La adaptación al cambio climático, empleando principalmente soluciones basadas en la naturaleza, es una estrategia fundamental para hacer frente a la crisis climática. El informe de la ONU lo deja claro: vamos demasiado despacio. Lo leemos gracias a Alba Mareca, en Climática.
A pesar de que la mayoría de los países cuentan con planes, estrategias, leyes o marcos en materia de adaptación al cambio climático –con grandes diferencias entre ellos–, los progresos en este sentido no responden a la urgencia de la crisis climática. Lo ha puesto en evidencia este jueves la ONU a través de su informe anual sobre la Brecha de Adaptación, esta vez correspondiente a 2020, un año que, sin duda, está marcado por la pandemia, pero en el que los desastres climáticos han supuesto un coste de 127.000 millones de euros, 3.500 muertes y más de 13,5 millones de desplazamientos.
En ello incide este informe desde un principio: «Los efectos del cambio climático persisten, sin verse afectados por la pandemia. El 2020 ha sido uno de los años más calurosos de la historia: según los datos registrados, más de 50 millones de personas en todo el mundo se han visto afectadas directamente por inundaciones, sequías o tormentas; y los incendios forestales han arrasado con mayor intensidad en países como Australia, Brasil, Rusia y Estados Unidos, entre otros».
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