En su tesis doctoral, Juana García Romero examina la evolución y los conflictos de la educación durante un período crucial de transición en Europa. En esta síntesis, analiza cómo los enfrentamientos bélicos y las tensiones político-religiosas influyen en la estructura social y educativa. Destaca la polémica entre los valores del Antiguo Régimen y los valores del Nuevo Régimen, las iniciativas para mejorar la educación, tanto públicas como privadas y, también, la coexistencia de enfoques religiosos y laicos en la formación de la juventud.
El contexto histórico
Las injusticias que sufre la mayoría de la población durante el Antiguo Régimen despiertan la conciencia de los ilustrados europeos; por un lado, dan lugar a la Revolución Industrial inglesa (1780), de carácter económico, que no logra derrocar a la monarquía anglicana y, por otro, a la Revolución Francesa, de carácter político, que proclama la República (1789) bajo los principios de libertad, igualdad y fraternidad. Mientras tanto, en España comienza el reinado de Carlos IV.
Estos acontecimientos influyen directamente en el contexto histórico español porque se intenta pasar de una sociedad estamental a una sociedad clasista, como la que prevalece en Europa, donde la burguesía es la clase dominante. Para evitar esto, se bloquean las reformas ilustradas. Ante la invasión napoleónica, la Guerra de la Independencia (1808-1814) reafirma a los españoles como un pueblo europeo, cuyo sentir religioso confirma la existencia del pueblo español. Con la Constitución de Cádiz (1812), conocida como «La Pepa», se inicia el constitucionalismo español.
Las guerras carlistas tienen un carácter político-familiar entre los partidarios de don Carlos y los de doña Isabel. La Pragmática Sanción de 1830, que deroga la Ley Sálica, resuelve la crisis dinástica a favor de Isabel II.
En 1861, Fernando de Castro pronuncia un Sermón ante la Corte acerca el terremoto de 1755 que afecta a Lisboa. Hace una analogía entre los terremotos y las revoluciones sociales, afirmando que las revoluciones sociales ponen en peligro el orden social establecido. Defiende el cristianismo como medio para superar estas crisis y recuerda que Dios es el fundamento del orden social y que sus preceptos deben ser aceptados para que la sociedad funcione correctamente.
En 1868 estalla «La Gloriosa», una revolución que no es reconocida ni condenada por el Papa, como esperaba la exiliada Isabel II. En este año también se firma una declaración a favor de la libertad de religión y la igualdad de cultos.
En 1869, se intenta una monarquía democrática con Amadeo de Saboya, que fracasa, dando paso a la República (1873-1874) reconocida por Estados Unidos y Suiza. El presidente Pi y Margall propone una Federación Universal de Naciones para la Humanidad.
Sucesivos golpes de Estado inducen a la proclamación de Alfonso XII (1874-1885) como monarca constitucional y, en 1886, con el nacimiento de Alfonso XIII, se resuelve la forma de gobierno de España, aunque aumentan las protestas y los movimientos sociales.
No obstante, el liberalismo prevalece a lo largo de este siglo. Europa está superando el Antiguo Régimen, pero en España, se consolida con la Restauración canovista, donde las instituciones reflejan la realidad histórica del pueblo español.
A su vez, se consolida el ideal femenino heredado de la Ilustración europea, donde la mujer está supeditada al hombre. Sin embargo, en el siglo XIX se considera que la educación es el medio más adecuado para aliviar la penosa situación de la sociedad española, dando lugar a nuevas iniciativas pedagógicas y a la creación de centros educativos, beneficiando a mujeres, jóvenes y niños, principalmente.
La educación en el siglo XIX
En 1858, a Fernando de Castro se le encarga redactar una memoria educativa. En ella, destaca la importancia e influencia de la educación de la juventud como garante de la prosperidad social y base para la construcción de los Estados.
Castro expone que en Francia, el sistema colegial interno es el más útil porque promueve el progreso del conocimiento humano; en Alemania, el sistema colegial externo es el más conveniente para las familias, pues valora las costumbres y humaniza la sociedad. Para España, propone la educación mixta como la más apropiada y sugiere la cooperación de las familias en la organización de la enseñanza pública. Sin embargo, observa que la educación familiar es difícil en ese momento porque, por un lado, las madres no tienen la instrucción adecuada para ser modelos de virtud y urbanidad y, por otro lado, percibe falta de interés por parte de los padres. Así pues, reclama la creación de Institutos para la educación de los jóvenes.
Julián Sanz del Río introduce la filosofía krausista en el ámbito universitario, lo cual preocupa al pensamiento católico vigente debido al proceso de secularización que la sociedad española empieza a experimentar. La Constitución de 1869 recoge estos cambios y derechos mientras que la Universidad se convierte en la institución que más apoya la modernización de la sociedad, aunque sin superar las incoherencias del sistema, reflejo de las contradicciones internas de la clase dominante. Sin embargo, se logran reducir las desigualdades al facilitar el acceso a una educación integral mediante la modificación de los planes de estudios.
En 1857, Sanz del Río califica la enseñanza universitaria como un «segundo nacimiento». Aunque recuerda a Hegel, sus referentes son Kant y Krause. Se interesa por la difusión de la filosofía krausista en detrimento de la hegeliana. Reclama la independencia y el respeto para cada institución, destacando la Universidad como la más importante, pues debe velar por la Cultura y la Ciencia, donde el conocimiento racional es competencia exclusiva del cuerpo científico, y no del Estado o la Iglesia.
En 1868, se reincorporan a los catedráticos separados de la Universidad Central. Fernando de Castro introduce la figura de Jesucristo en su discurso, determinante para entender el nuevo enfoque de acceso al conocimiento de la Ciencia y la Cultura, donde la libertad es el garante del correcto desarrollo del conocimiento humano. Califica a la Universidad como la «segunda madre de la juventud», desde donde se divulgan la Ciencia y las Letras y se consolida la apertura hacia la modernidad europea.
En 1870, se funda la Asociación para la Enseñanza de la Mujer, presidida por Fernando de Castro, enfocada en elevar el nivel cultural y social de la mujer según el ideal católico-cristiano.
En 1872, se funda la Asociación Católica de Señoras, presidida por la Condesa de Superunda, con la aprobación del Papa Pío IX. Esta asociación se preocupa por la educación de la infancia necesitada y enseña a las niñas las labores propias de su sexo. Aunque los niños y las niñas reciben enseñanzas diferentes, la memoria se ejercita y potencia en ambos sin distinción.
En 1876, se funda la Asociación de la Institución Libre de Enseñanza, presidida por Laureano Figuerola, centrada en el estudio de la Ciencia mediante métodos racionales. Posteriormente, en 1882, bajo la presidencia de Segismundo Moret, se centran en la educación primaria y secundaria, excluyendo la superior, pero manteniendo actividades como conferencias, publicaciones, reuniones musicales…, consideradas neutrales.
Aunque la intención es buena, resulta difícil creer en dicha neutralidad porque, por descontento con el sistema educativo, optan por crear esta digna alternativa educacional. Estas asociaciones se ubican en Madrid.
Este artículo fue originalmente publicado en la web de la Universidad Autónoma de Madrid, y es accesible en su totalidad AQUÍ
Juana García Romero (Madrid, 1969) es profesora y doctora en Filosofía por la Universidad Autónoma de Madrid (UAM). Ha participado en el cortometraje Próxima Estación, galardonado en el I Festival Internacional de Cine de la No-Violencia Activa (FICNOVA, 2013). Escritora científico-artística, ha publicado varios libros y colabora en revistas científicas, de poesía… Inició su actividad profesional en 1988 y desde 2006 ejerce como docente e investigadora, rol que desempeña hasta la actualidad.