A Diderot se le trataba en términos políticos con cierta condescendencia. Después de todo, se creía que él no había escrito nada equivalente al Espíritu de las leyes de Montesquieu o al Contrato social de Rousseau. Estas contribuciones a la Historia de las dos Indias publicadas anónimamente hacen ver que no es así, como también lo testimoniaban algunas obras publicadas que Diderot publicó en vida, como la Refutación de Helvecio o el Ensayo sobre Séneca. Diderot, admirador de Montesquieu, define la ley como su maestra en el artículo «Legislación» de la Enciclopedia, es decir, es de los primeros intelectuales en pedir la separación de poderes y la monarquía constitucional. En otros artículos acuña el concepto de voluntad general que suele atribuirse erróneamente a Rousseau, seculariza el concepto de ciudadano, habla de la desigualdad en las ciudades y afirma taxativamente que «nadie ha recibido de la naturaleza el derecho de mandar sobre otros». Todas estas ideas, que habían acompañado a Diderot desde siempre, eclosionan en sus contribuciones políticas a la Historia de las dos Indias traducidas aquí por primera vez en español.
Fue una figura decisiva de la Ilustración como escritor, filósofo y enciclopedista francés. Reconocido por su empuje intelectual y su erudición, por su espíritu crítico así como su excepcional genio, marcó hitos en la historia de cada uno de los campos en los que participó: sentó las bases del drama burgués en teatro, revolucionó la novela con Jacques le fataliste o La religiosa y el diálogo con La paradoja del comediante, y, por otra parte, creó la crítica a través de sus salones. En conjunto con Jean-Baptiste le Rond d’Alembert alentó, supervisó la redacción, editó y compiló una de las obras culturales más importantes de la centuria: la Encyclopédie ou Dictionnaire raisonné des sciences, des arts et des métiers, obra magna compuesta por 72 000 artículos, de los cuales unos 6000 fueron aportados por el propio Diderot.
En el transcurso de su vida como intelectual, Diderot se dedicó a los más distintos ámbitos de la ciencia; sus intereses abarcaron áreas de la química, de la física, de las matemáticas, así como también, y sobre todo, de la historia natural, la anatomía y la medicina. Por todo ello, Diderot fue uno de los autores filosóficos más polifacéticos e innovadores del siglo XVIII, manteniéndose al tanto y participando activamente de las principales discusiones y formación de teorías en su época.
Sus primeras obras filosóficas (Pensamientos filosóficos, Carta sobre los ciegos) traslucen un pensamiento crítico, escéptico, sensista, radicalmente empirista y deísta. A partir de su fundamental Interpretación de la naturaleza (1753) y de Conversaciones entre d´Alembert y Diderot (1769), El sueño de d´Alembert (1769) y Principios filosóficos sobre la materia y el movimiento (1770), adopta el materialismo como sistema, junto con un monismo al estilo de Spinoza y evoluciona hacia el ateísmo.
Roberto R. Aramayo: Profesor de investigación en el Instituto de Filosofía del CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas). Director de la revista Isegoría, editor principal de la revista electrónica Con-Textos Kantianos y director de las Colecciones Diálogos con Clásicos europeos, Theoria cum praxi y Ciencia, Moral y Sociedad (Plaza y Valdés). Como historiador de las ideas morales, aparte de sus libros, artículos y colaboraciones en volúmenes colectivos, ha publicado asimismo diversas introducciones a sus ediciones críticas, habiendo traducido al español a Federico el Grande, Voltaire, Diderot, Rousseau, Kant, Schopenhauer y Cassirer.
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