Damon Horowitz, alguien que con ese nombre propio no podía ser sino filósofo, dignifica la profesión con esta maravillosa dramatización de una experiencia vital con uno de sus alumnos.
De tan sencilla, de tan humana, desconcierta y asombra, como sólo pueden hacerlo las cosas que mueven a la reflexión. Hoy, en el Día Mundial de la Filosofía, queremos compartir con vosotros este testimonio para constatar que la filosofía florece en cualquier parte, por oscura que sea, siempre que haya dos o más mentes dispuestas al diálogo:
http://https://youtu.be/cMXFiYhm79g
Pueden ponerse los subtítulos en castellano pinchando en la doble c que hay en la parte inferior derecha de la pantalla.