La educación durante la pandemia se ha convertido en uno de los grandes temas de debate durante la pandemia, y los niños, uno de los colectivos que más la han sufrido. Las clases al aire libre pueden ser la respuesta a ambos problemas.
Desde que comenzó la vuelta al cole, son muchas las voces que han propuesto la educación al aire libre. En medio de la crisis sanitaria creada por el coronavirus, impartir asignaturas en espacios abiertos podría suponer una reducción exponencial del riesgo de infección de la COVID-19, ya que cada vez la evidencia se inclina hacia la teoría de que el virus se puede transmitir por aerosoles. Bajo esta premisa, los espacios cerrados y mal aireados el contagio del virus aumentarían la probabilidad de contagio con respecto al aire libre.
Pero sus beneficios no se quedan únicamente ahí. Las clases al aire libre podrían hacerse en entornos naturales y verdes, algo que múltiples estudios han demostrado como positivos para los alumnos. Federico García, de la organización SEO/Birdlife, apunta que “hay estudios hechos que demuestran que, en contacto con la naturaleza, a los chavales que están en formación les genera beneficios como una mayor concentración, un menor grado de estrés, de posible conflictividad, etc.”
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