«La Filosofía constituye la materia más acuciante de cualquier vida que pretenda ser vivida con una mínima conciencia de sí misma»
Tras haber aprobado la vuelta de la Filosofía a la ESO y Bachillerato, la reflexión ahora se centra en los contenidos que serían apropiados para incorporar en Filosofía e Historia de la Filosofía (en Bachillerato) y de Ética en la ESO.
Una consideración a tener en cuenta sería que «atizar a un adolescente con el imperativo categórico o el principio de identidad de los indiscernibles es el camino más corto para que nunca vuelva a interesarse por el pensamiento filosófico». Tal vez, «debiéramos olvidarnos también de esa obsesión por inculcar una veneración devota por las grandes figuras del pensamiento: la Filosofía nace de la admiración, pero no de la adoración. Por tanto, menos Platón y más problemas filosóficos, esos que interpelan a cualquier adolescente con una intensidad que luego van amortiguando las ficciones de la vida adulta. Resulta un fracaso clamoroso que precisamente la disciplina que ha hecho del cuestionamiento radical de la realidad su razón de ser no sea capaz de espolear la curiosidad de unos seres humanos que se encuentran en la edad de la problematización por excelencia. Los diálogos platónicos, en tal sentido, más allá de sus infinitas virtualidades de todo tipo, nos dan una pauta incomparable de cómo plantear una práctica concreta de lo que debería ser la Filosofía: preguntas y más preguntas, aprendizaje a no dar por sentado nada que no haya sido sometido a una estricta evaluación crítica. Desde luego, no toda opinión vale y la mayor parte de los razonamientos no son sino ilusiones groseras de la razón para dar por sentadas sus propias premisas. Precisamente, para eso debería estar la figura del profesor: para plantear los problemas, canalizar las discusiones, señalar los errores en los procesos discursivos, introducir las preguntas claves, incentivar el debate. Y al final, pero sólo al final, apuntar los planteamientos de los grandes pensadores. La Filosofía, en tal sentido, no debería ser otra cosa, en las enseñanzas medias, que una propedéutica al pensamiento»
Fuente: Diario de Sevilla (03/11/2018)
Espléndido artículo. Sencillo y al grano: Las consecuencias personales, sociales y políticas de un desprecio secular por el pensamiento en una España que pasa del pensamiento religioso a la pura pelea verbal… pasando por una enseñanza de la filosofía que no tiene nada de transformadora y que termina siendo un relleno de la cabeza como si fuera un trastero.
Mercedes García Márquez
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