«La filosofía tiene, entre otras, una tarea educadora ¿ Qué significa eso? ¿Es importante? Días atrás leíamos un artículo sobre la relación que había entre la disminución de los estudios filosóficos y humanísticos y el incremento en Europa de actitudes y políticas fundamentalistas, xenófobas o antidemocráticas. Ciertamente la explicación no dejaba lugar a dudas, algo estamos haciendo mal. ¿Será que la educación se desvía del objetivo de formar ciudadanos comprometidos con los valores que sustentan la democracia (el diálogo y el respeto a la pluralidad) y de personas empeñadas en realizarse, ante todo, como seres racionales?
Educar equivale a formar a los alumnos de manera integral, es decir, establecer una relación entre los contenidos y los aspectos teóricos con la vida. Para ello es necesario que los conceptos e ideas se asienten en valores, o lo que es lo mismo, pensar bien (con lógica, coherencia, rigor, actitud crítica) para actuar mejor, esto es, para poner en práctica valores y actitudes que nos humanicen y nos permitan construir un modelo de sociedad plural, libre, justa, cosmopolita y solidaria…
…Hace ahora más de seis años que, pese a las recomendaciones del Consejo y el Parlamento europeo, las solemnes declaraciones de la UNESCO, y la opinión de la mayoría de las fuerzas políticas, el Ministerio de Educación de Juan Ignacio Wert, en un alarde de soberbia e ignorancia, decidió eliminar dos tercios de las horas de filosofía en la Educación Secundaria; el mayor recorte a una materia desde la transición. Profesores, reputados intelectuales, padres y alumnos, buscábamos, en vano, algún tipo de explicación a este despropósito. ¿Qué sería de la educación – nos preguntábamos – sin la Ética – una de las materias que desaparecía como asignatura común – , es decir, sin el debate en torno a lo que debemos o no ser y hacer? ¿O qué sería de los ciudadanos sin un conocimiento básico de la Historia de la Filosofía, es decir, no de la historia de las batallas, las naciones, o los movimientos revolucionarios o artísticos, sino de las ideas mismas que han motivado esas batallas, naciones o movimientos?
Sabedores de todo esto, y tras una denodada tarea de difusión y concienciación por parte de los profesores de filosofía, el gobierno extremeño decretó la vuelta de la Historia de la Filosofía como materia común para todas las especialidades del Bachillerato y aumentó, todo lo que permitía la LOMCE, las horas de formación ética y cívica en toda la Educación Secundaria. Las decididas medidas contra la LOMCE tomadas en Extremadura se unían y servían de inspiración a las de comunidades de media España, pero también dejaban en evidencia a las de la otra media, con gobiernos incapaces de reaccionar o, peor aún, convencidos de la mísera filosofía educativa de la LOMCE, ceñida al prototipo ultraliberal de reducir la educación a mera instrucción al servicio de los mercados.
Algo parece ahora que se mueve. La nueva ministra de educación, Isabel Celaá, ha anunciado medidas drásticas para empezar a transformar la LOMCE. Entre ellas la reimplantación de la formación filosófica en valores (Educación Cívica y Ética), esto es, aquella que, lejos del adoctrinamiento dogmático, se ocupa de analizar racionalmente los valores comunes para que el alumno pueda asumirlos personal y críticamente. Es de desear que se implante como una materia con entidad propia (no como simple alternativa a la de Religión), que disponga de horas suficientes, y que se responsabilice de su impartición a los departamentos especializados en Ética y Filosofía (en lugar de convertirse, como en tantas otras ocasiones, en la materia “maría” que sirve para rellenar huecos horarios de otras especialidades)…»
Autores: Raquel Rodríguez Niño (presidenta de la Asociación de Filósofos de Extremadura); Víctor Bermúdez Torres (miembro de la Comisión de Secundaria de la Red Española de Filosofía) / eldiario