Como era de esperar, Filomena (el mayor temporal de nieve en lo que llevamos de siglo) ha hecho aflorar a los «escépticos» del cambio climático. De periodistas abonados al «misterio» hasta presidentes de Comunidades Autónomas que están perdiendo sus glaciares a pasos agigantados, los comentarios escépticos, cuando no abiertamente negacionistas, se pronuncian abiertamente. Frente a esto, es necesario decir alto y claro, como hace Queralt Castilllo Cerezuela en esta pieza para Climática, que Filomena también es cambio climático.
Más allá de las nevadas que han asolado parte de la península ibérica y de los pronósticos meteorológicos, que no solo se han cumplido, sino que se han superado con creces, hay que averiguar qué relación tiene la borrasca Filomena con el cambio climático
Si bien no se puede afirmar que la Filomena sea una consecuencia de la crisis climática, sí está comprobado que cuando las temperaturas medias varían (en este caso, aumentan), los eventos excepcionales también lo hacen y no hay que despistarse: estas nevadas no deben hacer olvidar que 2020 fue el año más cálido jamás registrado, según los últimos datos del Servicio de Cambio Climático Copernicus (C3S).