En El espacio de la imaginación, Ian McEwan reflexiona sobre cómo conjugar la integridad estética y el compromiso político. Para eso, se centra en George Orwell y Albert Camus, que, con unos perfiles políticos similares, a menudo reflexionaron sobre esta cuestión. ¿Es necesario que los escritores mantengan este férreo compromiso?
Por Cristina Arufe
Así relata George Orwell su primer encuentro con el novelista americano Henry Miller:
«Conocí a Henry Miller a finales de 1936, cuando pasé por París camino de España. Lo que más me intrigó de él fue descubrir que no tenía el menor interés por la guerra de España. Se limitó a decirme con contundencia que ir a España en aquellos momentos era sencillamente una necedad. Podía entender, dijo, que cualquiera fuese por motivos puramente egoístas, por curiosidad incluso, pero que mezclarse en semejantes situaciones por un sentido de la obligación era una solemne estupidez. En todo caso, mis ideas acerca del hecho de combatir contra el fascismo, defender la democracia, etcétera eran una imbecilidad».
Con este episodio da comienzo El espacio de la imaginación, nuevo título de la colección Nuevos cuadernos de Anagrama. En él, McEwan reflexiona acerca de este tema en relación a George Orwell y Albert Camus.
Toma como base el ensayo En el vientre de la ballena, escrito por Orwell en 1940. En esta obra, dividida en tres partes, analiza la relación entre arte y compromiso político, si esto debía estar ligado en momentos históricos en los que la realidad requiriese de una crítica.
En el año 2021, Ian McEwan fue el encargado de hacer la ponencia del encuentro The Orwell Memorial Lectures, celebrado cada año desde 1989 en Londres, donde reconocidos autores tratan diferentes temas en relación al autor británico. A raíz de esta ponencia, Anagrama recoge esta charla en su último volumen de la colección Nuevos cuadernos.
Volviendo al encuentro entre Orwell y Miller, el contraste entre ambos es más que evidente. George Orwell, con un compromiso férreo con la situación política del momento, se posicionó contra los totalitarismos y el imperialismo, llegando a participar incluso en las filas republicanas durante la guerra civil española. Su compromiso político abarcaba también su arte, e incluía en sus obras críticas y denuncias a aquello que consideraba como injusticias.
En cambio, la crítica social no era un elemento que a Miller le interesase lo más mínimo:«Nuestra civilización estaba destinada a verse barrida y sustituida por algo tan distinto que a duras penas podría parecernos siquiera humano, perspectiva que a él no le quitaba el sueño, dijo; es un punto de vista que se halla implícito en toda su obra». Miller sentía desprecio hacia la política y el activismo.
Se encontraba, por tanto, completamente desvinculado de su labor social como escritor. Orwell creía que sus opiniones eran ingenuas, egoístas e inconscientes. ¿Cómo era posible que una persona con cierta influencia pudiese dar la espalda a todas las injusticias políticas que estaban ocurriendo?
George Orwell, con un compromiso férreo con la situación política del momento, se posicionó contra los totalitarismos y el imperialismo, llegando a participar incluso en las filas republicanas durante la guerra civil española
Crítica social
Como McEwan explica en este interesante ensayo, «estas diferencias entre Miller y Orwell representan el norte y sur, el eje de orientación que afrontan los escritores. Es un eje del cual los escritores pueden avanzar y retroceder según sus necesidades durante su vida profesional».
Teniendo en cuenta que toda la obra de Orwell está envuelta por la crítica social, quizás lo más lógico hubiese sido que este criticase fuertemente a Miller por su pasividad e indiferencia ante eventos históricos de gran magnitud que estaban destruyendo la vida de tantas personas, como la guerra civil española o, más tarde, la Segunda Guerra Mundial.
Lejos de esto, Orwell defiende la libertad de Miller para poder desvincularse por completo del compromiso político. McEwan reflexiona acerca de este posicionamiento por parte de Orwell, que creía que «la libertad y la democracia protegían la libertad del artista; de manera implícita, también la de Miller». La razón que da título al ensayo de Orwell, aparentemente un poco raro, está vinculado a este tema:
«Ahí estás, en un espacio oscuro y acolchado que se adapta exactamente a ti, tras una capa de varios metros de grasa que te protege de la realidad, capaz de mantener una actitud de completa indiferencia, pase lo que pase. Una tormenta que hundiera todos los acorazados del mundo apenas te llegaría como un eco [….] A menos que estés muerto, esta es la etapa suprema de la irresponsabilidad […] Miller está en el vientre de la ballena […], no siente ningún impulso de alterar o controlar el proceso que experimenta».
Esta pasividad se compara con el episodio bíblico de Jonah escondido en la ballena, de ahí el título del ensayo. En la historia de Jonás, el profeta es tragado por la ballena porque se ha negado a ir a Nínive y profetizar el inminente juicio de Dios a la ciudad por sus pecados.
Así que la metáfora de Orwell sobre la ballena, derivada a su vez de un comentario de Henry Miller sobre otro escritor, no se refiere solo a que un escritor se aísle de los acontecimientos políticos del mundo real, sino a que se niegue a pronunciarse sobre esos acontecimientos. Cuando Jonás está en el vientre del animal, lo único que hace es cantar y rezar, en lugar de profetizar. Se resiste a la orden de Dios de ir a Nínive y hacer un anuncio público a la gente de la ciudad.
Años después, en 1957, Albert Camus, otro heterodoxo antitotalitario, se planteó el mismo asunto. Camus tenía mucho en común con Orwell. Ambos reflexionaron a menudo «sobre la relación entre su pensamiento político y su narrativa». Y ambos llegaron a una conclusión similar: la «necesidad de comprometerse sin dejar de ser consciente de la facilidad con la que los fuertes ideales podrían arruinar una obra narrativa».
Tal y como narra Orwell en su ensayo, en la Europa de la posguerra, a principios de la década de 1920, autores como Joyce, Eliot, Pound o Lawrence «no prestan atención a los problemas urgentes del momento; ante todo, nada de política en el sentido estricto del término. Guían nuestra mirada […] hacia todo salvo a los lugares donde realmente están sucediendo las cosas». Todo acontecimiento político-social que ocurriese en aquella década no estaba plasmado en la literatura de esos autores.
Fuente: https://www.filco.es/orwell-y-camus-arte-y-compromiso-politico/