Siempre se pone de ejemplo el sistema educativo finlandés –considerado como el mejor de los evaluados por el informe PISA–, porque se ha demostrado que es uno de los más efectivos
Y en eso tendrá mucho que ver la estabilidad del sistema porque en Finlandia la educación es uno de los temas sobre el que existe total consenso político ya que todos los partidos hace tiempo que comprendieron su importancia. Consenso que ha logrado que el sistema educativo del país alcance estabilidad, lo que permite que se desarrolle sin sobresaltos y con grandes resultados educativos.
Por el contrario, nuestro país, España, ha sufrido importantes cambios en su sistema educativo, dependiendo del partido que gobierne, porque hemos sido incapaces de ponernos de acuerdo en algo tan importante para el funcionamiento de la sociedad. Cambios que se han venido centrando en el aspecto ideológico más que en el educativo porque nunca fuimos capaces de alcanzar el necesario consenso para conseguir el imprescindible gran pacto en educación que la sociedad está demandando. Un pacto que consiga dotar de estabilidad al sistema educativo.
Pues bien, en esta incesante búsqueda de no sé qué, por no sé qué motivos, se encuentran todas las comunidades autónomas, y la nuestra no ha querido ser menos. Así es que, en base a una rentabilidad que no acertamos a entender, en educación, la Ley de Calidad para la Región –un poco pretencioso el nombrecito– ha establecido que los estudiantes de primer ciclo de Secundaria, por ejemplo, vean reducidas sus horas lectivas en las enseñanzas de Música y Artes Plásticas de forma obligatoria. Este recorte es similar en el resto de cursos y en Bachillerato, donde también pierde peso como obligatoria la Filosofía. Sí, la Filosofía también o, lo que es igual, el estudio de una variedad de problemas fundamentales acerca de cuestiones como la existencia, el conocimiento, la verdad, la moral, la belleza, la mente y el lenguaje.
Es decir, queremos hacer una sociedad en la que a los jóvenes se les limite la capacidad de pensar, de sentir, de emocionarse y sin esa capacidad es difícil alcanzar otros logros, pero la pérdida de horas de clase obligatorias de esas materias se contempla en los nuevos currículos que la consejería de Educación ha elaborado con el pretexto de dedicar el 70% del horario lectivo a «las materias básicas», según la citada Consejería. Es decir, están perdiendo peso en los nuevos planes de estudio, para Secundaria y Bachillerato, fundamentalmente Música, Plásticas y Filosofía, y una sociedad no debería de prescindir de las asignaturas que hacen pensar y sentir al individuo, aunque quizás es lo que se pretenda.
Nos consta que los profesores de las asignaturas que pierden peso en los nuevos planes de estudio para Secundaria y Bachillerato no cesan en su empeño de hacer reflexionar a los responsables de tamaño despropósito. «Seguimos considerando que la pérdida de la Historia de la Filosofía para el conjunto de alumnos empobrece el conocimiento de nuestra propia identidad cultural occidental y limita una formación integral que sirva para afianzar la madurez personal del alumno».
No, no puede concebirse un plan de estudio coherente si no se establece un equilibrio entre las disciplinas artísticas, humanísticas y científicas. Países como Francia o Finlandia imparten Filosofía –incentivan la capacidad de reflexionar– desde educación primaria y son países tan por encima de nosotros en resultado escolar que nos produce rubor. Ángel Gabilondo, catedrático de Metafísica en la Universidad Autónoma nos dice que: «La filosofía es determinante para impulsar el camino hacia un pensamiento crítico, racional y razonable», y de esto tenemos muchas carencias.
Artículo publicado por Pity Alarcón, en www.laopiniondemurcia.es
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El sistema imperante busca cada ves menos pensamiento social menos cuestionamiento mecanisa la verdad, la moral limitando en la capacidad del hombre el analisis de su propia existencia y devenir…en la era del conocimiento el poder lo detentan los que la manipulan.