La Ley de Cambio Climático y Transición Energética fue aprobada el pasado 13 de mayo. Sin embargo, y pese aprobarse por amplia mayoría, se trata de una ley marcada por la oposición de grupos ambientalistas y ecologistas, que reclaman mayor ambición y la acusan de «no estar a la altura».
Hace más de dos años que se inició la tramitación del Anteproyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Energética que acaba de ser aprobado por el Congreso de los Diputados. Durante todo este tiempo las consecuencias de la emergencia climática avanzan.El planeta da cada vez más señales de graves alteraciones climáticas: las lluvias torrenciales, los episodios de sequía y los grandes incendios forestales siguen alcanzando enormes dimensiones y provocan terribles consecuencias. El año 2020 es uno de los más cálidos jamás registrados.
Después de cinco años desde la firma del Acuerdo de París, la ley climática falla de nuevo en atender las indicaciones científicas. Esto llevará a un incremento de la temperatura global muy por encima de 1,5 ºC. En 2019 la comunidad internacional y científica advirtió de la necesidad de reducir las emisiones globales de gases de efecto invernadero (GEI) en un orden superior al 7,6 % anual. Un ritmo de reducciones que debería llevar al Estado español a una meta de reducción de emisiones GEI superior al 55 % en 2030 con respecto a 1990. Sin embargo, la ley firmada se limita a una escasa reducción del 23 %, que se queda muy lejos incluso de lo que el mismo gobierno ha aprobado en las instituciones europeas. Este es un aspecto clave que, por sí solo, hace que la ley nazca obsoleta.