Elisa Pérez Rosales*
Filósofa feminista, investigadora, escritora. Doctora en Filosofía por la Universidad Complutense de Madrid, es profesora de la Universidad Nacional de La Plata, Argentina. Está considerada una de las pioneras en los Estudios de Género en Argentina. Fue co-fundadora de la Revista Hiparquía y de la Revista Mora y tiene una marcada influencia de Judith Butler. Recibió el premio nacional Fundación Konex en 2016.
Mi acercamiento a la obra de Mª Luisa Femenías comienza a finales de la década de los noventa, interesada en el discurso académico filosófico feminista latinoamericano. He tenido la oportunidad de escucharla y conocerla personalmente. Es una de las pensadoras que ha teorizado en el marco de la narrativa feminista sobre la conceptualización de la “inferiorización” de las mujeres en el corpus filosófico aristotélico. Como fundador de las metáforas sobre la sumisión de las mujeres.
Posteriormente, me he adentrado con más profundidad en sus textos, con un interés muy concreto, por un lado, desde una óptica decolonial y, por otra, desde la conceptualización de la “subalternidad”, haciendo referencia a las escasas cotas de representatividad de las mujeres en los espacios de poder. La corriente decolonial, o proyecto decolonial, se ha situado como uno de los grupos de pensamiento crítico más activo de América Latina, el cual entiende que la modernidad entró en Latinoamérica de la mano de la colonización. Lugar que ha ocupado el nuevo enfoque de la subalternidad en el complejo mosaico que constituye, en la actualidad, el pensamiento feminista, donde la subalternidad se configura como el estudio del propio feminismo. Tal y como sostiene Femenías en su artículo de 2015 “Una mirada desde Latinoamérica: Feminismos, movimiento de mujeres y postcolonialidad”:
“Me sumo a algunas objeciones formuladas por teóricas feministas (decoloniales y no-decoloniales), que apuntan a cuestiones más o menos precisas. […], la propuesta decolonial hegemónica ignora o minimiza la subalternización de las mujeres”.
Sin perder de vista que los discursos feministas se han volcado en un debate apasionante e inagotable sobre cuestiones filosóficas de gran calado, tales como la libertad y la subjetividad en relación con la aportación de la condición subalterna. De ahí que desde la filosofía y desde los estudios feministas, se haya configurado un marco apropiado para la realización de un análisis de los diferentes hechos sobre lo que se construye el esquema de dominio hegemónico sobre las mujeres en las diferentes etapas históricas.
Mª Luisa Femenías, desarrolla un línea de pensamiento original y originario, tal como ella misma define al movimiento feminista latinoamericano, pues parte de su propia situación y localización, desarrollando un pensamiento contextualizado, el cual expresa la realidad más inmediata introduciendo características propias como la complejidad, diversidad, pluralidad y multiplicidad étnica-cultural, a través de la cual, introduce la interseccionalidad como categoría de análisis a través del género, la clase y la etnia. Otra característica que define este pensamiento feminista latinoamericano, es la heterogeneidad.
Resaltar, los niveles de clasificación que postula para la diversidad de los feminismos que considero muy interesante, señalando el vacío, que en muchas ocasiones, existe entre estos niveles:
• Un nivel teórico
• Un feminismo militante
• Un feminismo espontáneo del movimiento de mujeres
La transformación social que ha supuesto los feminismos ha situado a las mujeres y hombres en un presente que supone una continua redefinición de la realidad. Para que el proyecto sea efectivo, se deben instaurar vías de comunicación y enlaces entre la teorización feminista construida desde la academia y la militancia como expresión vindicativa que se ejerce en las calles. Esta diferencia que se establece entre teoría y praxis, debe suponer, sobre todo, debates y reflexiones, pues la militancia y la vindicación se nutren necesariamente de la reflexión teórica. Y es que una no puede existir sin la otra. Después de todo, la praxis prueba la idoneidad de la teoría. Mirándolo desde este punto de vista, una vez más se revela la urgencia de crear vínculos que ayuden a pensar el presente y, a afrontar los nuevos retos que plantean las urgencias de nuestra contemporaneidad.
La agencia feminista demuestra su pertinencia ante la crisis sistémica en la que la sociedad en pleno está inmersa. No se pueden establecer teorizaciones alejadas de la realidad, pero tampoco es viable la acción en la calle sin ese marco teórico reflexivo que sustente las diversas reivindicaciones. Por lo tanto, puedo afirmar que tanto la teoría como la praxis son, y deben ser, caras de una misma moneda en lo que a reivindicación de derechos de las mujeres se refiere.
Entre los nuevos paradigmas de interpretación en los que se redefinen constantemente las acciones y categorías, la presencia de los feminismos en todos los ámbitos de la sociedad es fundamental para repensar la idoneidad de los sentidos políticos. Principalmente porque las propuestas de las diferentes corrientes del feminismo ayudan a repensarse a sí mismas y a repensar el modelo de sociedad en el que viven y por el que luchan. Sea como fuere, esto no quiere decir que implique homogeneidad, sino al contrario, disputan y reflexionan desde la heterogeneidad, entendiendo ésta en todos los casos como una fuente de riqueza discursiva y de posicionamientos. En último extremo se trata de explicar las nuevas realidades en las que el sujeto situado se conforma en un nuevo escenario que complejiza el movimiento feminista tal y como se conocía hasta el momento.
* Elisa Pérez Rosales es doctora en Filosofía por la ULL.
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Fuente: Sección de Filosofía de la ULL
Ilustración: Julio Picatoste Vázquez