25, 26, 27 y 28 de noviembre de 2013
Facultad de Filosofía – Universitat de Barcelona
(Nuevo plazo de presentación de comunicaciones: 10 de octubre)
Presentación
Aunque nacido en la modernidad, el marxismo surgió como crítica a la misma, y por tanto postuló su alternativa; el postmodernismo, con toda la ambigüedad del significante, expresa la autoconciencia del fin de la modernidad, su reconocimiento de la disolución de todos los anclajes fijos, que ayer se postulaban trascendentales y hoy se revelan históricos y contingentes. Marxismo y postmodernismo, pues, estaban llamados a encontrarse y a disputarse el después, el ahora. En la crisis de la modernidad ésta había de confrontarse de nuevo, ahora desde su pragmática y transgresora metamorfosis contemporánea de la mano de post-nietzscheanos y post-heideggerianos, con el viejo crítico de sus fetichismos, de sus máscaras y sus apariencias. Si la modernidad es, –¿y qué otra cosa si no?–, la producción capitalista, el estado liberal democrático y la ideología humanista, su confrontación con el marxismo, con su proyecto teórico y su alternativa práctica, con escenarios y vestuarios propios de cada tiempo, no parece tener ocaso. El momento “post” de la modernidad sólo reactiva al viejo enemigo que parecía languidecer.
En nuestros días marxismo y postmodernismo son las dos corrientes filosóficas que tienen algo que decir del presente y del futuro; por razones muy distintas, las dos posiciones filosófico políticas son actuales, a la altura de los tiempos. Una, bajo apariencia rupturista y transgresora, suministra representaciones ontológicas y valoraciones éticas y estéticas adecuadas a la reproducción de las formas de vida que inevitablemente determina el capitalismo global consumista; la otra, fiel a su oficio de “viejo topo”, revela los nuevos significantes de los discursos emancipatorios y las viejas máscaras de las nuevas metamorfosis. Las dos posiciones filosóficas se disputan la “muerte de dios”; las dos se debaten en torno a la “muerte del hombre”; las dos se enfrentan en torno a la posibilidad de la comunidad reconciliada, a la pérdida del sentido, al fin de la historia ambas. Con múltiples variantes de sí mismas e hibridaciones complejas y forzadas hegemonizan la escritura de la página más actual de la historia de la filosofía, de la lucha política en filosofía. Sin duda en el espacio académico y cultural de nuestras sociedades están vivas otras corrientes, de raíz moderna e incluso clásica; pero, a pesar de su potente presencia académica, incluso de su hegemonía institucional, son proyectos supervivientes, con un paso en el desbarrancadero del anacronismo. Supervivientes aunque nobles, dignos, heroicos, pues al fin parecen sobrepasados por la historia; sea cual fuere el atractivo que ejerza sobre nosotros su destino trágico, sea cual fuere el juicio práctico que nos merezcan, pertenecen definitivamente al ayer, a la memoria histórica; son meros referentes de nostalgia y lugares desde donde ejercer el juicio crítico al presente.
El problema filosófico contemporáneo gira en torno a la cuestión ontológica de la “erosión del ser”. Es la tesis que une a las diversas familias del postmodernismo; el debilitamiento ontológico, la ontología de la indeterminación, está en el fondo de las apuestas ontológicas por la diseminación, la contingencia, el acontecimiento, el casualismo o la narratividad, etc. Pero, ciertamente con otro sesgo, la disolución de la ontología fuerte, de las esencias, ya fue puesta en cuestión por la filosofía de la praxis marxista, reduciendo el ser, incluso el ser de la subjetividad, a producto histórico de la actividad social de los seres humanos. Postmodernismo y marxismo, por tanto, tienen su lugar de honor en la crisis de la modernidad, en el más allá de la modernidad: ambos, aunque cada uno a su manera, nada inocente, acaban con los transcendentales, los referentes fijos, las teleologías y las determinaciones desde la transcendencia. Pero, como si fueran sus señas de identidad, el postmodernismo, que llega hasta lo “post-político”, hasta la orgía indeterminada de la política sin estado, cumple la máxima de no usar el nombre de dios en vano, no mencionando la palabra mágica, “post-capitalismo”; precisamente lo que da sentido al modelo de emancipación que configura el marxismo.
Hoy tenemos la inmediata e insoportable experiencia de la “erosión del ser”; incluso comenzamos a sentir en nuestros cuerpos el “pensamiento débil”. Existencialmente es un factum que determina cada vez más intensamente la vida cotidiana y gana reconocimiento y apología en las plumas filosóficas. La cuestión abierta es si esa flojera ontológica que nos desplaza a una concepción del ser fragmentado, líquido, precario, es la nueva verdad, la visión correcta de las cosas, que legitima e incluso “propone” -¡prohibido prescribir!– vivir en la inmediatez, diluir las oposiciones y conflictos, fluidificar los modelos y criterios, cultivar la degustación, etc., o si, por el contrario, esa erosión del ser es un efecto ontológico del triunfo brutal de la tecnología capitalista de nuestros días. Porque, bien mirado, el ser sólo puede ser pensado como indeterminación por un sujeto poderoso, que lo ve a su merced, obra suya, maleable con sus manos. Y esa forma de conciencia sólo aparece en el capitalismo, con su enorme poder para destruir el mundo o de recrearlo como un demiurgo arbitrario.
Hemos pasado de acoplar nuestros conocimientos a las leyes del mundo para sobrevivir, a imponerle al mundo nuestra voluntad. Hoy hemos superado el obstáculo divino: el de desnaturalizar lo natural, manipulando el ADN de las especies. El ser es ya un ser para “nosotros”, aunque este nosotros no es ya humano; al contrario, nosotros los humanos somos también desnaturalizados en nuestras relaciones con las cosas del mundo. El capitalismo global de consumo nos impone una relación de provisionalidad e inmediatez tanto con los objetos materiales, como con los sentimientos, con las ideas y con la vida misma; le va en ello su supervivencia. El efecto es contundente: las cosas humanas, materiales o espirituales, pierden entidad, sustancialidad, y devienen objetos de prêt-à-porter, de usar y tirar, de funcionalidad ambigua, de consistencia dudosa. Pues bien, ese es el terreno práctico de enfrentamiento entre marxismo y post-modernismo: dos maneras distintas de vivir la crisis de la modernidad, dos maneras opuestas de afrontar la cuestión del capitalismo y las instituciones políticas y culturales desde unas posiciones ontológicas cercanas en la superficie.
Por eso nuestras próximas Jornadas de Filosofía Política las dedicaremos a Marxismo y post-modernismo; así nos hacemos eco de un debate filosófico que ya está abierto y que intuimos (aunque las intuiciones no son una fuente de autoridad en la reflexión filosófica) ganará presencia y radicalidad en las próximas décadas. Os invitamos, pues, a debatir estas cuestiones con nosotros. Y, de paso, recoger el premio de visitar nuestra bella ciudad de Barcelona, donde el marxismo siempre encontró buena tierra y el postmodernismo ha florecido ferazmente de la mano del “estado del bienestar”, hoy diezmado, –¿quien lo diría?–, con criterios y argumentaciones “modernos”. Os esperamos.
Funcionamiento
Las X Jornadas Internacionales de Filosofía Política 2013, organizadas por el Seminario de Filosofía Política de la Universidad de Barcelona, se celebrarán los días 25, 26, 27 y 28 de noviembre de 2013 en la Facultad de Filosofía de la Universidad de Barcelona.
Las Jornadas estarán organizadas en dos tipos de actividades: mesas de comunicaciones y sesiones plenarias. Las sesiones plenarias se realizarán en horario de tarde y en ellas participarán investigadores invitados de reconocido prestigio y tendrán el formato de conferencia con réplica. Las mesas de comunicaciones se celebrarán en horario de mañana. En las mismas se presentarán y debatirán las comunicaciones seleccionadas, un máximo de 6 comunicaciones por día para dar un tiempo razonable de debate.
Atención: el nuevo plazo de envío de comunicaciones está abierto hasta el día 10 de octubre de 2013.
El formato de las comunicaciones: deberán tener una extensión máxima de 10 páginas, letra Times New Roman, 12 puntos y espacio y medio de interlineado. Deberán ser escritas con su resumen al principio de máximo 10 líneas, 5 palabras clave, con pies de página, citas y bibliografía utilizada. Asimismo, deberán ser enviadas sin ningún tipo de referencia al autor/a, para facilitar su evaluación anónima. En un documento aparte se especificará el título de la comunicación, el autor, su adscripción académica, unas breves líneas curriculares, una dirección de e-mail y un teléfono de contacto. Ambos documentos se deberán enviar a: comunicaciones.jornadasfp@gmail.com (no se aceptarán comunicaciones enviadas a otras direcciones de e-mail).
Evaluación y aceptación. Todas las comunicaciones serán evaluadas por dos evaluadores anónimos. Durante la primera semana de octubre se comunicará a los autores el resultado. La aceptación conllevará su presentación en las jornadas y su publicación en Astrolabio. Revista internacional de filosofía, http://www.raco.cat/index.php/Astrolabio (ISSN 1699—7549), (salvo manifestación contraria del autor). La organización proporcionará y correrá a cargo de los gastos del alojamiento de los comunicantes (exclusivamente y max. 3 días) que habrán de confirmar su asistencia.
Presentación de las comunicaciones: los participantes dispondrán de 30 minutos, incluyendo el tiempo de debate. Todas las comunicaciones aceptadas estarán disponibles en la web para su lectura con varias semanas de antelación a la celebración de las Jornadas.
En nuestra web de las Jornadas irán apareciendo progresivamente las novedades e informaciones: www.ub.edu/demoment