Mara Zamora Crespo es Secretaria General Rewiding Spain. Abogada, licenciada en Derecho por la Universidad de Valladolid y Especialización en Programa de Integral de Desarrollo Directivo (PIDD) por la ESIC Business School. Ha desarrollado buena parte de su carrera profesional en el ámbito de las fundaciones, con experiencia de más de 15 años en puestos de responsabilidad. Además, ha sido directora académica para Iberoamérica de una universidad on line y consultora independiente en temas de educación superior.
Pablo Schapira Pérez es Director de Proyecto de Rewilding Spain. Biólogo, licenciado en Biología por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster en Comunicación Científica por la Universidad Pompeu Fabrase, inicialmente se especializó en divulgación científica. Después de unos años, su pasión por la conservación le llevó a estudiar un Máster en Biodiversidad y a ir como voluntario al Parque Nacional de la Garamba, en la República Democrática del Congo. Allí fue contratado por la ONG African Parks como Gestor de Conservación y pasó más de 11 años ocupando puestos de gestión en diferentes Parques Nacionales de Etiopia (Parque Nacional de Gambella), Benín (Parque Nacional de Pendjari) y Mozambique (Parque Nacional del Archipiélago de Bazaruto). Ha concedido una entrevista al Laboratorio en nombre de los cuatro miembros del equipo de Rewilding Spain.
Basilio Rodríguez García es Enterprise Officer de Rewilding Spain. Es ingeniero técnico forestal por la Universidad Politécnica de Madrid y lleva casi 20 años trabajando en programas de desarrollo rural. Ha trabajado en cooperación al desarrollo en sectores relacionados con gestión forestal, comercio justo, agricultura ecológica o energías renovables en Latinoamérica, Asia y África. En España ha realizado numerosos planes de gestión forestal para montes públicos y privados, ha colaborado en programas de certificación forestal sostenible y está muy implicado en el desarrollo del sector resinero mediante la formación, la investigación y la consultoría.
Lidia Valverde Jiménez es Responsable de Comunicación de Rewilding Spain. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y graduada en Psicología por la UNED. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional en el área de comunicación y marketing de organizaciones sin ánimo de lucro relacionadas con el desarrollo económico, la innovación y el deporte. También ha trabajado para empresas privadas y ha deesarrollado diversos proyectos de formación y consultoría vinculados a iniciativas de igualdad y emprendimiento.
El Laboratorio ha realizado la siguiente entrevista a Pablo Schapira, Director de Proyecto de Rewilding Spain, que ha respondido a nuestras preguntas en nombre de todo el equipo.
Os agradecemos a todo el equipo de Rewilding Spain vuestra participación en el Laboratorio, que este mes abre el debate al tema «Renaturalizar en el Antropoceno». En primer lugar, querríamos preguntaros cuándo y por qué nació esta iniciativa de facilitar el rewilding en el Sistema Ibérico Sur (extendido entre las comunidades autónomas de Castilla-La Mancha y Aragón). ¿Qué necesidades ecológicas y sociales consideráis que hay en la zona?
Hace seis años, hubo una primera propuesta a Rewilding Europe, que es una organización líder en renaturalización, que no prosperó, pero más recientemente, hubo un acercamiento por parte del director del Parque Natural del Alto Tajo, Ángel Vela, proponiendo nuevamente el área. En ese momento, Rewilding Europe hizo un estudio de viabilidad que confirmó el potencial de renaturalización y se comenzó a buscar fondos para implementar la iniciativa. Se presentó un proyecto preparatorio a un programa privado de subvenciones, el Endangered Landscapes Programme, y se logró la ayuda, lo que permitió lanzar la iniciativa Sistema Ibérico Sur el pasado octubre.
Sistema Ibérico Sur es un área muy amplia (850.000 Ha), incluye los parques naturales del Alto Tajo y Serranía de Cuenca, la reserva de caza de Montes Universales y zonas aledañas. Está, relativamente, en un buen estado de conservación, pero debido a la presencia humana hay especies animales que son esenciales para el equilibrio del ecosistema y que ya no están presentes. Por ejemplo, la falta de grandes herbívoros hace que haya mucha presencia de matorral en los bosques y empobrecimiento del mosaico forestal. Esto conlleva una disminución de la biodiversidad y, a la vez, mayor riesgo de grandes incendios.
Por otro lado, faltan oportunidades laborales en la zona, los jóvenes no ven futuro y la población ha ido disminuyendo con los años. En Rewilding Spain creemos que a través de la renaturalización también se pueden sentar las bases para una sociedad rural más sostenible y revitalizada.
Una de vuestras propuestas es que regresen a estos ecosistemas algunas especies de grandes carnívoros (como el lince ibérico y quizás el lobo) para recuperar la diversidad trófica y facilitar que la naturaleza se autogestione. A veces, hay tanto miedo o rechazo a estos depredadores como objeciones a la idea de que los humanos debamos quedarnos al margen y gestionar menos la naturaleza. Más allá de los retos ecológicos, ¿qué retos o barreras socioculturales creéis que este proyecto puede tener por delante?
Por el momento, nosotros sólo contemplamos en nuestra iniciativa la idea de hacer un test para ver si es factible reintroducir el lince ibérico en una zona en la que la densidad de conejos es baja, pero con alta densidad de pequeños ungulados. Por ahora, no tenemos intención de intervenir en la llegada del lobo a la zona porque, aunque es un eslabón muy importante en la cadena trófica y no está presente en el territorio, existe aún un rechazo social demasiado grande como para garantizar una reintroducción satisfactoria y esto podría afectar negativamente al resto de la iniciativa y la percepción de la sociedad sobre el rewilding.
Existen muchos retos socioculturales que estamos afrontando y afrontaremos en el futuro y es importante ser muy conscientes de ellos para poder adaptar las actividades de renaturalización y la comunicación que hagamos. Por un lado, está la idea preconcebida de que el espacio donde estamos trabajando ya esta bien conservado y, por tanto, no necesita ninguna intervención. También existe la creencia de que la única manera de que los bosques estén en buen estado es traer de vuelta las actividades tradicionales como la ganadería extensiva. Por otro lado, la gestión de la caza se justifica para controlar la densidad de ungulados, que sería el papel natural del lobo, cuya vuelta al territorio no se puede mencionar. Estas son algunas de las barreras que debemos tener en cuenta y es esencial que las entendamos para superarlas de manera conjunta con las comunidades locales.
A veces se critica que el rewilding pueda ser una estrategia ecoautoritaria procedente del «mundo urbano». ¿Cómo se tiene pensado involucrar a las comunidades locales y rurales en el nuevo proyecto de rewilding en el Sistema Ibérico Sur, para que puedan sentirse partícipes en la conservación del hábitat o de algunas tomas de decisiones?
Esta es una iniciativa que viene propuesta desde personas del territorio y ya en el proyecto preparatorio se comenzó a trabajar con entidades locales y gobiernos municipales para tener en cuenta lo que ya se estaba haciendo en el terreno y cuál era la percepción y la posible aceptación de los gobiernos regionales y locales. La idea desde el inicio ha sido trabajar con aquellos municipios, actores privados y asociaciones que tengan una visión positiva y quieran implementar actividades de renaturalización y, de esta manera, poner en marcha una serie de actividades piloto que puedan mostrar los beneficios del rewilding, tanto a nivel ecológico como socioeconómico. Esto ya está sirviendo para que otros actores de las comunidades locales -como asociaciones, institutos, ayuntamientos- estén viniendo a nosotros a proponernos actividades y explorar posibilidades en sus territorios. De esta manera, se crea un proceso participativo donde se diseñan las actividades conjuntamente con las comunidades locales, proponiendo posibilidades, teniendo en cuenta las actividades tradicionales y haciendo todo lo posible para reducir los posibles conflictos que puedan surgir.
Lo más importante es que las comunidades se sientan empoderadas, incluidas y, finalmente, que vean y tengan un beneficio derivado de esas actividades de rewilding, ya sea de manera directa con la creación de empleos y la dinamización económica de la zona, o de manera indirecta con la mejora de los servicios ecosistémicos, que son mucho más difíciles de percibir.
¿Cómo consideráis que el rewilding puede combatir la despoblación rural? ¿Qué nuevas oportunidades socioeconómicas puede ofrecer?
El rewilding no es la solución a la despoblación, pero puede ser un elemento más que pueda aportar un granito de arena para combatir este fenómeno que afecta a muchas zonas rurales y genera problemas a las comunidades locales, como la disminución de servicios a nivel educativo o sanitario.
Gracias a esta iniciativa se están creando directamente puestos de trabajo que están ocupando personas del territorio y que ayudan a fijar a sus familias. El potencial del desarrollo de un turismo de naturaleza de calidad en la zona es enorme debido a la proximidad de grandes núcleos urbanos como Madrid, Zaragoza o Valencia. Gracias a la promoción de actividades basadas en la naturaleza podremos ayudar a emprendedores locales, tanto productores como empresarios del sector del turismo, a que se beneficien de un aumento de este turismo y a un aumento de las pernoctaciones en el área, lo que multiplicaría el gasto que estos turistas harían en la región. También supone una oportunidad para actividades educativas y servicios asociados.
Se suele decir que el rewilding, a diferencia de otras estrategias conservacionistas más tradicionales, es un enfoque que se orienta hacia el futuro, dejando horizontes abiertos a nuevos resultados. Sin embargo, a veces toma como inspiración y referencia ecosistemas del pasado. ¿Hay consenso sobre cuál es la referencia temporal sobre la que inspirarse a la hora de recuperar la naturaleza salvaje? A veces se ha criticado que pueda darse el llamado «punto de referencia cambiante» (shifting baseline syndrome), un sesgo epistemológico a la hora de concebir un entorno recordado como el ideal a conservar. ¿Deberíamos empezar por recuperar las especies que estuvieron más recientemente en un territorio, antes de remontarse más atrás en el tiempo para traer especies más lejanas?
Hay debate sobre la referencia temporal a usar dentro del rewilding. Desde mi punto de vista, la conservación de la biodiversidad, y el llamado rewilding, debería incluir la restauración de los ecosistemas hasta el punto más parecido en que se encontrarían sin un impacto significativo de los seres humanos. De esta manera, no se fija una referencia temporal, sino una referencia ecológica. Esto, en la mayoría de los casos, no es posible, porque las actividades humanas que se desarrollan actualmente en los territorios impiden llegar a ese punto, así que hay que adaptar las estrategias a la realidad social de cada área para conseguir el punto más parecido al que, de manera realista, se puede llegar.
El orden de las especies a recuperar debe adaptarse a cada contexto ecológico y social, más que a una cuestión cronológica. Por ejemplo, desde un punto de vista ecológico, en el Sistema Ibérico Sur es quizá más urgente reintroducir grandes herbívoros antes que depredadores, aunque estos se hayan extinguido en la zona con anterioridad a los depredadores.
Por último, una de las primeras definiciones que se otorgó al rewilding fue la de Michael Soulé y Reed Noss a finales de los noventa, para quienes el rewilding debía seguir la regla de las «3C»: contar con carnívoros (carnivores), núcleos (cores) y corredores ecológicos (corridors). Pero, más recientemente, hay quien ha propuesto introducir una cuarta «C» dentro de las prácticas de rewilding: la compasión (compassion). ¿Qué rol creéis que puede desempeñar una actitud compasiva a la hora de facilitar procesos de rewilding? ¿Consideráis que puede ser una virtud ética necesaria?
La compasión es un valor fundamental que debe incluirse en cualquier actividad de rewilding, ya que la restauración de los sistemas naturales y la recuperación de las especies salvajes no sólo son importantes desde el punto de vista ecológico, también son moral y éticamente necesarias.
La renaturalización con compasión significa comprender el valor intrínseco de la naturaleza y, por tanto, la necesidad de respeto y empatía hacia la vida de las especies no humanas y los sistemas ecológicos de los que formamos parte. Este enfoque integra la consideración del bienestar de animales y plantas, y trabaja activamente para mitigar el daño o la angustia causados por las actividades de reintroducción o gestión.