Un estudio revela que el estrés se redujo durante el confinamiento en niños de 8 a 10 años y solo un 9% echa de menos el colegio

El informe de la Facultad de Psicología de la Complutense revela que también aumentó la apatía e impulsividad. “Debe hacernos reflexionar sobre las dinámicas escolares”, dice su autora

Alba no quiere volver a cole. “Es que estoy mejor en casa con mamá, aquí se aprende muy bien”, explica está niña de seis años. Para Aurora, lo bueno del confinamiento ha sido disponer de su tiempo para “dibujar y jugar” todo lo que ha querido con su hermano, sin los rigores de las extraescolares, las prisas o “sin tener que aburrirse en el recreo largo”. Candela, de nueve años, también tiene alma de homeschooler, los niños que son educados en casa al margen del sistema: “Yo prefiero seguir así, ojalá en septiembre volvamos solo dos días”, le confesó esta semana a su madre Mariló Panadero, que aún se está reponiendo del susto. “Lo bueno es que te organizas como quieres, puedes leer y dibujar hasta hartarte sin que suene el timbre o sin tener que andar corriendo todo el día, y además veo más a mis padres, eso es lo bueno”, concluye Pedro, de ocho años.

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