¿De qué nos reímos cuando nos reímos? ¿Cuál es el papel atribuido a la comedia en
las ciudades desde Platón? ¿Cuál es su significado político? ¿Qué posibilidades de
expresión inéditas inaugura la comedia? ¿En qué consiste la singularidad y la
gravedad filosófica de su lenguaje? ¿Cuál es su capacidad para transformar las normas
sociales o transgredir el orden establecido? ¿Son la ironía y la risa únicamente
estrategias para burlar la eficacia de la censura? ¿En qué reside el valor crítico del
bufón en los círculos del poder? ¿Quiénes son los bufones de nuestra época? ¿Cuál es
la diferencia entre la sonrisa de la ironía, la mueca del cínico y la carcajada histérica?
¿Cómo el absurdo permite acceder a perspectivas desconocidas de la verdad?..
Frente a la presunta seriedad del sabio –el sabio se detiene al borde de la risa como al
borde de la tentación, (Baudelaire)–, la máscara cómica parece pertenecer
inseparablemente a la condición humana. No hay comicidad fuera de lo humano, nos
recuerda Bergson, y la risa, por su parte, es una parte fundamental de la construcción
de la vida en común, pues requiere siempre el eco del Otro. Lo cómico permite unir
representaciones que son extrañas por completo (Lipps), mostrar la incongruencia
entre un concepto y la cosa que representa (Schopenhauer), resolver una tensión
(Hegel), suspender las leyes de lo verosímil o bordear un límite – moral, lingüístico,
estético, etc.– con toda la potencia de un juego en el que el jugador es una mera
ocasión para que el juego mismo se presente en el Theatrum Mundi.
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