El pasado 4 de Octubre murió en Barcelona Jesús Mosterín de las Heras. Filósofo y antropólogo, el profesor Mosterín nació en Bilbao en 1941. Estudió Filosofía en la Universidad Complutense de Madrid y se doctoró en la Universidad de Barcelona. Realizó estudios posdoctorales en Alemania, Estados Unidos y Francia. Se especializó en estudios de lógica matemática en el Institut für Mathematische Logik und Grundlagenforschung at the University of Münster. En 1983 obtuvo la cátedra de Lógica y Filosofía de la Ciencia en la Universidad de Barcelona. A partir de 1996 ejerció como Profesor Investigador del Instituto de Filosofía del CSIC. Fue miembro del Center for Philosophy of Science de Pittsburgh, de la Academia Europea de Londres, del Institut International de Philosophie de París y de la International Academy of Philosophy of Science.
Jesús Mosterín ha sido considerado como uno de los principales autores de la introducción y desarrollo de la lógica matemática y la filosofía de la ciencia en España y en América Latina. También se le acredita la introducción de la filosofía analítica en España. Además de sus actividades académicas, desempeñó funciones editoriales en varios países para Salvat y Hachette.
En sus primeros escritos (Lógica de primer orden, 1976; Teoría axiomática de conjuntos, 1971; Un cálculo deductivo para la lógica de segundo orden, 1979) destacan los estudios de lógica, historia y filosofía de la ciencia, aunque también insistió en la necesidad de extender el conocimiento de la naturaleza y, particularmente, mostró preocupación por la ética de la compasión propugnada en la consideración moral de los animales no humanos, entendida ésta como un modo equilibrado y profundo que acepta la complejidad y multidimensionalidad de los problemas e incorpora también los puntos de vista de la ecología y la racionalidad. En este ámbito se encuentran Los derechos de los animales, 1995; El reino de los animales, El triunfo de la compasión: Nuestra relación con los otros animales, 2014.
Jesús Mosterín fue un clarificador activo en temas de bioética tan controvertidos como la investigación con células madres embrionarias, el aborto o la eutanasia, en los que siempre abogaba a favor de la libertad humana.
Nos ha dejado un profesor, investigador, divulgador científico y amigo comprometido, pero nos queda su aporte invaluable en los temas en que trabajó y argumentó en su trayectoria intelectual.
Foto: Encuentros digitales RTVE.es, 2011
Que descanse en paz. Para mí seguirá muy vivo. Siempre agradecido por poder disfrutar de sus libros, especialmente «Historia del pensamiento» en varios libros de bolsillo de Alianza Editorial.
Un HOMBRE de verdad con la verdad y por la verdad con una honestidad intelectual inmensa y un afán constante por enseñar y divulgar su verdad.
Le admiraba por su defensa de los animales,en una ocasión dijo que los animales también tienen terminaciones nerviosas y ello implica dolor ante el mal trato y , a la tortura,se referia a las corridas de toros,también a la defensa de la libertad humana en cuanto al aborto y la eutanasia,la muerte es un asco
Era un hombre de pensamiento, con una lógica que transmitia honradez intelectual fundamentada en datos objetivos. Le admiraba profundamente por su enorme sabiduría, inteligencia y sencillez. Ha sido uno de los grandes pensadores del siglo y amante de la naturaleza.
Infatigable estudioso que mostró una inagotable inquietud y curiosidad por casi todas las áreas del conocimiento. Demostró asímismo, un extraordinario apego a a la eficiencia comunicativa, usando un lenguaje sencillo, preciso e inequívoco, que lo convierte quizá de manera involuntaria en un divulgador perfecto, y en un crítico (esto de forma más voluntaria) de la vaguedad y de la confusión en el uso del lenguaje propia de Hegel, y de las vacas sacradas del posmodernimo: Heidegger, Derrida… Quizá tuvo un concepto achatado, romo y prosaico de la estética y de las artes; también, algunas de sus invectivas contra la tauromaquia pecan de visceralidad. Este hecho llama doblemente la atención en un autor que precisamente rehuye nítidamente de toda visceralidad herederada del romanticismo, del nacionalismo, de la religión…sin embargo, y por efecto de esta visceralidad, en el apartado de su invectiva antitaurina, es donde pierde consistencia en algunos de sus argumentos (por ejemplo, cuando proponiendo una definición subjetiva de arte y sin hacer una consideración de la noción de arte en el contexto de la historia de las ideas estéticas, afirma que la tauromaquia no es arte porque ve sangre y a un animal sufriendo; y el arte tiene que ver con lo que agrada..y ver sufrir no le agrada…). En cambio, sus argumentos éticos para rechazar la tauromaquia, sí los considero muy consistentes.
Por otra parte, era muy característico en su forma de expresarse, mostrar una seguridad tal en la superioridad de sus argumentos respecto al los de los demás, que podía transmitir una idea engañosa y aparente de desprecio al resto de ideas/argumentos.
En todo caso, estoy eternamente agradecido por todo lo que he aprendido gracias a este ser extraordinario ser de cultura y erudición hercúleo.
Hasta siempre, Jesús. 1000 gracias!