Crónica de Elsa García de Blas en El País, 27/03/2014.
- Miles de jóvenes se manifiestan en varias ciudades españolas en el segundo día de huelga.
- ¡Menos policía, más educación!, coreaban en la manifestación de Madrid.
- Diez jóvenes han sido detenidos en Pamplona, cuatro en Bilbao y uno en Madrid.
“La educación, como la luz del sol, puede y debe llegar a todos”. La frase del uruguayo José Pedro Varela se leía en la pancarta que Sara, estudiante de primero de Bachillerato de 16 años, portaba este jueves en la manifestación estudiantil de Madrid. Su proclama resumía bien lo que movía la protesta que sacó a la calle a miles de jóvenes en ciudades como Madrid, Barcelona, Valencia y Bilbao. Los estudiantes tomaron la palabra para pedir una educación que llegue a todos. Expresaron su rechazo a los recortes, a la reforma educativa y a las medidas que están complicando a muchos continuar sus estudios: unas tasas universitarias que han incrementado su precio en comunidades como Madrid o Cataluña más de un 60% en dos cursos, y una política de becas que lo pone más difícil para conseguir una ayuda, con requisitos académicos más exigentes. “No a la contrarreforma franquista. Becas sí. Tasas no”, decía la cabecera de la marcha en Madrid.
“Ya no hay desdobles. Somos muchos en clase”, se quejaba Sara, a quien le gustaría estudiar una ingeniería ambiental. Los alumnos de instituto notan día a día los recortes en la educación pública: el gasto educativo se ha reducido desde 2010 hasta 2014 en 7.298 millones de euros, un 16,7% menos. “Cada vez hacemos menos actividades fuera y en los laboratorios”, explicaban Beatriz y Selene, estudiantes de 17 y 16 años, que se habían pintado unas banderas republicanas en las mejillas.
Jóvenes que ven que los recursos públicos merman y que esperan poco de su futuro. “Lo veo muy negro”, reconocía Miguel Casado, 17 años, alumno de segundo de Bachillerato. “Voy a empezar a aprender alemán por si tengo que irme fuera”. De fondo, lemas coreados a viva voz: “¡El dinero del banquero, para el instituto obrero!”. En Barcelona, los manifestantes marcharon al grito de “Queremos becas y no hipotecas” y “Sí que hay dinero, lo tienen los banqueros”, informa Ivanna Vallespín.
Los estudiantes de Instituto y Universidad estaban llamados a la huelga convocados por el Sindicato de Estudiantes, en un paro de dos días que terminó este jueves con un seguimiento desigual (según los organizadores, de un 90% y un 70% en Secundaria y Universidad, respectivamente, aunque el Ministerio de Educación habló de “bastante normalidad” en las aulas) y que dejó algunos incidentes. Hubo barricadas y quema de contenedores en Madrid, Bilbao y Vitoria, y 10 jóvenes fueron detenidos en Pamplona, cuatro en Bilbao y uno en Madrid. La segunda manifestación del día en la capital, por la tarde, terminó con cargas policiales cuando quedaban unos dos centenares de jóvenes, informa Laura Rivas. El ministro de Educación, José Ignacio Wert, condenó los “episodios de vandalismo”.
Los universitarios centran su batalla en que nadie quede expulsado del sistema por sus recursos económicos. A pesar de que el ministerio afirma que este curso habrá un 8% más de becarios, ellos defienden que muchos se están quedando sin ayudas. “Volvemos a que solo puedan estudiar las élites”, lamentaba Irene, estudiante de segundo curso de Relaciones Laborales. “Tengo muchos compañeros que lo están pasando mal, que quieren estudiar pero no pueden por motivos económicos”. Y la subida de tasas no ayuda. “Empecé pagando 700 euros de matrícula y ya vamos por 1.600”, decía Diego Parejo, estudiante de quinto curso de Ciencias Políticas.
Los antidisturbios volvieron a los campus. En las manifestaciones se escuchó corear con ahínco: “¡Menos policía, más educación!”.
“Puede que tenga que dejar la carrera”
Renata Martínez tiene 21 años y estudia cuarto de Arqueología. Los requisitos académicos para mantener la beca le han dejado este año sin la ayuda que disfrutó los primeros años de carrera. “He perdido la beca este año porque he suspendido. Los tres cursos anteriores recibí unos 6.000 euros, porque soy de Cantabria, y mis padres van muy justos para pagarme el alojamiento y la matrícula”.
Ella también ha visto evolucionar el precio de su carrera: “El primer año costaba 800 euros. Este ya han sido 1.600 euros. Si seguimos así puede que tenga que dejarlo”, lamenta.
La joven cree que aunque acabe de estudiar no lo tendrá fácil. “Probablemente tenga que hacer otra carrera, o trabajar directamente en lo que sea”.
«Quieren echarnos de la Universidad”
A sus 18 años, Ignacio Frutos, estudiante del primer curso de Comunicación Audiovisual, se arranca rápido con toda una arenga política. Lo tiene claro: “Me manifiesto porque el Gobierno del PP está intentando echar a los hijos de los trabajadores de la Universidad”.
En su clase, cuenta, empezaron el curso 35 alumnos. Ahora son 20, afirma, porque algunos no han podido permitirse seguir estudiando. “Me consta que al menos cinco lo han dejado por motivos económicos”, defiende. “Una matrícula de casi 2.000 euros no es asumible para una familia trabajadora”.
El estudiante ha salido a protestar también por la falta de medios: “Mi carrera es práctica y el material deja mucho que desear: hace años que no reponen las cámaras”.
“Haré un máster para irme fuera”
Los estudiantes protestan por la subida de tasas, que se han encarecido en los grados, pero también en los másteres. El año pasado los precios de másteres subieron 1.000 euros de media. Lo sabe Amaya Frades, de 24 años, que ahorra para poder pagarse uno de Ciencias Políticas. “Acabé Derecho y Políticas el año pasado, y ahora estoy trabajando en sustituciones de comedor para conseguir los 6.000 euros que me cuesta. Cuando yo empecé este mismo máster costaba unos 1.500 euros”, se queja. “La subida ha sido brutal”.
“Trabajo de lo mío no he encontrado, solo prácticas sin remunerar y yo necesito el dinero”, explica. “Quiero hacer ese máster porque tiene un enfoque más internacional y así podré irme fuera, a Latinoamérica”.
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Siempre he ido a la huelga, por la sanidad, la educación, la dependencia, por la justicia social, por la dignidad inalienable. Contra la reforma laboral.
Tienen prisa, les queda poco; eso me pasa a mí cuando voy a terminar una media maratón. Pero ellos han acelerado a ciegas, o cegados por llegar, a toda costa.
Pero la meta está cerca, y al final todo acaba. Y apreciarán que, ni son, ni han sido nadie, pasarán a la historia, como un mal recuerdo, como un acontecimiento inmerecido y penoso. Nada