Los cambios que la ministra de Educación, Isabel Celaá, ha apuntado de forma certera son necesarios para salir de la vía regresiva, clasista y privatizadora en la que el PP metió a la educación en España
«Sí, el país requiere ética, pero por eso mismo es necesaria, como asignatura, en el sistema educativo. Tal es la opinión que no me ahorro comunicar tras oír las declaraciones de la ministra Isabel Celaá dando a conocer las previsiones del Gobierno del PSOE en materia de educación, concretamente para modificar la LOMCE…
Hay que reconocer, en primer lugar, el acierto de la anunciada medida de eliminar la calificación en Religión como nota que entra para la puntuación media del alumno o alumna. Es obligado decir, en segundo lugar, que también en este caso se trata de una estación intermedia; la estación término debe estar en un sistema educativo que no contemple en su currículum una enseñanza confesionalista de la religión. Sobre ésta, por cierto, puede haber una enseñanza de la misma desde parámetros no confesionales, recogiendo aportaciones al respecto de la historia de las religiones, la filosofía de la religión y otros saberes, máxime cuando una formación básica sobre todo ello es conveniente en una sociedad en la que urge diálogo intercultural.
…Tenemos como valiosa herencia cultural de una larga tradición el muy expresivo y digno nombre de “Ética” para denominar una materia común, susceptible de un despliegue gradual en los diversos niveles educativos. Un desarrollo curricular bien articulado tanto permitiría abordar cuestiones que van desde “por qué ser morales” hasta la profundización en el compromiso de la ciudadanía con derechos humanos, base de la convivencia democrática. La dignidad hay que aprenderla»
Autor: José Antonio Pérez Tapias / EL SIGLO DE EUROPA
Lo malo que tienen los brindis al sol es precisamente el SOL que puede quemarnos la piel a todos en esta nueva cruzada laica que nadie sabe adónde dirige sus pasos! Ética sí pero ¿qué ética? Desde Estados Unidos avanza un «utilitarismo» disfrazado de «máximizador de beneficios globales» con tal contundencia que podría convertirnos a todos en meros transmisores de las nuevas éticas que promueven desde la gestación subrogada como negocio entre «iguales» hasta los «contratos de semiesclavitud» para promover la «justicia» en un mundo desigual…
Así que antes de dar por buenos los «deseos» mejor sería exigir que quiénes sean responsables del mal sientan -al menos- la condena moral de quiénes lo han sufrido…
Y para que la condena tenga resultados VISIBLES alguien debería CESAR al responsable de tanta perversión moral que sigue viviendo a lo grande en París como premio a sus maquinaciones en el mundo de la educación…
Celaá lo tiene fácil si quiere realmente que alguien crea en sus «palabras» !