La educación siempre ha estado ligada a la filosofía: los diez libros de la República de Platón, donde Sócrates educa a sus interlocutores preguntándoles una y otra vez en qué consiste una buena educación, dan cuenta de esta relación. Una formación filosófica exige muchas horas, tan necesarias como solitarias, de estudio serio y deliberado frente a una pléyade de autores. Sin embargo, la competencia filosófica requiere el trato con los demás: no solo hay que conocer el contenido, también hay que aprender la forma de transmitirlo.
Los seminarios de la torre del Virrey, compuestos de una exposición sucinta sobre un tema y una conversación posterior (abierta a la participación de toda persona que tenga algo que decir o que preguntar), completan la formación filosófica de la lectura solitaria con el diálogo, sin olvidar nunca que lo que hacemos no deja de ser una reunión entre amigos que tratan de pensar hasta el final, con el propósito de hacerse mejores mientras intentan hacer mejores a los demás. Convencidos de que, en una época fuertemente audiovisual como la nuestra, la oralidad y la conversación también merecen memoria, generosidad y cuidado de la forma, empezamos a grabar los seminarios y a subirlos a la red.