Un viaje por la filosofía de Sampedro

Ninguna obra en la prolífica creación literaria de José Luis Sampedro resume con mayor precisión su lúcido pensamiento que ‘Octubre, Octubre’. A través de la novela a la que dedicó 19 años de su vida, Sampedro dialoga con su «arcano entrevisto» y ahonda en las profundidades de su propia espesura. Dos años después de su muerte, ‘La vida perenne’ (Plaza & Janés), su segunda obra póstuma, acerca definitivamente ese camino hacia la sabiduría al lector.

Todo un mundo espiritual para una obra inclasificable, cuyo interés reside en su singularidad. Una filosofía vital que discurre desde la doctrina zen hasta el pensamiento místico occidental de San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Ávila, pasando por las enseñanzas de los maestros sufíes Yalal ad-Dir Rumi, Hujwiri y Attar de Nishapur, el taoísmo filosófico de Chuang Tzu, el pensamiento hinduista basado en el Bhagavad Gita, la filosofía griega clásica, el libertinismo francés y ‘La filosofía perenne’ de Aldous Huxley. Un intrincado esquema de «muñecas rusas» que le convirtió en un referente moral y ético, siempre a medio camino entre Occidente y Oriente, por cuya cultura profesaba una constante fascinación.

José Luis Sampedro dialoga con estos pilares de su filosofía vital y con el lector a través de las reflexivas imágenes de Chema Madoz, el hombre con el que estableció un vínculo imborrable a través de las portadas de sus últimas obras, un hilo conductor que se mantiene tras su muerte hace dos años.

El fotógrafo madrileño asumió con una mezcla de «sorpresa e ilusión» el reto de ilustrar el recorrido por el pensamiento de un hombre por el que sigue profesando una «gran admiración» pese a no haber podido conocerle en persona. «Transpiraba y respiraba lucidez y sensatez, resulta difícil encontrar personas que se puedan erigir en faro, en bocanada de aire fresco», sostiene Chema Madoz, cuyo objetivo descontextualiza los objetos, que se trascienden a sí mismos.

Según Olga Lucas, viuda del escritor y gran impulsora del proyecto junto al editor Ángel Lucía, ‘La vida perenne’ constituye «la trastienda de ‘Octubre, Octubre’, un antídoto contra la prisa de nuestros días mediante el alegato del sentimiento», en consonancia con el ideal humanista de Sampedro, que parafraseando a su manera a Descartes, solía afirmar aquello de «siento, luego existo».

50.000 notas

En el proceso de selección y ordenación de citas e ideas jugó un papel clave Lucía, el editor con el que solía trabajar Sampedro y más allá, el hombre con el que solía compartir algunas de sus reflexiones más profundas. «Se hará lo que se pueda», afirmó durante la presentación de la obra Olga Lucas, tras ser preguntada por la tradición de conmemorar la efeméride de la muerte de su marido con la publicación de obras inéditas. Aunque no descartó esta posibilidad, aseguró que no existen ya obras enteras terminadas entre las más de 50.000 notas que Sampedro dejó a su muerte.

«Lo importante es que su legado sigue vivo, nos gusta conmemorar el aniversario de su muerte publicando y no mediante actos grandilocuentes o funerales laicos. Además, la sociedad no ha evolucionado lo suficiente como para olvidar sus reflexiones», subraya la viuda del escritor, que más allá de las grandes novelas como ‘La sonrisa etrusca’, ‘La vieja sirena’ o ‘El amante lesbiano’, dedicó los últimos años de su vida a la reflexión.

«En sus últimos años, José Luis estaba muy preocupado por la crisis de valores en tiempos de cambio, por la situación de los jóvenes y sus inquitudes». A tenor de las palabras de su viuda, resultan aún más trascendentales las enseñanzas de su pensamiento, la fórmula de la extraordinaria lucidez con la que vivió sus 96 años de existencia.

Artículo publicado en: www.laverdad.es. Autor: José Manuel Andrés

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.