Jorge Riechmann es poeta y profesor de filosofía moral en la Universidad Autónoma de Madrid. Sus numerosos libros son sin lugar a duda una referencia ineludible para la fundamentación de un nuevo pensamiento ecosocialista. Es, además, miembro de Ecologistas en Acción. Para este debate nos ofrece un texto crucial en el que reflexiona sobre cómo la digitalización puede ser una idea nefasta en este Antropoceno que arroja ya oscuras sombras de colapso ecosocial.
SI EL COLAPSO ECOSOCIAL ES POSIBLE ¿DIGITALIZAR TODO SERÍA UNA BUENA IDEA?
¿Qué
rumbo están siguiendo nuestras sociedades? Numerosos análisis, a partir del
clásico informe The Limits to Growth en
1972, indican que la pauta básica es extralimitación seguida de colapso.[1] Si
hay al menos una pequeña probabilidad de colapso ecosocial (y no digamos si
éste se muestra como altamente probable o casi inevitable), “digitalizar a toda
marcha” es una conducta profundamente irracional. Poner la memoria, los saberes
de gestión y los medios organizativos de nuestras sociedades en manos de un
oligopolio privado transnacional (GAFAM), y fiarlo todo a la conservación de un
aparato técnico insostenible que fallará más pronto que tarde, es lo contrario
de una conducta prudente. Cuando el abastecimiento de agua potable, la
provisión de servicios médicos o el correcto funcionamiento de las centrales
nucleares depende de una red tecnológica de porvenir más que incierto, nuestras
sociedades están haciendo las cosas de forma pésima: la “altura de caída” es ya
enorme ¡y nos dedicamos a aumentarla aún más! En la terrible primavera de 2020,
ya la pandemia coronavírica ha abierto a mucha gente los ojos sobre la
fragilidad intrínseca de sociedades que han dejado hacer a sus anchas a los
taumaturgos del neoliberalismo y la tecnociencia. Hace años que sostengo, junto
a la necesidad de políticas ecosociales de asunción de límites (lo cual, en
nuestra situación de extralimitación ecológica, implica decrecimiento),[2] que
precisamos una ética de la imperfección (capítulo 8 de mi libro Gente que no quiere viajar a Marte).[3] El
término que ha acabado imponiéndose para designar esa dirección de cambio es resiliencia, y digitalizar casi todo nos
vuelve menos resilientes ante los difíciles escenarios que tenemos a la vuelta
de la esquina.
[1] Véase Ugo Bardi, Los límites del crecimiento retomados, Catarata, Madrid 2014. Ramón Fernández Durán y Luis González Reyes, En la espiral de la energía, Libros en Acción/ Baladre, Madrid 2018. Jem Bendell, Deep Adaptation, IFLAS Occasional Paper 2 en www.iflas.info , 27 de julio de 2018 (véase también http://rebelion.org/noticia.php?id=264643 ). Nafeez Mosaddeq Ahmed: Estados inviables, sistemas en colapso. Desencadenantes biofísicos de la violencia política. Editorial RELEE – Red libre Ediciones, Madrid 2019.
[2] Yorgos Kallis, “La necesidad del decrecimiento en tiempos de pandemia”, eldiario.es, 26 de mayo de 2020; https://www.eldiario.es/ultima-llamada/necesidad-Decrecimiento-tiempos-pandemia_6_1028957095.html
[3] Jorge Riechmann, Gente que no quiere viajar a Marte. Ensayos sobre ecología, ética y autolimitación, Catarata, Madrid 2004, p. 179-194.