En París surgió una cierta magia que dio una dimensión histórica a la cumbre del clima número 21. Se fraguó allí, entre otras cosas, el acuerdo que iría a remplazar el protocolo de Kioto cuando expirara en 2020.
El 12 de diciembre de este 2020 se ha cumplido el quinto aniversario del Acuerdo de París, un aniversario empañado por unas emisiones de gases con efecto invernadero que siguen creciendo y por una pandemia que ha forzado la cancelación de la cumbre anual número 26, que se celebrará en Glasgow el año que viene.
En París se evitó imponer y se animó a que cada país hiciera su mejor propuesta y su análisis más honesto de sus emisiones reales y futuras.
El Acuerdo de París establece un marco global para evitar un cambio climático peligroso. Buscaba mantener el calentamiento global por debajo de los 2 °C e incluso aunar esfuerzos para limitarlo a 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales. También pretendía reforzar la capacidad de los países para hacer frente a los efectos inevitables del cambio climático y estableció mecanismos para apoyarlos en sus esfuerzos.
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