La pandemia rebaja los humos de nuestra presunta prepotencia tecnológica y nos recuerda que, afortunadamente, no somos dioses, porque nuestra fragilidad es nuestro mayor potencial y que debemos agradecer a nuestra inevitable interdependencia nuestro mejores logros. En medio de la desolación, COVID-19 podría hacernos más humanos. Al menos esto es lo que apunta Roberto R. Aramayo en su último artículo publicado en The Conversation: https://theconversation.com/covid-19-nos-recuerda-que-no-somos-dioses-y-es-una-buena-noticia-137128