Tomarse la equidad en serio implica revisar el papel asignado a las fronteras territoriales. Solo desafiando las fronteras territoriales cabe redefinir las fronteras de la justicia a escala global. Hay fronteras que son muros infranqueables, mientras que otras resultan invisibles. Las hay móviles, subcontratadas, internas y externalizadas. El concepto clásico ha mutado. Resulta poco realista pensar en un mundo sin fronteras, pero es preciso pensarlas de otro modo.
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