Compartimos la siguiente Carta abierta de la AAFi, miembro de la REF, dirigida a la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía:
«LA FORMACIÓN DEL PROFESORADO: LEJOS DEL REINO DE LOS FINES.
Hace unos años pudimos leer en la prensa, con una amplia sonrisa en los labios, la respuesta del Departamento de Filosofía de la Universidad de Oxford al requerimiento de las autoridades académicas sobre las medidas pedagógicas que había decidido adoptar para hacer frente a las nuevas condiciones y retos de la sociedad digital. Los filósofos oxonienses desestimaban la urgencia de implantar los procedimientos telemáticos y se aferraban al éxito que ha cosechado el método socrático desde el siglo V a. de C. ¿Para qué cambiar, si la cosa funciona? El método es un “camino hacia” que nos hace progresar sin error, en el contexto de todo saber, como diría Descartes. Pero el problema, a nuestro juicio, es el “hacia”, el universo conceptual, emotivo y práctico que se pretende explorar, desentrañar y hasta desmenuzar. La técnica –en este caso, la técnica que se aplica a la enseñanza- tiene sólo un carácter instrumental, muy lejos del reino de los fines a los que apela Kant, entre otros. Mas si nos enrocamos en técnicas tan antiguas serán muchos los que nos acusen de conservadores, inmovilistas y hasta de reaccionarios. En cualquier caso, seamos apocalípticos o integrados, la cuestión reside en la pregunta: ¿qué es lo que hay que enseñar? ¿para qué trazamos las sendas del conocimiento?
Como desde Sócrates también pesa sobre los hombros de los filósofos la acusación de ser un grupo de malvados corruptores de la juventud y estamos habitualmente enredados en tareas tan perversas como son aquellas que facilitan el desarrollo del pensamiento libre, crítico y creativo, la acción comunicativa y el diálogo entre nuestro alumnado (para que surja el consenso o el disenso, vaya usted a saber), nuestras palabras pueden parecer descentradas e incluso momificadas, sobrevolar las nubes de la sátira de Aristófanes o condenar al infierno de Dante a los que se atreven a saber. Muy al contrario, la filosofía –al igual que la ciencia- se asienta sobre una larga historia en pos de la sociedad del tecno-conocimiento, en dura pugna con el escepticismo más visceral –que, por cierto, también es un modo de entender la filosofía. Y puede ser uno de los goznes para la construcción de una democracia electrónica capaz de combatir la apatía y el desencanto político, en sintonía con la humanización del ciberespacio.
De un modo más modesto, también nos hemos sentado recientemente en el trono en el que se depositan las raíces de la historia e incluso sobre la tumba del venerado teólogo y obispo de Ávila y Jaén, Diego de los Cobos y Molina. Ha sido en la zona del altar de la capilla del antiguo Hospital de Santiago de Úbeda, obra cumbre del genial arquitecto renacentista Andrés de Vandelvira, los días 10, 11 y 12 de septiembre, con motivo de la celebración del XIII Congreso de la Asociación Andaluza de Filosofía con el título “Filosofía viva española”. Allí nos hemos congregado unas cien personas en una auténtica fiesta del pensamiento crítico, creativo y practicado. La Asociación Andaluza de Filosofía (www.aafi.es), se fundó el 23 de diciembre de 1995 y es una asociación de carácter cultural y sin ánimo de lucro, socio de pleno derecho de la Red Española de Filosofía (REF). La Asamblea Fundacional de la AAFi recogió la voluntad asociativa de un grupo de profesores y profesoras de Andalucía gestada durante el Congreso Nacional de Filosofía, I. ¿Para qué Filosofía?, celebrado en Granada en septiembre de 1995, y en la actualidad forman parte de ella 139 socios, mayoritariamente profesores y profesoras de universidad y enseñanza secundaria de la Comunidad Autónoma Andaluza. La AAFi ha desarrollado, desde su fundación y como una de sus actividades centrales la organización de un Congreso de Filosofía. Hasta la fecha la AAFi ha organizado doce Congresos en distintas ciudades andaluzas, interviniendo en ellos destacadas figuras del panorama filosófico nacional como Fernando Savater, Celia Amorós, Pedro Cerezo, Concha Roldán, Javier Sádaba, Rosa Mª Rodríguez Magda, Valeriano Bozal, Ana de Miguel, Antonio Escohotado, Alicia H. Puleo, Carlos Thiebaut, Francisca Pérez Carreño, Reyes Mate, María José Guerra, Félix Ovejero, Javier Echeverría, Víctor Gómez Pin. Jesús Zamora Bonilla, José Luis Villacañas, Antonio Diéguez, Juan José Acero, Jorge Riechmann, Antonio Campillo, Julio Quesada, José Barrientos o Manuel Barrios. Tras el primer Congreso de temática diversa, se han abordado cuestiones de interés filosófico tales como II. “El legado intelectual de Giner de los Ríos y la Institución Libre de Enseñanza” (Ronda, 1998), III. “Ética y derechos humanos” (Sevilla, 2000), IV. “Los retos de la globalización” (Jaén, 2002), V. “Medio ambiente y desarrollo sostenible” (Doñana, 2004), VI. “Filosofía y democracia” (Almería, 2006), VII. “Cuerpo, mente y cultura” (Jerez de la Frontera, 2008), VIII. “Arte y Filosofía en el siglo XXI” (Málaga, 2010), IX. “Filosofía, diálogo y memoria” (Córdoba, 2012), X. “Filosofía en tiempos de crisis” (Sevilla, 2014), XI. “Filosofía y religión. Retos y desafíos actuales” (Granada, 2016), XII. “Filosofía, Mujeres y Naturaleza” (Sevilla, 2018) y XIII. “Filosofía viva española” (Úbeda, 2021).
Lo mejor de los Congresos de la AAFi es que están vivos. No son, como tantos otros, parte de una gris cadena de producción de méritos académicos. El libre juego de las facultades kantiano no se agota en las sesiones plenarias sobre un tema de actualidad o de profundas raíces históricas. Prosigue por la calle, en los diálogos improvisados y en camino de vuelta a los alojamientos o compartiendo los festines de gastronomía andaluza en desayunos, comidas y cenas con asistentes y ponentes. Con el paso del tiempo, como nos recuerda uno de nuestros socios más queridos, el profesor José Biedma López, al trabajar juntos, codo con codo, nos hemos hecho amigos. Por cierto, José Biedma –socio fundador de la asociación- ha sido el coordinador del Congreso de Úbeda.
En los doce Congresos anteriores hemos recibido el apoyo directo o indirecto de las Universidades Andaluzas y de la Administración Autonómica o Local (como entidades coorganizadoras o colaboradoras) y dichas actividades se han incluido en la oferta formativa de los Centros de Profesorado, al ser el profesorado de Secundaria el grupo mayoritario de asistentes a las mismos y parte fundamental de una de las Mesas, dedicada a la “didáctica de la Filosofía”. En Úbeda, hemos disfrutado además de dos magníficos talleres de filosofía práctica. Sorprendentemente, no hemos contado esta vez con la colaboración de la Consejería de Educación y Deporte de la Junta de Andalucía, a pesar de que el Sr. Consejero había aceptado la invitación para presidir el Congreso, delegando su asistencia posteriormente en el Director General de Formación del Profesorado e Innovación Educativa.
¿Cuáles son las razones que aduce en su informe la Jefa de Servicio de Planes de Formación (Dirección General de Formación del Profesorado e Innovación Educativa), en clara contradicción con la buena disposición de la Secretaría General de la Consejería? Al parecer, el calendario de las actividades no es adecuado, los objetivos no están claramente definidos, no es una actividad de formación del profesorado y no responde a las necesidades actuales de formación permanente del profesorado andaluz. Nos llena de tristeza constatar que un encuentro como el nuestro, de contrastado nivel intelectual, humano y pedagógico, pueda ser desestimado alegremente como una actividad formativa saludable para el profesorado andaluz.
Aunque se pueda pensar que la actualización científica de los participantes en un congreso sobre filosofía española dotada de vida no sea un reclamo suficiente para los gestores de nuestra formación –compartiendo la visión estereotipada del formato de estos encuentros en el pasado como un lugar y ocasión en los que se calentaba la silla o se empleaban para hacer turismo académico-, pensamos que han pecado esta vez de cierta miopía institucional. Pobre es el futuro de un profesorado huérfano de pensamiento crítico y creativo, a punto de sumergirse en las arenas movedizas y paralizantes de la esclerosis psicopedagógica o la adoración del becerro de oro de las nuevas tecnologías y los recursos telemáticos, considerados como un fin en sí mismo. En cualquier caso, recordamos a nuestros gestores que el proyecto de nuestro Congreso permitía desarrollar todas las competencias, sus resultados se publicarán en nuestras dos revistas electrónicas indexadas ALFA y El Búho, y que la comunicación instaurada en las sesiones del mismo no fue unidireccional, aunque siempre nos falta tiempo en los debates. A los filósofos andaluces nos gusta el diálogo racional y construir el pensamiento de forma activa, y somos muchos los que tratamos de combatir la lacra del individualismo posmoderno dando alas al movimiento asociativo, pasando hegelianamente del yo al nosotros.
LA JUNTA DIRECTIVA DE LA ASOCIACIÓN ANDALUZA DE FILOSOFÍA»
Esta Carta abierta puede descargarse en el siguiente enlace: