Las Humanidades proporcionan beneficio económico y diseñan marcos de sentido que permiten a las sociedades comprenderse a sí mismas y orientar cambios hacia un auténtico progreso
Adela Cortina: Las humanidades «…ayudan a conocer reflexivamente la historia para poder encontrar el propio lugar en el mundo, la historia de cada país y la del género humano, que es ya sin duda intercultural. Permiten detectar en ella qué tendencias queremos cultivar desde los valores morales que preferimos, desde los principios éticos por los que debemos y queremos optar. Despiertan el espíritu crítico para arrumbar fundamentalismos y dogmatismos desde un uso público de la razón, propio de sociedades abiertas. Ayudan a forjar la propia conciencia, en diálogo, pero sabiendo que al fin es preciso asumir las propias decisiones y responsabilizarse de ellas. Orientan las investigaciones científicas y las aplicaciones técnicas desde principios éticos. Promueven la formación de profesionales, conscientes de las metas de su profesión. Propician el cultivo de la humanidad, del que hablaba Herder, la formación y no la mera instrucción, desarrollando la capacidad del juicio y del buen gusto, que abre la base de la comunicabilidad universal. Fomentan la imaginación creadora que nos permite trasladarnos a mundos nunca vistos y potenciar el sentimiento de simpatía por el que nos ponemos en el lugar de cualquier otro. Hacen posible superar la trampa del individualismo, que es falso, y fomentar el reconocimiento recíproco de los seres humanos como personas, haciendo patente que somos en relación. Colaboran en la tarea de sentar las bases de democracias auténticas, desde una ciudadanía madura, a la vez local y cosmopolita…»
Fuente: El País (24/09/2018)