La revista PAIDEIA de Didáctica de la Filosofía publica su nuevo número, el 119.
Algunos artículos de la revista ya están accesibles aquí.
Mientras tanto, os dejamos el editorial para ir abriendo boca.
EDITORIAL
300 años del nacimiento de Kant y seguimos sin aprender
En filosofía el 2024 ha tenido a Kant como protagonista, se han cumplido 300 años de su nacimiento y Alemania ha hecho importantes esfuerzos por conmemorar la obra kantiana y acercar la figura de este pensador a todo tipo de personas, se han organizado exposiciones y conferencias, se han publicado nuevas ediciones y revisiones de sus obras y, al menos hasta el inicio de la Eurocopa de fútbol, Kant brilló en todo el país. No solo en Alemania, también en España la comunidad académica ha realizado actos en honor del filósofo. Está muy bien recordar y celebrar a Kant, sin embargo, es una pena que la realidad que vivimos no celebre igual el nacimiento del filósofo y que su ansiada paz quedé tan lejos. Lo verdaderamente extraordinario hubiera sido conmemorar los 300 años de su nacimiento con hechos, con un siglo XXI más sosegado, más tranquilo y con menos violencia. Los conflictos bélicos persisten y la irracionalidad bélica que vivimos nos muestran una realidad muy alejada de las tesis propuestas por el filosofo, la humanidad sigue sin aprender.
La cooperación entre naciones, la consolidación de estados libres que se respeten y guarden un orden común son ideales que forman parte de la propuesta kantiana, una propuesta que el filósofo entiende digna y propia de seres racionales, autónomos y libres, capaces de dirigir su propia existencia y vivir en paz. Pocos ideales tan deseables como este, dejar la guerra en el pasado, esto es, estudiar los conflictos bélicos como males antiguos que solo existieron como producto de la ignorancia y de la inmadurez de la humanidad. Todo indica que esto no sucederá, al menos no en el futuro cercano, de momento parece que tendremos que seguir luchando contra la ignorancia, la inmadurez y seguir leyendo y estudiando a Immanuel Kant, a Hanna Arendt, a Bertrand Russell y a Simone Weil, entre otros nombres ilustres de la filosofía porque la humanidad ha de seguir creciendo más en conocimiento y menos en armamento.
Es lógico, por tanto, que en este número de Paideiavolvamos a reivindicar la necesidad de que los y las más jóvenes estudien filosofía.Este curso la Historia de la Filosofía ha vuelto a ser materia obligatoria para todas las modalidades en segundo de bachillerato y de nuevo se ha incluido en el grupo de materias comunes en las pruebas de acceso a la universidad. El alumnado ha podido elegir examinarse de Historia de la Filosofía o de Historia de España en la primera fase. Ha sido un curso extraño, de una parte, se incorporaba el nuevo currículum de Historia de la Filosofía, de otra, no había indicaciones sobre la prueba de selectividad. De nuevo el profesorado de filosofía comenzaba un curso sin saber cómo debía preparar a su alumnado (tipo de prueba, contenidos reales, etc.). El curso en el que se pasó una prueba piloto y que debía culminar con un nuevo Real Decreto que dictará las pautas para que cada comunidad autónoma implementará la organización de las pruebas. Nada de esto sucedió, los intereses políticos (demasiadas elecciones seguidas) provocaron el retraso en la publicación del Real Decreto sobre la nueva prueba y la desatención por parte de algunas comunidades terminó provocando una situación absurda: el curso comenzó con un nuevo currículum competencial y acabó con unas pruebas EvAU o EBAU (según en qué comunidad autónoma nos encontremos) que se regía por los criterios de la LOGSE (con la opción de elegir Historia de la Filosofía de la antigua LOE) con las adaptaciones especiales para la etapa COVID. ¿A alguien se le ocurre algo más irracional para la celebración kantiana?
Para seguir con las celebraciones y, si no parece mal, con el tono irónico que ha ido adquiriendo esta editorial, conmemoremos también los 50 años de la popularmente conocida como Selectividad. La Prueba de Acceso a la Universidad (PAU) comenzó a realizarse en España en 1974 y la intención de esta era conseguir que todo el estudiantado que entrase a la universidad cumpliera con unos criterios académicos adecuados y, por supuesto, comunes. La prueba ha sufrido muchas modificaciones a lo largo de los años y las sucesivas leyes educativas, lamentablemente con cada cambio, la Historia de la Filosofía ha sufrido vaivenes, a veces ha estado entre las materias optativas en algunas modalidades de bachillerato, durante otros periodos se ha incluido en las materias comunes de la fase obligatoria, eso sí, en este caso siempre vinculada con la Historia de España, es el alumnado quien elige de qué se examina. En cuanto a tipo de ejercicio y contenidos, la complejidad autonómica del Estado Español ha llevado a crear modelos de pruebas diferentes, hay comunidades donde sí se incluye un texto para comentar o con preguntas, en alguna se propone al menos una cuestión para escribir una breve disertación y en otras comunidades el examen de Historia de la Filosofía es básicamente memorístico. También el nombre de la prueba ha cambiado, por ejemplo, en el 2010 se planteo como una prueba “evaluativa” y de nuevo, la variedad de las comunidades provocó que tuviéramos prueba con “B” o prueba con “v”. Según el lugar en el que se realizaba el examen se presentaba como una prueba de»Evaluación de Acceso a la Universidad» (EvAU) o como una prueba de «Evaluación de Bachillerato para el Acceso a la Universidad» (EBAU). Desde el 2017 es más común hablar de EvAU ysegún el último Real Decreto 534/2024, de 11 de junio, volvemos a tener una Prueba de Acceso a la Universidad, esto es, en junio de 2025 tendremos PAU.
Nadie imagina al filósofo de Königsberg comenzar sus cursos en la universidad sin tener toda su programación preparada, si nos guiamos de las múltiples anécdotas que nos han llegado de él podríamos asegurar que sus cursos comenzarían escrupulosamente programados. Sin llegar a tanta rigidez que por otra parte y tratándose de educación y adolescentes, no es lo mejor, sería muy útil que el profesorado pudiera planificar bien las programaciones y que en el comienzo de curso se contara con toda la información: cómo se van a organizar las pruebas en cada comunidad, tipo de cuestiones que se pedirá al alumnado, etc. Sabemos que no es así y que después de la tardía publicación del Real Decreto las comunidades autónomas todavía no han implementado la normativa. Sería deseable al menos qua la desatención que en algunas comunidades sufrió el profesorado de Filosofía (en Madrid fue especialmente desastrosa, se pidió reiteradamente desde la SEPFi reuniones e información al conjunto de coordinadores y no se obtuvo respuesta) no se repita y se mande información a los centros o convoque la reunión de coordinación en septiembre u octubre. La falta de información y la dejación de funciones no ha de permitirse y no se puede continuar con la idea de que, con independencia de lo que se deba, el profesorado hará lo que pueda. Tanto el alumnado como el profesorado han de contar con toda la información desde el principio.
De nuevo hay que reiterar la necesidad de aprender y no cometer los mismos errores, está bien conmemorar y celebrar, pero, sin olvidar que hay que actuar, cambiar lo que no funciona y mejorar.