Establecer una asignatura de valores cívicos en la educación española es una buena noticia porque de esa manera los futuros profesionales tendrán un espacio para reflexionar sobre las metas y valores de su actividad
«…Porque las personas no nacen ciudadanas, sino que se hacen. La persona —recordaba Kant— lo es por la educación, es lo que la educación le hace ser. Y en este tiempo en que en España se debate sobre una reforma de la ley de educación, que venga a superar deficiencias de la LOMCE, es una buena noticia saber que una asignatura de “valores éticos y cívicos” va a formar parte de los planes de estudios escolares como un capítulo en la formación de todo el alumnado…
…Cuál sería el hilo conductor de esa materia no es difícil de imaginar: reflexionar sobre la superioridad de la libertad frente a la esclavitud, el adoctrinamiento y la manipulación; degustar el valor de la igualdad entre las personas, que tienen dignidad y no un simple precio, sea cual fuere su raza, religión, edad, género o su orientación sexual; respetar activamente, y no solo tolerar, las ideas de quienes piensan de forma distinta, pero moralmente aceptable; apreciar el diálogo como camino para resolver los conflictos, cuando están puestas las condiciones para que el diálogo sea auténtico, y tomar nota de que la apuesta por la justicia no es un mero consejo, sino la exigencia indeclinable que constituye el quicio de cualquier sociedad pluralista y democrática. Si la justicia falla, como valor y como virtud social, la sociedad está desquiciada. Con claro perjuicio para todos, pero sobre todo para los más vulnerables.
Contar con una materia semejante en el currículo escolar es imprescindible, entre otras razones, porque una sociedad demuestra qué materias considera indispensables para la formación cuando las incluye en un plan de estudios; en este caso, para ayudar a formar una buena ciudadanía, conocedora de sus derechos y de sus responsabilidades y capaz de vivirlos en la práctica…
…Es verdad que educamos en tiempos de incertidumbre, ignoramos qué habilidades y competencias científicas y técnicas serán las más adecuadas para encontrar un lugar en el mundo laboral, pero sí que sabemos que es desde los valores éticos mencionados desde los que debería orientarse el quehacer de las ciencias y las técnicas.
Por eso sería aconsejable introducir en el temario de la educación española una asignatura de ética en cada uno de los grados universitarios y en la formación profesional, de modo que los futuros profesionales tengan un espacio para reflexionar sobre las metas y valores de su actividad…
Autora: Adela Cortina es catedrática emérita de Ética y Filosofía Política de la Universidad de Valencia, miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas y directora de la Fundación ÉTNOR / EL PAÍS (26/07/2018)
La ética aristotélica advierte de la necesidad de cultivar la virtud como medio para establecer la justicia (aurea mediocritas) y sin embargo en España hablamos mucho y hacemos poco o nada al respecto.
¿Por qué la ministra Celaá no ha CESADO a Jose Ignacio Wert como embajador ante la OCDE?
Acaso es ese el premio por instaurar un modelo de «excelencia académica» ?
Si es así, entonces poco podremos hacer difundiendo el espíritu de una ética kantiana… es más, estaremos sembrando el fracaso de cualquier ética de la justicia que no sea simple «meritocracia» !
Estimada Dª Adela:
He leído con mucho interés su artículo «Educar en valores éticos». Me parece un buen artículo y bien argumentado. Pero hay una pequeña cuestión que Vd. no menciona (en realidad se menciona muy poco por parte de los partidarios de esta asignatura): ¿Por qué hay que agrupar estas cuestiones tan importantes en una asignatura?
Los que no somos partidarios de esta asignatura, podemos pasar por enemigos de la libertad. la justicia, la solidaridad, etc.. Nada más lejos de la verdad. Los que no somos partidarios de esta asignatura sí somos partidarios de que se estudie la libertad, la justicia, la solidaridad, etc. Pero no en una asignatura. ¿Cómo entonces? Veamos.
Una de las cosas buenas de la LOGSE (tenía también otras cosas buenas, aunque no muchas) fue poner de manifiesto la importancia de la «transversalidad». Esta palabra ha ido siendo arrinconada (especialmente por los supuestos entendidos en educación) por motivos que presumo sombríos. Uno de los motivos ha sido precisamente descartar que los contenidos de esta presunta o supuesta asignatura no se dispersen entre otras asignaturas. Esto de la dispersión de los contenidos en otras áreas ha causado horror a algunas de las principales mentes pensantes de la pedagogìa (¿pensantes?).
Sí, Dª Adela, yo me inclino claramente por la transversalidad, y en ningún caso por una asignatura (llámase como se llame).