Dada la controversia que ha generado la intención de secesión de Cataluña, varias comunidades académicas han expresado su visión especializada a través de un manifiesto. En este caso, más de cincuenta profesoras y profesores filósofos del derecho de diferentes universidades han firmado un documento en el que rechazan la secesión unilateral, pero apuntan que es posible una reforma constitucional que permita solucionar los problemas señalados por varios grupos importantes de la sociedad catalana. El manifiesto considera que
- La secesión unilateral de parte del territorio en un Estado democrático que respeta los derechos fundamentales de su población (incluyendo los derechos culturales o lingüísticos de las minorías en su seno) es contraria al ideal democrático, pues priva de los derechos políticos a gran parte de la ciudadanía a la que se impide participar en dicho proceso. En este sentido, el conjunto de decisiones que se han ido adoptando por parte de las instituciones de Cataluña –señaladamente las leyes de referéndum y de transitoriedad aprobadas los días 6 y 7 de septiembre por el Parlamento de Cataluña vulnerando la normativa parlamentaria que garantiza una deliberación y tramitación pulcras– son profundamente antidemocráticas además de groseramente inconstitucionales, y su aplicación en la forma de una declaración unilateral de independencia (DUI) constituye un golpe de Estado.
- Una secesión conlleva la merma del ámbito de la justicia distributiva, la partición del común y pone en riesgo un sinfín de lazos afectivos, vínculos personales y relaciones y flujos de todo tipo. Es, desde todos esos puntos de vista, un colosal fracaso colectivo que hay que evitar salvo que con la secesión se estuviera poniendo remedio a una situación de injusticia grave, una situación que estamos convencidos de que no existe hoy. No creemos que la secesión de Cataluña sea el remedio a ninguno de los problemas cuya solución legítimamente reclaman sectores importantes de la sociedad catalana y a los que hay que atender en el marco constitucional del que nos dotamos en 1978, lo cual puede legítimamente incluir la reforma de ese mismo marco.
- Como profesores/as y como ciudadanos/as debemos mantener firme nuestro compromiso con la defensa de la libertad académica, de opinión y expresión, unos derechos que muchos de nuestros colegas y conciudadanos en Cataluña, que no participan del anhelo independentista, ejercen bajo presiones inaceptables. Este acoso debe cesar inmediatamente.
- En las actuales circunstancias, reafirmamos nuestra defensa de la Constitución y del Estatuto de Autonomía como los pilares institucionales desde los que encarar el diálogo político que permita recuperar la concordia civil tan severamente quebrada. No todo Estado es Estado de Derecho y no hay Derecho sin fuerza. El mantenimiento de nuestro orden constitucional y de nuestros derechos requiere el uso de la fuerza, pero nos preocupa que, a la vista de lo acontecido durante la jornada en la que, pese a todos los pronunciamientos judiciales en contra y en ausencia de garantías, se pretendió celebrar el referéndum de secesión, se olvide que la proporcionalidad en el uso de la fuerza es una exigencia ética y jurídica a la que no podemos ni debemos renunciar.
Firman este manifiesto Josep Joan Moreso, catedrático de Universidad y exrector de la Universitat Pompeu Fabra; Francisco Laporta, catedrático de Universidad (Universidad Autónoma de Madrid); Javier de Lucas, catedrático de Universidad (Universitat de València); Manuel Atienza, catedrático de Universidad (Universidad de Alicante); Marina Gascón Abellán, catedrática de Universidad (Universidad de Castilla-La Mancha); Alfonso Ruiz Miguel, catedrático de Universidad (Universidad Autónoma de Madrid); Juan Antonio García Amado, catedrático de Universidad (Universidad de León); Juan Ruiz Manero, catedrático de Universidad (Universidad de Alicante) y 53 firmas más de filósofos y filósofas del Derecho.
Fuente: Información.es
Por favor no nos llamemos a engaño y perpetuemos el agravio histórico comparativo hacia los republicanos, con todos los respetos de mi parte a todos aquellos que no piensen igual, la «doxa» no puede admitir la aseveración inicial de «secesión», se convierte en «paradoja», es manifiestamente tendenciosa e interesada en una monarquía que nadie ha votado, en una sucesión que jurídicamente recurrió a la ocultación y de «de facto» pragmático, así que rectifiquen y pidan excusas públicas por inadmisible vertimiento de opiniones inaceptables, y las pidan de buen augurio…
Bueno días, me gustaría comentar algo sobre este manifiesto.
Respecto a la primera parte del primer enunciado («La secesión unilateral de parte del territorio en un Estado democrático que respeta los derechos fundamentales de su población […] es contraria al ideal democrático, pues priva de los derechos políticos a gran parte de la ciudadanía a la que se impide participar en dicho proceso») me gustaría apuntar: ¿acaso no se está dando ya, desde hace bastante tiempo, una privación de los derechos de parte de la población al no tomar en serio las peticiones de parte de ésta de una independencia -ya sea en mayor o en menor medida- o al menos de algún tipo de solución? Dicen ustedes que la secesión unilateral de parte de un territorio de un Estado democrático, es un ideal antidemocrático, pero, al formular este enunciado, ¿no están siendo ustedes unilaterales en su decisión de no permitir la secesión de una parte del territorio, aunque se haya intentado decidir democráticamente su independencia? Lo que quiero decir, es que no me parece bien ni una cosa ni la otra. No podemos ni debemos creernos con derecho a decidir sobre la independencia de ningún territorio, pertenezca al estado que pertenezca, si ni siquiera vivimos en ese territorio. Y diréis: ah! pero es que Cataluña pertenece a España, y yo vivo en España! Si, pero precisamente a eso me refiero, vives en el estado Español, creado hace tiempo de mutuo acuerdo por las gentes de ese momento. Pero no podemos olvidar que todo cambia, que la historia no es lineal ni unilateral, que todo tiene su momento. Y lo que yo soy incapaz de dejar de ver ahora mismo es injusticia, ya que veo que se defiende continuamente a esa hipotética parte de la población catalana que no quiere la independencia, mientras a la vez no dejamos que se lleve a cabo un parlamento, por así decirlo, en el que toda persona pueda opinar. Si tan seguros estamos (los españoles) de que debemos defender a los catalanes que no quieren la independencia, será porque en el fondo sabemos que una gran parte de ellos sí que la quieren, y en este punto, y sin dar ya más rodeos, es donde veo yo la mayor injusticia: sabemos que hay ciudadanos que quieren la independencia, y sabemos que hay otros que no. La democracia consiste en hacer caso a todos, mas yo ahora creo que lo que está pasando podría tildarse de oligarquía. Porque no nos engañemos, la forma en que tuvieron que votar los catalanes, las manifestaciones, la presión, los insultos y la falta de respeto hacia toda la población de ese territorio, no es democracia.
Y ésta es mi respuesta únicamente para la primera parte del primer enunciado de su manifiesto, pues creo que dejando este punto claro, no hace falta que comente más; confío en que se entienda claramente la «hipocresía» que yo noto que conlleva todo este tema.
Cataluña no puede independizarse, sería antidemocrático – dijo UN hombre
Señores catedráticos filósofos del derecho, están ustedes poniendo el derecho por delante de la fílosofia, la política por delante de la ética y la ley por delante de los derechos humanos.
Cuando eso sucede, por más Estado que haya, deja de haber verdadero derecho, cualquier Estado de Derecho que sea democráticamente legítimo en su fundamento.
Tan sólo queda el derecho fundado en la fuerza de la ley y en la ley de la fuerza, procedimentalmente enclavados en el terreno de la comunidad. Pero eso no és de verdadero derecho, sino enervamiento del poder y de la institución que se han hecho autónomos en su seno.
La libertad de opinión y de decisión sin violencia al prójimo no puede ser limitada por el derecho.I si acaso lo fuera por el único interlocutor válido, por la comunidad de relación, cabe pensar que, en cualquier caso, ésta es siempre un fenómeno cultural, antes que de derecho. Y esto no queda reflejado en su manifiesto, antes al contrario, ignorado, cuanto más, relegado, una minucia al lado de su crecido convencimiento..