La tesis doctoral que Omar Linares ha defendido en la Universidad de Granada propone utilizar la filosofía como terapia, una apuesta por recuperar la esencia que tenía esta disciplina en Grecia y Roma para trabajar con valores, y que es una tendencia al alza en Europa y, cada vez más, también en España.
Lo de ponerle filosofía a la vida ha dejado de ser ese consejo con el que cerrar el relato de problemas de un amigo para convertirse en una opción similar a la de recurrir a un psicólogo para encontrar respuestas.
La Real Academia de la Lengua recuerda que filosofía es, además de esa asignatura llena de nombres antiguos que se estudia en letras, la «fortaleza o serenidad de ánimo para soportar las vicisitudes de la vida. Manera de pensar o de ver las cosas».
Y es precisamente esta definición la que sustenta la tesis doctoral de Omar Linares, que ha defendido en la Universidad de Granada el uso de esta materia como terapia.
En estos tiempos en los que se requiere de estoicismo para estudiar carreras como Filosofía, Linares ha descrito su uso como terapia frente al malestar existencial, una tendencia que se ha asentado en Europa, que toma cada vez más protagonismo en España y que practica desde su empresa «Thelos» desde hace cinco años.
Linares, doctor en Práctica Filosófica Individual, es además asesor filosófico desde una consulta en la que ayuda a sus clientes a combatir el vacío existencial y ese estado en el que no se encuentra significado a la vida.
«Sí es parecido a acudir a la consulta de un psicólogo pero no se tratan trastornos porque no tenemos ni la autoridad de decir que hay un problema mental, lo que se hace es un trabajo en valores», ha explicado a Efe Linares, uno de los exponentes en España de este uso de la filosofía.
Las terapias filosóficas se sustentan en el diálogo, «en preguntar al consultante para que sea él el que dé con su propia filosofía, porque todos tenemos una», ha añadido.
«Nuestro trabajo ayuda al autoconocimiento para que cada uno extraiga su propia filosofía con la ayuda que da la perspectiva y el objetivo de adquirir bienestar, serenidad, con un formato parecido al de una consulta con un psicólogo», ha detallado este experto, que se ha formado con asesores filosóficos reputados.
Linares ha recordado que esta corriente nació en Alemania en la década de los sesenta y se popularizó después con obras como «Más Platón y menos prozac» de Lou Marinoff, todo un «superventas» que acercó la esencia filosófica que buscan este tipo de consultas.
«Se trata de recuperar cómo era la filosofía en Grecia y Roma, una terapia para el alma que ayuda ante ese vacío existencial que hace que nos preguntemos el sentido de la vida para mirar al futuro con estoicismo, porque son nuestras opiniones las que causan nuestros problemas», ha subrayado este experto.
Y como en la psicología, los asesores filosóficos también tienen escuelas y apuestan por la sapiencial, más oriental y budista, o la socrática, más lingüística y conceptual… que para gustos, filosofías.
Aunque de momento no existen asociaciones, cerca de una treintena de expertos ofrecen en España asesorías filosóficas como la de Linares, que reconoce que esta práctica le da más vida a la disciplina, cosecha éxitos y se desarrolla en proyectos como el de llevar la filosofía a cárceles para dar «movimiento de pensamiento a quien no tiene libertad física».
Y es que todo es cuestión de afrontar la vida con filosofía.
Fuente: La Vanguardia (20/04/2019)
Muchísimas gracias por compartir la nota de prensa sobre mi tesis doctoral. Es importante que el ámbito académico forme parte del desarrollo de la práctica filosófica en sus múltiples vertientes, y en ese proyecto filosófico que nos incumbe a todos la labor de la REF está siendo excelente. Gracias de nuevo y enhorabuena.
Gracias a ti. Me interesa la filosofía desde una vertiente práctica. Hice el postgrado de asesoramiento filosófico en la universidad de Barcelona. Aunque ejerzo de manera esporádica, sigo en continua investigación. No conozco tu trabajo espero algún día conocerlo. Si el de Mónica Caballé y elel Ósc Brenifier, tb el de algunos otros como Barrientos, Marinof…
Un cordial saludo.
Alicia Rejano.
Es indudable que hay cierto interés público en esto.
No obstante, hay una problematización también obvia que supongo se habrá abordado en un trabajo académico y sobre la cuál simplemente desconozco la respuesta. La cuestión enunciada del modo más breve posible es: Mientras que profesiones como la psicológica tienen un código profesional deontológico en general muy reforzado y controlado, ¿qué hay de esto en la llamada práctica filosófica? Sobre todo, en lo que a la cuestión de la demarcación con «prácticas filosóficas» como las realizadas por asociaciones (para algunos «sectas») como Nueva Acrópolis. Si uno es conocedor de los riesgos que entraña para la profesión psicológica el que alguien vulnerable se confíe en una persona con posición de autoridad, ¿no serán los riesgos mucho mayores en el caso de la práctica filosófica?
Estoy de acuerdo en cuanto al código deontológico. Sin embargo, bajo mi punto de vista, entiendo a la filosofía como una propuesta de autoconocimiento y no como un adoctrinamiento. La consulta filosófica será indicada para todo aquel que se atreva a cuestionar y a explorar bajo que condiciones piensa lo que piensa. La labor del filósofo es ayudar a clarificar un problema planteado, mediante preguntas que son las que ayudarán a desvelar algo, para el consultante. Únicamente en base a esto que el filósofo traerá a colación, si es el caso, propuestas filosóficas para que el consultante tome conciencia de su propia filosofía subyacente. Al menos así es como yo lo enfoco. Un saludo
Omar Linares, te escribo y felicito desde Honduras. Me gustaría saber si tu tesis doctoral está disponible en algún portal. Parece que toda ella es muy interesante y aporta nuevos elementos para continuar filosofando. Enhorabuena.