Con docentes de filosofía de toda España y con alumnos de diversas edades (desde niños hasta adolescentes de Bachillerato) nos propusimos descubrir cuáles eran los pensadores que más gustaban en clase y los que menos. Ya tenemos algunos nombres de ‘los más amados y odiados’, pero, por el camino, los docentes compartieron con nosotros algunas de sus inquietudes, estrategias y anécdotas en esto de enseñar filosofía.
Por Pilar G. Rodríguez
“Creo, sinceramente, que la pasión que un filósofo pueda despertar en un alumno está íntimamente relacionada con la pasión con la que el profesor explica”. ¿Cómo no estar de acuerdo con Gonzalo Muñoz Barallobre, que enseña filosofía en el colegio El Porvenir, en Madrid. Es más, de un modo general, la misma pasión o desgana por la filosofía misma (y esto es aplicable a otras materias) suele corresponderse con las formas de impartirlas. ¿Quién no tuvo un profesor de los que leen o dictan en clase y acabó sin saber a quién odiar más: si a la materia en cuestión o al sujeto en particular?
De esto de enseñar filosofía, renovar sus maneras y adaptarlas a la actualidad sabe mucho Eduardo Infante.Él lo hace de otro modo en el Centro de Enseñanza Secundaria La Salle de Gijón, en Asturias. Y ¿cómo es de otro modo? Pues del modo en que todo se hace en los últimos años: pegado al móvil desde el que alumnos y profesor dan vida a los #filoretos.
“La pasión que un filósofo pueda despertar en un alumno está íntimamente relacionada con la pasión con la que el profesor explica”. Gonzalo Muñoz Barallobre, profesor en el colegio El Porvenir (Madrid)
“Hace unos años puse en marcha un proyecto educativo en el que uso Twitter para plantearles retos filosóficos a mis alumnos –explica Eduardo Infante–. Así que aproveché esta plataforma para lanzarles la pregunta por su filósofo favorito. Para añadirle un poco más de aliciente, me jugué con ellos a que iría disfrazado a clase del filósofo que más y mejor admirasen. Afortunadamente me lo pusieron fácil, porque la mayoría escogió a Nietzsche y era cuestión de tiempo llegar a alcanzar el tamaño del mostacho prusiano de nuestro querido pensador alemán”.
Aparte de descubrirles el mundo de sus ideas, Infante presentó a Nietzsche diciendo que se llamaba como su perro y les puso la película El día que Nietzsche lloró. “Al hablar de él en clase me entró la curiosidad y me puse a indagar por internet. Descubrí bastantes cosas, pero la que mas me llamó la atención fue que es considerado unos de los tres maestros de la sospecha”. Bien, bravo, aplauso y ovación para Noemí Cembranos que en esa respuesta cumple el sueño de todo profesor: suscitar el interés y la curiosidad por aquello que les han contado y que los alumnos se pongan a ello por su cuenta, con las herramientas de su inquietud y su curiosidad. Un 10.
Pero, ojo, que lo siguió de cerca Diógenes por motivos como estos que subraya Gacizo Malaico (el nombre elegido en su cuenta de Twitter): “En vez de predicar complejas teorías sobre el origen de la physis o sobre la realidad simplemente vivía de la manera menos invasiva, menos ambiciosa y más mundana posible. Sin maldad alguna ni dobles intenciones, honestidad pura o “porque creo que habría que vivir de forma más sencilla”, señala Pablo Valdés. Infante confiesa sus miedos: “Me asusté un poco porque hacer de cínico en pleno otoño-invierno asturiano requiere una imperturbabilidad que aún no domino”.
Eduardo Infante, profesor en La Salle (Gijón), convirtió la pregunta por el filósofo favorito en #filoreto, la manera que ha encontrado de enseñar filosofía en Twitter: ganó Nietzsche
¿Qué es un #filoreto?
En la plataforma creada para organizar este juego para el que hay que tener una cuenta en Twitter se explica así: “Los #filoretos son algo parecido a los programas de fidelización que tienen las grandes compañías. Irás sumando puntos conforme vayas superando pruebas. Cada prueba te dará una puntuación dependiendo de su dificultad. Acumulando estos puntos podrás ir subiendo de nivel y en cada nivel ganarás beneficios y habilidades que podrás canjear en clase durante este curso”. Tiene reglas, niveles, puntuaciones y hasta insignias y medallas. Y sobre todo, tiene –ofrece más bien– la posibilidad de conectar la filosofía con problemas, noticias, personajes, declaraciones sacados de la actualidad.
Las filósofas que amamos
“Ya que nuestros libros no le dan la importancia que se merecen a las mujeres, se la tendremos que dar nosotros”, comenta Paula Vega. Nadie podría decirlo mejor que esta alumna de Infante. Ella reivindica a Simone de Beauvoir, “que defendió los derechos de las mujeres creando la segunda ola feminista”.
El asunto está en la calle, en los medios y en las escuelas. “Les interesa muchísimo –señala Daniel Rosende, profesor de filosofía en el IES La Cabrera, en Madrid–. Pienso que es un tema que los alumnos están viviendo, del que forman parte y le prestan muchísima atención, de modo que es muy fácil para nosotros organizar un debate o actividades porque están muy implicados. No les cuesta nada, al contrario que con otras materias y autores”.
Daniel Rosende, profesor en el IES La Cabrera, en Madrid: “El feminismo interesa muchísimo en clase. Es muy fácil organizar un debate o actividades porque los alumnos están muy implicados”
Obviamente, la figura del docente en este sentido es definitiva; no solo para explicar que sí hubo filósofas a lo largo de la historia del pensar, sino para analizar qué significa que las hubiera y no estén año tras año en los libros que han de estudiar o que toman por referencia.
Mientras que Lola Manzano, alumna en el IES Dr. Fleming (Oviedo), vota también por Simone de Beauvoir, “por sus ideas feministas y marxistas, el activismo y su razonamiento de lo que significa ser mujer”, Ana Gómez y Sergio Cabrero prefieren a Olimpia de Gouges, “porque escribió el libro de los Derechos de la mujer y la ciudadana, y fue guillotinada injustamente”. “Y el que menos gracia me hace –prosigue Cabrero– es Schopenhauer: parecía que no tenía sentimientos”. Y son más los que coinciden en esta opinión. A Eugenia Ugarte no le dan confianza, en general, los “misóginos; uno de ellos es Rousseau que, pese a ser el padre de la democracia, veía a la mujer pasiva y débil y alegaba que ponía poca resistencia y estaba hecha para complacer al hombre”. Quienes hablan son alumnos y alumnas de Myriam García Rodríguez. Además de profesora en el mencionado centro es autora de la novela ¿Habrá mujeres allí? Una misión de espionaje, que muestra la relevancia del pensamiento de las filósofas a lo largo de la historia. Sus alumnos están, por tanto, en una situación de privilegio a la hora de rastrear esos rincones un poco perdidos o selectivamente mal iluminados en la historia de la filosofía. Pero ese privilegio está dejando de serlo porque cada vez son más quienes les dan el espacio y la relevancia que merecen. Como dijo la feminista Angela Davis, “no estoy aceptando las cosas que no puedo cambiar; estoy cambiando las cosas que no puedo aceptar”. Recuerda la cita Paula Pérez Menéndez al elegir a Davis entre las filósofas que ama.
Myriam García, profesora en el IES Dr. Fleming (Oviedo), ha investigado la relevancia de las mujeres filósofas que han permanecido ocultas o invisibilizadas en la historia de la filosofía. Y eso se nota en las respuestas de los alumnos
Razones para amar a…
Entre los gustos filosóficos de los alumnos que los profesores nos trasladaron destacamos estos que vienen con nombre, apellidos (o con nick) y las razones de sus juicios:
Epicuro: “Porque comparto sus opiniones y sus pensamientos sobre la búsqueda de la felicidad”. Claudia Álvarez
Boecio: “Porque relaciona la música con los estados de ánimo. Piensa que la música afecta a nuestra manera de ser y une el aprendizaje con la música”. Carlos García
Demócrito: “Principalmente por su pensamiento de que ‘quien ríe se hace sabio’ ,y yo creo que no hay cosa que más haga que reirme :D”. Asur Álvarez
Sócrates: “Por ser uno de los filósofos más brillantes de la historia sin haber escrito ningún libro, ya que decía que no sabía nada. Esa frase suya me parece brillante y su capacidad para saber preguntar también”. Miguel González
“Por sus ideas revolucionarias para la época que le llevaron a ser ejecutado”. Gonzalo Rodríguez
“Porque dice que quienes hacen el mal no lo hacen pensando en hacer daño y es lo que me pasa a mí cuando mi madre me riñe por algo. También por su forma de hacer pensar a la gente: con el sentido de la ironía no me extraña que ganase todos los debates”. Iris Varillas
Platón: “Porque es apasionado. Para Platón, lo verdaderamente esencial es la idea de justicia y a esta idea dedica todas sus energías y su intelecto; todo para crear un mundo en el que su maestro Sócrates, a quien considera el más justo de los hombres, jamás pudiera haber sido condenado a muerte. De paso, desarrolla un pensamiento muy moderno y defiende la liberación de los esclavos y de la mujer. Por todo resulta una figura tan sumamente clásica y a su vez tan sumamente actual y atractiva”. Antón Diego
Aristóteles: “Porque mantiene una posición crítica con los sofistas y defiende la existencia de verdades objetivas, algo con lo que estoy de acuerdo. También lo admiro porque clasificó todos los saberes”. Abel Díaz
Hipatia de Alejandría: “Por ser una de las primeras científicas de quien tenemos referencia. Maestra de prestigio en la escuela neoplatónica, realizó importantes contribuciones a la ciencia en los campos de las matemáticas y la astronomía”. Marta Casado.
“Por no dejarse intimidar por la religión de su época y acabar muriendo por sus principios” Carla Berros.
San Agustín: “Por ayudar en la difusión de la cultura romana, sobre todo en aquellos temas relacionados con la música. Lo elegí como mi filósofo favorito ya que me gusta mucho la música y además toco un instrumento. San Agustín fue uno de los personajes que permitieron el desarrollo de la música al distinguir la belleza de la música como algo aparte del texto. Y es que durante la Edad Media la música solo servía para acompañar al texto”. Mario Queipo
María Zambrano: “Por su preciosa frase ‘Amar es verse como otro ser nos ve’”. Marina
Hannah Arendt: Porque tiene una actitud de denuncia ante el totalitarismo y siente la necesidad de interrogar al prejuicio hasta desarticularlo e intentar lograr que la libertad entendida como búsqueda sea la tarea principal de la filosofía. Según Arendt: “no hay pensamientos peligrosos, el pensamiento es peligroso”. Eugenia Ugarte
Sartre y Bakunin: “Coincido con Sartre en muchos aspectos y me gusta mucho su razonamiento, al igual que el de Bakunin, sobre todo por sus ideas anarquistas”. Elena Álvarez
Ortega y Gasset: “Por su manera de entender el razonamiento y la verdad, que nunca es absoluta y que no existe un mundo sin un ser que piense en él”. Nuria García
Lo que quieren los alumnos
Más allá de nombres o de sistemas filosóficos cerrados o completos, para algunos profesores es más útil y reconfortante centrarse en determinados aspectos o propuestas de su filosofía. “Por mi experiencia –habla de nuevo Gonzalo Muñoz Barallobre–, es lo que más hemos disfrutado en clase. Por ejemplo: el Mito de la caverna, de Platón, y su relación con los medios de comunicación; la aritmética entre el dolor y el placer de Epicuro; la demostración de que el universo es eterno a través del argumento de la flecha de Lucrecio; la libertad de espíritu y valentía de Giordano Bruno; la apuesta por Dios de Pascal; el concepto de alegría nietzscheano; la teoría del amor de Aynd Rand; el concepto de banalización del mal de Hannah Arendt; la doctrina del shock de Naomi Klein; la revisión de la estructura panóptica por parte del filósofo Byung-Chul Han…”. De esta manera es más fácil hacer comprender a los alumnos que lo que otros han pensado pueden seguir completándolo ellos o usándolo o haciendo lo que mejor les parezca con ello. “En cualquier caso, la idea es entregar a los alumnos no tanto un cuerpo teórico como unas herramientas conceptuales de las que puedan servirse en su día a día”. He ahí la palabra clave: “herramienta”. Para servirse, para hacer uso de ella, a ser posible bueno…
Y cuando eso pasa, los alumnos de filosofía son de los más entregados, motivados que dicen en las aulas… “Una asignatura como esta te da la posibilidad de plantear infinitos puentes transversales –explica Juan Miguel Contreras, profesor en IES Diego de Siloé, de Albacete–, tanto con su vida como con todas las demás asignaturas. Una vez sobrepasada su perplejidad, son ellos lo que te piden materiales. Películas, libros, series, canciones, cuadros, más libros”. ¿Sobre los nombres? “A unos les gustan más unos pensadores y a otros, otros; a unos les gustan más ciertos aspectos de unos y a los demás de otros. Con que no los vean como algo viejo y extraño a mil años luz de sus vidas ya es suficiente. Con ver cómo se les desamueblan las cabezas e incorporan cosas nuevas deberíamos darnos por satisfechos. ¿Increíble? Posiblemente, pero es lo que estoy viviendo”. Lo vive desde hace no demasiado tiempo (es profesor interino), de modo que está nuevo, más que de refresco, atento a todo aquello que quieren, necesitan e incluso exigen los alumnos y ha detectado que algo exigen: “Que te los tomes en serio, que no se sientan como aliens frente a ti, que bajes a la tierra con ellos. Si consigues eso, la avidez y profusión que muestran resulta casi tierna”.
Juan Miguel Contreras, profesor en IES Diego de Siloé (Albacete), afirma que los alumnos quieren “que te los tomes en serio lo primero, que no se sientan como aliens frente a ti, que bajes a la tierra con ellos”
Me enseñas, luego lo practico
Hasta ahora esta revisión se ha referido a alumnos adolescentes o casi (como son los de Bachillerato o 4º de la ESO), pero a la hora de enseñar filosofía hay experiencias muy interesantes con niños que se están poniendo en marcha dentro y fuera de los centros educativos. Eva Galera hace filosofía con niños desde primero de Primaria hasta sexto en el centro CEIP Pla y Beltrán de Ibi (Alicante), donde se concibe como actividad extraescolar, pero dentro del horario lectivo, de modo que todos los alumnos reciben las clases. Se trata de un modelo de filosofía que ha diseñado ella misma, nada que ver con el de Matthew Limpan, uno de los habituales en el terreno de la filosofía con niños. Una anécdota explica bien algunos de los puntos que Galera trabaja: “Siempre les digo a los niños que no se crean las cosas que les dicen, que hay que investigar por su cuenta y comparar opiniones. Pues bien, pusieron esto en práctica en la clase de Descartes y, cuando yo hice un comentario diciendo que ‘Descartes era un poco feo’, todos contestaron que querían ver una fotografía de él. Aprovechándonos de las tecnologías en el aula y de la pizarra digital, buscamos una imagen suya en la web y un niño contestó: ‘Pero nos has mentido, ahí pone que se llama René, y tú nos has dicho que se llama Descartes’. El niño tenía toda la razón, así que tuve que explicarles que la mayoría de filósofos tomaban su apellido en vez de su nombre”.
Eva Galera hace filosofía con niños de primaria en el centro CEIP Pla y Beltrán de Ibi (Alicante): “Les digo que no se crean las cosas que les dicen, que hay que investigar por su cuenta”. Le hacen caso al pie de la letra
Esa toma de distancia, esa actitud de sospecha y de enjuiciar lo que se nos diga venga de donde venga (y para un niño pequeño su profesor es una de las máximas autoridades) es la actitud inaugural de la filosofía. Se le podrá añadir nombres, conceptos y teorías para puntuar más, pero en entrenamiento filosófico a los pequeños de la clase de Galero no les gana nadie. De hecho, son un ejemplo para adultos perezosos o incrédulos ante las bondades (si no necesidades) de poner las cosas en cuestión.
Pero ¿y los nombres? ¿Y los temas? ¿Se podrán tratar como si los interlocutores fueran más creciditos? Galera confirma la increíble receptividad de los niños. Si ellos están abiertos a lo que les echen, ¿por qué no probar con contenidos de primera? “A los niños le gusta todo lo que conocen –explica la profesora–; todo les parece interesante, así que todos los filósofos que van conociendo les van gustando: Platón, Freud, el mencionado Descartes… Con Kant es cierto que han hecho algún comentario de ‘me va a explotar la cabeza’. Sobre los temas hay uno de los que no les gusta nada hablar, es el tema del amor, porque tienen mucha vergüenza. Por lo demás, si les planteas qué cosa le preguntarían a un filósofo, teniendo en cuenta que un filósofo es una persona muy inteligente y que podría contestar a prácticamente todo, o al menos intentarlo, optan por alguna cuestión sobre la muerte o la existencia. Aunque siempre hay algún ‘espabilado’ que pregunta: ‘¿Alguien va a contestar a todas mis preguntas?’”.
Razones para no amar a…
Los sofistas: “En desacuerdo con su pensamiento filosófico y que, en lugar de decir su verdadera opinión, digan lo que la gente quiere oír”. Claudia Álvarez
“Porque considero que las personas deben tener una ideología clara y seguirla en todas las situaciones”. Lola ManzanoDescartes: “No me gusta su razonamiento y dos de sus verdades me parecen una gran tontería. No me gusta su forma de pensar, salvo por “Pienso, luego existo”. Elena Álvarez
“Porque decía que había que dudar de todo”. Ana GómezSchopenhauer: “Porque era extremadamente machista y escribió una serie de frases que son realmente despectivas hacia la mujer”. Mario Queipo
“Por su visión del amor muy confundida, desde mi punto de vista. Dice que el amor solo sirve para procrear y para recibir y dar placer. Yo veo que en el amor es más importante tener una buena relación con la otra persona”. Ángel MartínezAyn Rand: “Porque no me gusta la idea de que cada uno se ocupe de sí mismo sin preocuparle los demás”. Pablo Valdés
Maestro de maestros
Una… ¿curiosidad? Entre los filósofos más amados y más odiados, hasta ahora no aparece ninguno vivo. No será porque los docentes no se empeñan en llevar a las clases temas de actualidad y opiniones que sobre ellas vierten filósofos y sociólogos contemporáneos. Guardamos la excepción para el final. Luis Alfonso Iglesias Huelga habla así de la experiencia de sus alumnos el IES Escultor Daniel de Logroño (La Rioja) con Emilio Lledó. “Cuando los alumnos le escuchan decir que somos memoria y lenguaje o que llamamos lengua materna al conjunto de palabras que nos conforman porque nos acarician como una madre también escuchan el gran crujido de esas cadenas hostiles que les sujetan contra los muros de la caverna. En él ven un filósofo nada encorsetado, ágil y joven de pensamiento al que atienden cuando dice que le gustaría ser maestro de escuela para enseñar a los niños a mirar una naranja. Así comprenden que la filosofía y el pensamiento en general consiste en mirar más allá de la niebla que nos impone la costumbre”.
Para enseñar filosofía y ética, Luis Alfonso Iglesias, profesor en el IES Escultor Daniel (Logroño) echa mano de Emilio Lledó: “En él ven un filósofo nada encorsetado, ágil y joven de pensamiento al que atienden cuando dice que le gustaría enseñar a los niños a mirar una naranja”
Con él aprenden que la filosofía es, en gran medida, liberarse del miedo y atreverse a saber, a pensar y a jugar con las palabras y conceptos. Si no están inventadas, pues que se inventen. “A nuestro filósofo –explica Iglesias Huelga– le gusta inventar términos como amigantes (un compuesto lingüístico formado de amigos y mangantes) o asignaturismo (“esa manía de hacer exámenes continuamente, que es la muerte de la cultura”) y a los alumnos les fascina encontrar un pensamiento tan fresco y avanzado en alguien que les supera en edad y, muchas veces, en entusiasmo”.
Con él, además, se puede explicar y aprender ética: “Si conocen que Emilio Lledó rechazó recibir la Medalla de Oro de la Comunidad de Madrid, tras la polémica del máster de la expresidenta Cristina Cifuentes, entonces asumen el significado de términos como coherencia o decencia. Y, así, desde esa ética de mínimos van llegando a darle la importancia que contienen las preguntas básicas que todo ser humano puede hacerse y debe hacerse para empezar a recorrer el camino hacia el intento de ser libres: “¿Por qué pienso lo que pienso? ¿Por qué tengo la ideología que tengo? ¿Quién ha determinado lo que yo soy?”. Obviamente, pronunciadas por Emilio Lledó los estudiantes comprenden, definitivamente, la utilidad y el valor importancia de las cosas que, aparentemente, no parecen tenerlo, como detenerse a mirar una naranja”. Pronunciadas por Lledó o todo por aquel que se acerque con ánimo de extender el conocimiento, rastrear la verdad, jugar a saber, descubrir otros mundos y equipar con ellos a personas en plena formación. ¿Son estas las características de un buen maestro? Otro día les preguntaremos a los alumnos cómo son los profesores que aman. Por hoy ya sacaron buenas notas ayudándonos a saber quiénes son sus pensadores favoritos. Gracias a los docentes, alumnos y alumnas que participaron.
Epílogo: A veces… veo más filósofos todavía
Tanta filosofía, tanta apertura y tanto mirar alrededor que al final uno acaba viéndola… donde también existe. Diego Jiménez la ve en las letras de las canciones de Eskorbuto, así que Iosu Expósito es su filósofo favorito. ¿Sus razones? Frases como “Creéis que todo tiene un límite, así que estáis todos limitados, o “Trabajos sucios se convierten en arte si tienes la ley de tu parte. Que la ley no es justa, nadie lo duda. Ser pobre, ese es el delito… ¿O lo dudas”. “Para mí –explica Diego Jiménez–, además de mi filósofo favorito es un referente por mostrar la vida como era y como es”.
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