Conocí personalmente a Florencia Luna en marzo, hace ya dos años, en la Universidad de La Laguna, en el Congreso Internacional de Bioética que nos reunió para hablar sobre vulnerabilidad, justicia y salud global. Aunque mi primer acercamiento a su trabajo fue anterior, cuando un año antes encontré sus referencias al estudiar sobre la maternidad en el entorno de la bioética.
Mi interés fue mayor cuando, sin buscarlo, encontré un pensamiento nuevo en las ideas de esta filósofa que conectaba con el proyecto creativo que yo desarrollaba en aquel momento. Y lo encontré, precisamente, en uno de sus trabajos más notables y cuya defensa vino a compartir con nosotros en aquel congreso, Vulnerabilidad: la metáfora de las capas (2008).
Florencia Luna nació el 16 de Mayo de 1962 en Buenos Aires, Argentina. Esta filósofa y máster en artes por la Universidad de Columbia es actualmente docente de la Universidad de Buenos Aires (UBA), coordinadora del área de bioética de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales e investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET).
Su madre Felisa de La Fuente era anticuaria y su padre Félix Luna historiador. Felix Luna responde a la pregunta sobre qué lugar ocupan las mujeres en su vida de la siguiente manera: “Muy importante. Tengo seis hermanas mujeres, yo soy el único varón; tengo tres hijas mujeres, no tengo varones; tengo cinco cuñadas mujeres. Mis mejores colaboradores han sido mujeres, mis mejores amigos han sido mujeres”. Es el mismo Félix Luna que en el año 1969, junto a Ariel Ramírez, hizo una selección entre cuarenta mujeres argentinas relevantes en la cultura de su país, destacando la de la poetisa Alfonsina Storni. Sobre sus textos y su vida compusieron la famosa “Alfonsina y el mar”, que en la voz de Mercedes Sosa cobra una dimensión particularmente bella.
Dejando las anécdotas y volviendo al trabajo de Florencia, hay que señalar que su propuesta es realmente novedosa porque pone el acento en la consideración del aspecto plural de las personas, su contexto, sus circunstancias individuales y su entorno. Ese sumar “capas” alrededor de las personas nos ayuda a entender, de forma separada y dinámica, lo que las hace vulnerables. Dice Luna: “No hay una sólida y única vulnerabilidad que agote la categoría, puede haber diferentes vulnerabilidades, diferentes capas operando”.
No es lo mismo una mujer de 25 años de clase media europea, que no desea continuar su embarazo, que una mujer de 17 años en un suburbio mexicano. La edad es una capa, el país, el contexto social y económico son otras y, actuando sobre cada una de ellas, podremos ir eliminándolas, una a una.
Este trabajo plantea una acción a gran escala, argumentando la necesidad de plantear el problema de la infertilidad directamente ligada a la salud de las mujeres y desarrollando una aproximación integral a su salud sexual y reproductiva. Y lo defiende insistiendo en la necesidad de hacerlo con una mirada amplia e inclusiva atendiendo a las necesidades de todas y en todos los ámbitos.
Florencia Luna está especialmente interesada en la condición de la mujer y su discriminación, la falta de respeto por sus derechos sexuales y reproductivos. Dice: “La penalización del aborto les afecta a todas. Viola sus derechos sexuales y reproductivos. Les niega autonomía y la posibilidad de autodeterminación. Les asigna un estatus inferior, al considerarlas seres incapaces de decidir sobre sus propias vidas y bienestar. Y a esto se suma una visión idealizada de la maternidad…” ( La Nación, 2018).
Es importante mencionar que en los años 90, en los inicios de su carrera, no se estudiaba bioética en filosofía y apenas en los ámbitos médicos. Aún así, Florencia Luna descubrió que había un seminario en el Hospital Mount Sinaí sobre el tema y allí confirmó que era su campo de interés. Al poco tiempo publicó su primer libro, con su colega y amiga Arleen Salles, Decisiones de vida o muerte (1995). Con Salles repetiría colaboración en Bioética: investigación, procreación, muerte y otros temas de ética aplicada (1998) y Bioética: nuevas reflexiones sobre debates clásicos (2008). En ambas publicaciones se analizan temas tales como la eutanasia, el aborto y otros temas de ética médica.
Cabe destacar su trabajo junto a Ruth Mackleen como codirectora del Programa de Capacitación en Ética de la Investigación en las Américas, con importantes aportaciones en el estudio del sida, la reproducción humana, la ética de la investigación y la salud pública.
Para Florencia Luna, la bioética es un espacio sin etiquetas ni rígidos estereotipos, en el que no se intenta ofrecer una respuesta para todo y sí se aspira a plantear una mayor variedad de cuestiones para el debate.
* Mónica Sardiña es alumna del doctorado interuniversitario en Investigación en Filosofía de la ULL.
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Fuente: Sección de Filosofía de la ULL