
E.G.B.
El 40% de los titulados que acabaron la carrera hace seis años está empleado en puestos por debajo de su cualificación. El Ministerio de Educación ha incluido por primera vez en el informe Datos y cifras del sistema universitario español que presentó ayer, en su edición de 2014, un estudio sobre la inserción laboral de los titulados universitarios. Se ha elaborado con datos de estudiantes que acabaron la carrera en 2007 y haciendo un seguimiento de su vida laboral.
Cuando solo ha transcurrido un año tras finalizar los estudios, más de la mitad (un 51%) ocupa puestos inferiores a su formación. Dentro de este porcentaje, un 23,5% ocupa trabajos con un nivel de especialidad medio y el 28,4%, de nivel bajo y carácter manual. La situación mejora unos años después: en 2012, el 60% de ese grupo ya tiene un trabajo adecuado a su nivel formativo, pero el resto continúa, seis años después, desempeñando trabajos para los que no se requiere el nivel de formación que ellos poseen. En 2010, la OCDE lo cifraba en un 44%.
El paro asfixia todavía a los titulados. Aunque la educación superior reduce el riesgo de desempleo (el de los graduados asciende al 15,2% en 2012 frente al 25% del total de la población, según datos de la EPA), la tasa de paro de los universitarios españoles sigue duplicando a la media de la OCDE. En cuanto a sus salarios, el 49% de los recién titulados tienen una base de cotización inferior a 1.500 euros, aunque esta aumenta un 25% en los seis años siguientes.
De los titulados en el curso 2005-2006 afiliados a la Seguridad Social, el 56% tenía contrato indefinido completo a los cinco o seis años de graduarse. Artes, Humanidades y Ciencias son las ramas con menor tasa de afiliación entre los recién titulados. Con el paso de los años la rama de ciencias mejora y se sitúa por encima de la media.
El informe del Ministerio de Educación que radiografía la Universidad española revela otros datos de interés. Por ejemplo, cómo un 37,3% de los estudiantes pierden su beca en el primer curso universitario. No logran superar los requisitos académicos, que ahora, además, se han visto endurecidos.
Los estudiantes becados abandonan menos los estudios que el resto de sus compañeros. La tasa de abandono en el primer curso del total de alumnos de grado es del 19%, mientras que la de los becarios se queda en un 13,5%. La cifra está relacionada con la nota de acceso con la que llegan los estudiantes a las aulas. Un 18% de los becarios que entran al sistema con una nota inferior al 5,5% lo abandonan en el primer curso.