CADA VEZ MÁS JÓVENES SE REBELAN CONTRA EL SISTEMA EDUCATIVO FILOSOFANDO EN LA CLANDESTINIDAD
Tras las denuncias de varios profesores, la Policía Nacional ha arrestado esta mañana a ocho adolescentes de Badalona que se reunían para estudiar Filosofía a la salida del instituto. Los jóvenes desafiaban así la política educativa del Gobierno, que ha desterrado esta materia de los planes de estudios.
“Leer libros de pensadores y filósofos es la forma que tienen hoy en día de ser malotes y llevarle la contraria al ‘establishment’. Están en la edad”, admitía esta tarde el director del instituto, que ha recordado que “los esfuerzos del Gobierno y del personal docente no bastan si las familias no se implican para evitar estas cosas”.
Las autoridades han requisado tres ejemplares de la “Crítica de la Razón Pura” de Immanuel Kant, varias fotocopias del “Discurso del Método” de René Descartes y un estudio comparativo de Paul Ricoeur sobre la llamada escuela de la sospecha (Marx, Nietzsche y Freud). Escondidas dentro de los bocadillos, los agentes han encontrado además varias citas de Bacon.
“Me han quitado las lecciones de estética de Hegel cuando ni siquiera forman parte del corpus del filósofo porque no las escribió él directamente, son apuntes que tomó su discípulo Gustav Hotho”, se quejaba uno de los detenidos, que ha tenido que ser atendido tras sufrir un cuadro de existencialismo.
Los padres de los adolescentes aseguran que no sabían nada, aunque sí notaron alteraciones en el comportamiento de los jóvenes. “Ahora entiendo que se pasara el día empanado, como ido. Estaba consumiendo razón pura”, declara uno de los progenitores.
Un examen psicológico determinará el alcance de la exposición de los adolescentes a la Filosofía. “Iban camino de tirar su vida por la borda”, reconoce uno de los agentes. “Aún pueden centrarse y dedicarse a algo de provecho, pero es importante que padres y profesores los eduquen sobre los peligros del pensamiento filosófico”, añade.
Fuente:
elmundotoday.com
(Quien libertad otorga de tirano ejerce)
Frase escrita en una escultura expuesta en el Museo de Almería. en la actual esposición del proyecto Filosofía en la calle.