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El problema filosófico de Dios

Estos días celebramos la fiesta del nacimiento de una divinidad; para los cristianos, la Divinidad: Cristo.

Arash Arjomandi es filósofo y profesor de la EUSS (UAB)

El tema de Dios ha sido, en la historia de la filosofía, un problema por cuanto no se ha podido aportar ninguna prueba racional de su existencia o de su ausencia que no haya sido razonablemente refutada. Además, lo más apropiado para nuestra época actual parece ser la evitación de este problema a pesar de ser el de mayor trascendencia para cualquier ser humano.

Se elude hablar de esta cuestión, acorde al pragmatismo y funcionalismo de nuestra era tecnológica, o bien porque se le considera irresoluble; o bien por nuestra asunción del certificado nietzscheano de defunción de la idea de Dios; o bien porque, a la manera budista, no creemos imprescindible su resolución para procurarnos la felicidad.

A lo largo de la historia de la cultura ha habido muchos intentos racionales de demostrar la existencia de Dios. Kant los catalogó, sintetizó y clasificó magistralmente para, luego, mostrar que ninguno de ellos es susceptible de decisión lógica. En efecto, todas las pruebas racionales aducidas para la existencia de un Ser supremo se reducen, de un modo u otro, a tres tipos de argumentos.

1.El argumento ontológico, que afirma que un Ser cuya grandeza sea de tal magnitud que no pueda pensarse ningún otro ser por encima de él debe, necesariamente, existir, pues de no existir podría pensarse en otro Ser superior a él por cuanto ese otro Ser, además de ser pensado, tendría una propiedad más: la existencia.

Empero, gracias a Kant sabemos que este argumento tiene una falla lógica fundamental. En efecto, si Dios existe debe ser, ciertamente, el creador de la realidad (su causa primera; no necesariamente como antecedente temporal, pero sí como causa eficiente). En consecuencia, debe ser omnisciente y omnipotente. Pero, esta necesidad (que la causa primera debe ser omnisapiente, omnipotente, suprema) no implica su existencia; de la definición del ser necesario no se puede deducir la existencia de un ser necesario. La existencia no es un predicado lógico (aunque sí gramatical). Si decimos que Dios, además de omnipotente, omnisciente y bondadoso, es existente no estamos añadiendo un nuevo atributo (la existencia) a la noción de Dios, pues la existencia (o inexistencia) del objeto de una idea no es una cualidad de esa idea.

2.El argumento cosmológico, que enuncia la existencia de Dios por el hecho de que la contingencia (no necesidad) de todos los demás seres del mundo prueba la existencia de un Ser necesario. De nuevo, estamos infiriendo la existencia extramental de un concepto de la propia necesidad de tal concepto. De la imposibilidad de una serie infinita de causas hacia atrás queremos deducir la existencia de una causa primera; pero la imposibilidad de la regresión infinita es un principio del pensar, un axioma lógico necesario para poder argumentar; no una característica de lo real.

3. La prueba físico-teológica, que quiere deducir la existencia de un ordenador y diseñador inteligente para el mundo en virtud del orden y regularidad que la ciencia descubre en éste. Nuevamente, ello puede legitimarnos a pensar que, en caso de que existiera un Creador, éste sería, ciertamente, sabio y ordenado pero no nos prueba su existencia.

En suma, la noción de la necesidad solo reside en el pensamiento; es una condición formal de nuestro pensar. Todas las pruebas de la existencia de Dios incurren en la ilusión dialéctica de extrapolar el concepto y la noción de necesidad e hipostasiarla como una condición material del mundo real.

¿Cuál puede ser, entonces, una solución al problema de Dios? Es verdad que las referidas pruebas filosóficas han demostrado que la idea de un ser supremo, de una causa primera o de la unidad de los fenómenos en un único Todo es una idea que se nos revela lógica y racionalmente necesaria, inexorable; pero de la necesidad de una idea no se puede deducir la existencia de su referente fuera del pensamiento. Empero sí podemos y debemos postular esa existencia del siguiente modo: Karl Popper y otros han demostrado que todo nuestro conocimiento científico descansa, entre otras cosas, sobre el principio de razón suficiente (a saber, todo lo que ocurre tiene, al menos, una explicación suficiente, aunque la desconozcamos). Y bien, sólo cabe un único tipo de razón suficiente para la referida necesidad racional de la idea de Dios; esa razón suficiente es que postulemos la existencia de Dios también fuera de nuestro pensamiento. En otras palabras, el hecho de que, en virtud de los argumentos de arriba, nuestra razón no pueda, desde el punto de vista lógico, sustraerse de la idea de un Ser supremo nos obliga a aceptar el axioma de que ese Ser existe. Tal idea es un principio regulativo de nuestra racionalidad, es decir, aquello que nos permite mirar las cosas como si procedieran de una causa necesaria, algo imprescindible para nuestra experiencia epistemológica y moral.

Fuente: http://www.abc.es/opinion/abci-problema-filosofico-dios-201801050437_noticia.html

José Antonio Marina: «Decir que no hay que aprender cosas de memoria es un disparate neurológico»

El filósofo y escritor ha publicado «El bosque pedagógico», una guía orientativa en «el profundo bosque de la educación hoy»

Un docente que quiera profundizar en todas las propuestas pedagógicas de hoy en día no tendría tiempo para ponerlas en práctica. ¿Qué puede hacer? ¿Ignorarlas? ¿Obedecer a los políticos? ¿Fiarse de los expertos? ¿Pero de qué expertos? Ese es el punto de partida y el esqueleto que articula «El bosque pedagógico», el último libro del filósofo y escritor José Antonio Marina.

En esta obra el autor reconoce que «vivimos en la sociedad del aprendizaje, pero la pedagogía actual está confusa, incapaz de ofrecer soluciones para una situación compleja y acelerada. Necesitamos una educación potente y eficaz, pero no sabemos cómo pensarla». Todas las naciones, asegura Marina, «están en emergencia educativa»

Estamos presenciando continuamente la aparición de pedagogías emergentes. ¿Cómo saber cuál es el camino a seguir en esta avalancha de conceptos, teorías y modelos?

Estamos presenciando esta irrupción de pedagogías emergentes que pugnan por resolver los problemas, pero que a veces plantean otros nuevos, porque provocan confusión e incluso movimientos autodefensivos de rechazo entre los educadores y padres, desconcertados ante la proliferación de innovaciones a veces poco fundamentadas. Vivimos en la sociedad del aprendizaje, pero es cierto que la pedagogía actual está confusa, incapaz de ofrecer soluciones para una situación compleja y acelerada. De ahí este libro, humilde y laborioso, con frecuencia repetitivo y redundante, e incluso contradictorio, que pretende ser una cartografía en este bosque que no deja de crecer.

¿Su último libro es una especie de mapa?

Dado que en este momento se hace mucha investigación sobre pedagogía, lo que he intentado hacer es, efectivamente, una especie de «mapa» que nos oriente entre tantas investigaciones fragmentarias, e inconexas con otras investigaciones que suelen además inventar su propio vocabulario. Da la impresión de que muchas cosas son nuevas pero en realidad son cosas pasadas cambiadas un poquito. Eso está produciendo un espejismo de novedad, cuando lo que hay en realidad es mucha investigación movida. Ha salido otra imagen pero con dificultad de integrarlo en un modelo completo de pedagogía.

A veces parece también que todo se resume en un enfrentamiento entre la escuela tradicional y la nueva.

Lo que pasa es que cuando un paradigma que tiene una tendencia al todo, lo demás parece «malo». Y se transmiten por una cuestión de fe, de manera que se vuelve a repetir y no se tiene capacidad crítica para evaluar el paradigma en el que se está trabajando. Dicho esto, el paradigma antiguo se basa en el maestro, la memoria, los contenidos, mientras que el otro se basa en no aprender de memoria y en aprender procesos y no contenidos. Las críticas de los antipedagogos son muy feroces. Critican los puntos flacos del nuevo paradigma. Sostienen que hay mucha actividad, mucho proyecto, pero que al final no han aprendido nada.

No hay solución si no se atiende a lo poquito que cada uno tenga de verdad. Y es que cada uno ha cogido una idea fragmentada de la inteligencia. Lo que tenemos que hacer es bajar a una teoría de la inteligencia de la memoria y del aprendizaje humano que, en este momento es muy potente, porque aprovecha cosas de la teoría de la neurociencia, de la psicología evolutiva, de la psicología a secas, de la antropología…

Es que hay paradigmas nuevos muy controvertidos, como el que no hay que aprender cosas de memoria.

Cierto, ese es uno de los paradigmas nuevos que está mal. Cada vez que decimos que no hay que aprender cosas de memoria estamos diciendo un disparate neurológico total. Porque la memoria es el órgano de aprendizaje que tiene nuestro cerebro y, por tanto, todo lo aprendemos de memoria. Y todo lo que comprendemos lo hacemos a partir de los conocimientos que tenemos. Pero el viejo paradigma tampoco está bien, porque consideraba la memoria como un acto de repetición para almacenar. Todos los aprendizajes se organizan a través de la memoria. Y por tanto los dos paradigmas tenían una teoría errónea de la misma. Así no se puede fundar una teoría del aprendizaje. El lema de la Universidad de Padres que fundé es que «hay que conocer para comprender, y hay que comprender para tomar buenas decisiones y actuar». Y eso es lo que nos interesa. De manera que el hecho de desprestigiar los conocimientos significa desprestigiar de una misma tacada la comprensión y facilitar que las decisiones se tomen por el trending topic de turno, algo que nos sitúa en una situación de mucha vulnerabilidad.

El paradigma nuevo también antepone la educación de la persona frente al conocimiento. ¿No es una exageración?

Es una contraposición ridícula. No hay que contraponer nada, para formar personas es indispensable formar el conocimiento. Pero sí es verdad que la educación tiene dos grandes columnas.

Una es la instrucción, que es un conjunto definido de procedimientos, de habilidades (ahora están de moda las destrezas, las competencias…), de conocimientos… Tienen que saber de matemáticas, razonar, pensar… pero todo se integra en un sujeto personal, o de una personalidad. La personalidad incluye más cosas: el estilo emocional, la manera de tomar decisiones, de soportar dificultades… ese es el carácter de la persona.

Por una parte está una, y por otra la otra, pero tiene que haber un proyecto integrador entre ambas. No podemos hacer una cosa holística, misteriosa. ¿A qué nos referimos cuando estamos hablando de personalidad o de carácter? De la peculiar forma que tiene cada sujeto de integrar muchas cosas que terminan siempre en el paso a la acción, de cómo actúa esa persona en la vida.

Ahora hemos recuperado a través de la psicología y la pedagogía americana una idea que era específicamente europea y que habíamos desdeñado un tiempo: el concepto de hábito. Adquirimos una cosa cuando adquirimos el hábito y repetimos con automatismo. Los hábitos se adquieren con aprendizaje, con entrenamiento. Desde Aristóteles se define a la personalidad como el conjunto de hábitos afectivos y morales que tenían las personas.

Las dos cosas tienen que estar dentro de un mismo modelo. Estamos ayudando a que los alumnos configuren su propia personalidad, pero mediante el fomento de hábitos emocionales, morales… que se van adquiriendo en la escuela y la familia o donde sea, y que tienen mucho que ver con el conocimiento y el modo de usar este. En definitiva, necesitamos una visión muy integrada del asunto.

En este momento lo que ocurre es que hemos «troceado» a los seres humanos y los hemos convertido en destrezas. Pero esas destrezas deberían articularse en la personalidad del sujeto concreto. No nos interesa que solo desarrolle una de las ocho inteligencias y nada más. Necesitamos que todo esto se integre en una persona.

También necesitamos una educación «a lo largo de toda la vida», pero desconocemos quién va a impartirla.

No puede educar cualquiera. Vivimos en una sociedad muy complicada. Necesitamos más formación que la que teníamos antes, más amplia y profunda. La fobia a las matemáticas empieza hacia los 9 años. Nos lo tenemos que tomar en serio. Hay que saber qué funciona y qué no. Y respecto a la formación de los docentes, eso no se ha cuidado nunca. Hay maestros estupendos, pero muchos de ellos autodidactas.

¿Cuál es su opinión sobre la marcha del Pacto Educativo?

La metodología que se ha elegido no es buena, tengo poca esperanza. Hice lo que pude con mi equipo cuando publiqué los papeles, señalando cuales eran los temas que han impedido que haya un pacto educativo a pesar de los intentos. El secretismo con el que se está llevando me parece muy perjudicial. No se puede llevar a puerta cerrada un asunto que interesa a toda la sociedad. Deberíamos saber las posiciones de todos los partidos para que después cada palo aguante su vela.

fuente:

http://www.abc.es/familia/educacion/abci-jose-antonio-marina-decir-no-aprender-cosas-memoria-disparate-neurologico-201712112147_noticia.html

La filosofía explicada por Teminator: llega el cómic que arrasa en Internet

‘Cómics existenciales’ contienen a Platón, Kant o Simone de Beauvoir

Déborah García

No miento si digo que este cómic ya existía en mi cabeza hace mucho tiempo. Me pasé los años universitarios rodeada de estudiantes de filosofía, y ellas ya descontextualizaban a los filósofos y filosofas que estudiaban y los ponían a discutir de las cosas más absurdas. He ido encadenando carcajadas página a página, disfrutando de las diferentes tiras cómicas. La imagen de Leibniz queriendo un bocadillo de choricillos se me repite sin parar en la cabeza, la de Kant intentando ligar o «chulesco» Camus siendo callado una y otra vez por la imponente Simone de Beauvoir.

Rebobinemos. Pensemos por un segundo qué pasaría si mezcláramos a filósofos y pensadores de toda la Historia -Platón, Wittgenstein, Beauvoir, Kant, Spinoza o Hannah Arendt-, en medio de un bosque, en un bareto, en una oficina de trabajo o en un tribunal. Imaginaros que los juntamos a todos jugando un partido de fútbol americano o en el mismísimo cielo. El ingeniero de software Corey Mohler (Portland,1985) es capaz de trasladar la filosofía de toda esta lista de autores a contextos improbables con una trascendencia y humor insospechado. Desde que creó la web Existential Comics en 2013, ha publicado 161 cómics con 121 filósofos diferentes como personajes. Un site que recibe más un millón de visitas por mes y es uno de los sitios web temáticos sobre filosofía más populares de Internet.

Ahora, Cómics existenciales ofrece la oportunidad de disfrutar a través de sus páginas de mini relatos que pivotan con equilibrio, entre la reflexión sosegada y el chiste fácil. En la actual adaptación que la editorial Stirner ha hecho al castellano del webcomic original se han reunido en un solo tomo y a todo color, más de cien de sus mejores tiras protagonizadas por los pensadores estrella de la Historia de la Filosofía.

El cómic se divide en 8 capítulos distintos: revolución, libertad radical, angustia, desasosiego, autenticidad, ansiedad, ambigüedad y un lapidario octavo capítulo, la vida carece de sentido y después te mueres. Hay algunos extras un tanto naifs a los que debo confesar, no me he podido resistir… ya sé cómo dibujar a Marx y al mismísimo Sartre. Para dibujar a Marx solo necesitas seis sencillos pasos, muchos círculos, trazar una especie de papa Noel, cambiarle la chaqueta, quitarle el gorro y pintarle un bigote muy oscuro. Dibujar a Sartre ya es otra historia porque implica hacer uso de la libertad radical.

Como no podemos destripar cada una de las tiras, desde Stirner han tenido la amabilidad de dejarnos compartir y comentar algunas.

El genio de Descartes

La filosofía explicada por Teminator: llega el cómic que arrasa en Internet

Es sin duda una de mis tiras favoritas, hace referencia al genio maligno de Descartes en las Meditaciones metafísicas, un experimento para dudar de absolutamente todo. De lo único que no parece dudar el bueno de René, o quizá también, es de la bondad de Dios. En el cómic sin embargo, Dios y el genio maligno engañan a Descartes, le hacen incluso creer que existen las jirafas y los canguros. Dios y el genio maligno básicamente flipan con la ingenuidad del pobre René, se tiran de los pelos viendo lo panoli que es. Sin embargo, el suspicaz René, que se huele toda la tostada, acaba escribiendo precisamente que todo es un engaño.

La vindicación de los derechos de Mary Wollstonecraft

La filosofía explicada por Teminator: llega el cómic que arrasa en Internet

La viñeta dedicada a Mary Wollstonecraft, filósofa feminista del siglo XVIII y autora de Vindicación de los derechos de las mujeres, recuerda su enfrentamiento con Edmund Burke por defender que las mujeres deberían ser educadas igual que los hombres. Según cuentan las crónicas, ambos podrían ser tertulianos agresivos de cualquier televisión actual. Sus movidas son antológicas. Las opiniones de Wollstonecraft sobre la mujer e incluso la defensa que hizo de la Revolución Francesa fueron incompresibles para Burke, pero muy aceptadas para la sociedad, al menos hasta su muerte.

Tras su fallecimiento, su marido William Goldwin quiso mostrar la vida moderna que su mujer había llevado, pero provocó todo lo contrario: los hijos fuera del matrimonio, su ateísmo… La sociedad no estaba preparada para su forma de vivir y sus obras fueron condenadas al olvido. En el cómic podemos verla enfrentarse y vacilar a Burke, y cómo este se vale de su vida personal para desacreditarla. ¿Dos siglos después y seguimos exactamente igual?

Friedrich Nietzsche: Director de Recursos Humanos

La filosofía explicada por Teminator: llega el cómic que arrasa en Internet

¿De verdad podemos imaginar a Nietzsche de director de recursos humanos de una empresa? Mohler lo hace. Para Nietzsche la humanidad de su tiempo estaba entrando en una época de crisis, a medida que esta “mataba a Dios”. Mientras la existencia de Dios fue creída como algo incuestionable, el sufrimiento era una especie de esperanza que formaba parte de un plan más alto. De repente, tenemos a seres incapaces de entender su nacimiento y su muerte, comprender esta existencia después de la proclamada muerte de Dios era una tarea complicada. Igual de complicado que hacer que ese empleado que tiene proverbios animosos para cada día del año, comprenda que no hay esperanza que debe aceptar activamente la filosofía negadora de la vida. ¡Suerte con el rebelde Nietzsche!

Los alemanes juegan al Monopoly

La filosofía explicada por Teminator: llega el cómic que arrasa en Internet

Esto son cuatro filósofos alemanes, Carnap, Freud, Nietzsche y Karl Marx, jugando al Monopoly. Pues mientras Freud analiza los motivos ocultos de por qué cada cual ha elegido una ficha determinada (ya sabéis que el coche es la más fálica de las piezas), Nietzsche, haciendo gala de una voluntad férrea, se afana por tener propiedades de todos los colores aunque no sea el objetivo del juego. Hasta que llega Marx que es un desastre para las finanzas personales y decide mirar el precio del juego al grito de ¡¡¡REVOLUCIÓN!!!

Terminator: las crónicas de Simone de Beauvoir

La filosofía explicada por Teminator: llega el cómic que arrasa en Internet

Siempre nos han hecho creer que la filosofía era cosa de señores, como el arte. En realidad, como todo. Sin embargo, en Comics existenciales han decidido darle a Simone de Beauvoir y a otras filósofas un protagonismo especial, el que se merecen. Simone es la que más páginas ocupa de todos los pensadores, la que más viñetas protagonizada directa o indirectamente. Aparece a lo largo de todo el cómic casi siempre al lado de sus compañeros existencialistas, cuestionando a Sartre y vacilando a Camus, y es a ella, a la que le dedican también un extra como mujer maravilla. La viñeta final de esta tira sirve para hacernos a la idea de la épica que envuelve esta parte del cómic. En ella vemos a Simone apuntando a la boca de Bentham, pitillo en boca: “Olvidaste una cosa Bentham-9000, uno no nace siendo el puto jefe, se convierte en el puto jefe”.

Fuente:

https://elpais.com/elpais/2017/11/23/tentaciones/1511452010_286890.html

 

 

Formas en movimiento

Georg Simmel vio lo que hoy se celebra como modernidad líquida en ciudades europeas que conservaban rasgos premodernos

No conozco mejor definición sobre “lo contemporáneo” que la que Georg Simmel ofreció para la modernidad. En los últimos años se ha debatido cuándo terminamos los modernos, cruelmente ahogados en un líquido que recibió varios nombres, casi siempre compuestos con sustantivos antecedidos por el prefijo “pos”. En un libro publicado en 1911, Simmel escribió lo siguiente: “La esencia de la modernidad es el psicologismo y la interpretación del mundo según las reac­ciones de nuestra vida interior, desde donde todo lo exterior se filtra y cuyas formas son meramente formas de movimiento”.

Impresiona la actualidad de estas breves líneas escritas hace más de 100 años, antes de las redes sociales, los derechos de la subjetividad convertidos en pilares de la civilización occidental, y el respeto por la opinión atinada o desatinada. Me pregunto: ¿cómo pudo Simmel ver estas formas nuevas? Ocurre que los grandes pensadores ven las cosas cuando todavía no se han consolidado. Las descubren en estado de emergencia, y es difícil captar sus rasgos porque están mezclados con lo más arcaico, lo que va a desaparecer inevitablemente, pero todavía no ha desaparecido. Las mercancías que se utilizan como ejemplos en El capital no son caños de acero sin costura o cristales de silicio, sino levitas y varas de lienzo. La teoría del valor y la plusvalía se definió con esos ejemplos, suficientes para un talento filosófico como el de Marx, que no necesitaba conducir el primer automóvil, porque habría debido esperar algún tiempo. El pensamiento puede esperar, pero no por tonterías.

Simmel vio lo que hoy se celebra como modernidad líquida, en ciudades europeas que aún conservaban rasgos premodernos injertados con las transformaciones asombrosas de las grandes avenidas y los nuevos sistemas de transporte. No necesitó descubrir a los citadinos flotando en la ola indecisa de sus subjetividades para comprender la forma del presente y del futuro. Hoy sería muy fácil escribir unas líneas como las citadas más arriba. Pero llegarían tarde, ya que pueden aparecer en la monografía de un estudiante de primer año. Por ejemplo: ¿quién no puede afirmar hoy que nuestras subjetividades están flotando en el flujo ininterrumpido de una pantalla de teléfono celular, flujo que no nos animamos a cortar ni cuando nos sentamos a la mesa?

Vivimos en un mundo colonizado por la subjetividad. Dos horas en las redes sociales son suficientes para descubrir que la opinión fundada o infundada tiene tanto valor como un dato científico o una noticia chequeada en varias fuentes. Roland Barthes habría dicho que vivimos en el Reino de la Doxa, es decir de la opinión, del que no hay que excluir todos los prejuicios que acompañan a la opinión como sus fieles camaradas de armas. Una investigación reciente nos avisa que la permanencia de un usuario de redes sobre una noticia periodística cualquiera promedia los 35 segundos. Como es un promedio, hay quienes permanecen más y también menos que ese fatal medio minuto. Aceptemos que la investigación se haya equivocado en sus datos. Pero ¿por cuánto?, ¿por 40 o 50 segundos?, ¿por un minuto? La noticia misma, más allá de los deseos e intereses de quienes escribimos en los diarios, es un medio líquido, donde flotan hasta hundirse todos los cuidados editoriales porque valen tanto como una foto falsa, dos minutos de azaroso vídeo, las creencias más improbables o los desahogos furiosos.

Por lo tanto, interpretar el mundo “en términos de nuestra vida interior” (como lo fraseó Simmel) parece inevitable. Liquidadas las ideologías, jubilados los principios, no nos queda otra cosa que ese cogollito donde nos pensamos libres porque acostumbramos a llamarlo, consoladoramente, nuestra propia vida, esa isla un poco imaginaria. Vale nuestra opinión, como si una orgullosa independencia de criterios externos fuera la prueba de la más completa libertad, aunque simplemente pruebe una sujeción dentro de los propios límites y lo difícil que es reconocerlos.

Puede que las autoridades del saber estén agonizando. La modernidad, como escribió Simmel, es el reino edificado sobre esa agonía. Liberados de las autoridades, la Doxa establece su imperio subjetivo, móvil y caprichoso. Pero estamos en familia: vamos a las redes y por obra del algoritmo nos encontramos con nuestros parientes, es decir, los seres que, como cliquean más o menos los mismos links que cada uno de nosotros, son nuestra nueva familia. “Un mundo interior donde se han disuelto los contenidos fijos”, escribió Simmel hace un siglo.

No se trata de hacer un cuadro de honor simplemente para dejar establecido que Simmel vio este cambio antes que las secciones de vida cotidiana de los periódicos. No es un concurso para ver quién llegó primero a la meta. Simplemente porque no hay meta. Algunos intelectuales pudieron percibir lo que estaba apenas esbozado. Vieron lo radicalmente novedoso a través de los restos de un pasado que perduraba. Hoy esa novedad es el presente.

Fuente:

https://elpais.com/cultura/2017/11/06/babelia/1509985334_019816.html

Foto:

Un hombre sostiene un ordenador portátil con un fondo binario. REUTERS

Nueva temporada de Diálogos en la caverna (RNE)

Se abre la nueva temporada del programa filosófico «Diálogos en la caverna» en Radio Nacional de España. Este programa, ya veterano, está comandado por Víctor Bermúdez y Juan Antonio Negrete, que junto a multitud de colaboradores/as hacen de las madrugadas de los martes unas veladas deliciosamente filosóficas.

Aquí podéis encontrar todos los programas emitidos hasta ahora:

http://www.rtve.es/alacarta/audios/dialogos-en-la-caverna/

Lo que realmente importa

Hay que educar para saber y para convivir, y eso solo puede llevarse a cabo sobre la base de conocer en el sentido más amplio de la palabra

Si Emilio Lledó se hubiera limitado a ser tan solo una figura enormemente influyente en la filosofía académica española de la Transición, habría perdido peso en el pensamiento de nuestro país tan pronto como se hubiera jubilado. Si Emilio Lledó hubiera sido solamente un magnífico profesor, su prestigio se habría ido apagando conforme se hubiera ido quedando sin estudiantes a los que transmitir su sabiduría. Si Emilio Lledó hubiera sido únicamente alguna de esas cosas, o incluso la suma de todas ellas, no estaríamos hablando hoy aquí de él. Pero Emilio Lledó no se deja describir apelando a ninguna de las determinaciones mencionadas. Si ha llegado a los 90 años no ya manteniendo intacto el prestigio que atesoraba cuando abandonó definitivamente las aulas, sino incrementándolo, es porque ha residenciado su virtud en el lugar que le correspondía: en la palabra misma.

¿Es esta efectivamente la clave del prestigio de Lledó? Intentemos poner a prueba nuestra propia afirmación. De pocas cosas se habla más en este país últimamente que de diálogo. Hasta el punto de que se diría que para algunos parece haber constituido un descubrimiento, cuando no (para los más ignorantes) una propuesta radicalmente novedosa. Pero ¿qué es el diálogo sino la palabra en su estado más vivo, la palabra en acción, ese momento en el que la palabra muestra todo su poder y se pone en juego? Importa entenderlo así para alejarse de una imagen unilateral de lo dialógico sumamente frecuente. Me refiero a esa imagen en la que el diálogo queda dibujado como una actividad, noble, hermosa, bienintencionada, que busca que las personas rebajen su posible dogmatismo, su intransigencia, su incomprensión o cualquier otra actitud negativa (por no decir antipática), saquen su parte buena y corran al encuentro del otro para ponerse de acuerdo con él de forma razonable y, de ser posible, amistosa. Así dibujado, el diálogo formaría parte del repertorio categorial del perfecto buenista, y el mejor provecho que podría extraerse de él sería el de que constituyera un instrumento para negociar y alcanzar acuerdos.

Qué duda cabe de que en ocasiones el final feliz es la desembocadura del diálogo, pero representaría un grave error suponer que es una desembocadura inevitable. Si no queremos quedar atrapados por las connotaciones que a menudo se adhieren a las palabras, se impone subra­yar la enorme importancia del diálogo entendido, si se me permite decirlo así, como aventura intelectual, que es como nos enseñó a entenderlo Emilio Lledó. Ignoro hasta qué punto el veneno del diálogo a él se lo inoculó a su vez Hans-Georg Gadamer, con quien estudió en la Universidad de Heidelberg, o ya venía Lledó envenenado de casa, esto es, lo llevaba incrustado en lo más profundo de su alma cuando conoció al autor de Verdad y método. En todo caso, se puede afirmar que la pasión por el diálogo como actividad espiritual de alto riesgo —por decirlo apenas de otra manera— constituye la expresión más transparente de su talante intelectual, aquello que mejor informa de la naturaleza de su pensamiento.

De ahí la complementaria insistencia, de la que nunca se ha apeado Emilio Lledó, en la paideia, en la educación. Esta debería cumplir, además de una función de conocimiento, una función moral. Hay que educar para saber y para convivir, y eso solo puede llevarse a cabo sobre la base de conocer en el sentido más amplio y fuerte de la palabra, esto es, de conocernos también a nosotros mismos, a los que tenemos por otros y a los vínculos que podemos y debemos establecer con ellos. Llámesele a esto, si se quiere homenajear a Flaubert, educación sentimental (a no confundir con la autoayudesca inteligencia emocional) o de cualquier otra forma, siempre que dé cuenta del calado que se le está atribuyendo a la función de ese educador.

Y aunque Lledó, modestamente, prefiera definirse como profesor de filosofía antes que como filósofo, lo cierto es que, parafraseando al ilustre político, podríamos decir de él que es filósofo a fuer de (magnífico) profesor de filosofía. Esto es, lejos de contentarse con ser mera correa de transmisión de la herencia recibida, se ha esforzado en criticarla, depurarla y mejorarla para ponerla al servicio de un ideal de vida buena. Con lo que nos vemos devueltos al punto de partida: ha dialogado con la tradición de la que somos hijos, se ha convertido en interlocutor de ella y, a través de ese gesto, ha ejercido de filósofo. Las lecciones de dicho diálogo están en los textos que Lledó ha escrito, textos con los que, prolongando esa gran conversación de la humanidad que es la cultura, venimos nosotros hoy convocados a dialogar. No otra constituye, en fin, la gran metalección que deberíamos retener de su magisterio (y, en lo posible, aplicarnos para ser capaces de prolongarla): la figura de Lledó resiste tan bien el paso del tiempo porque siempre ha hablado de las cosas que realmente importan.

Fuente: https://elpais.com/cultura/2017/11/03/babelia/1509729280_210957.html

Foto: Álvaro García.

“El profesor que triunfa en la universidad es el burócrata»

El ensayista Nuccio Ordine aspira a ofrecer pistas para quienes el dinero no lo es todo con su nuevo libro, ‘Clásicos para la vida’

Borja Hermoso

A bordo de un impecable look de ejecutivo -traje azul oscuro, camisa blanca y corbata roja- rematado por unas aparatosas botas deportivas color arena viaja Nuccio Ordine (Diamante, Italia, 1958). Estamos ante un ciudadano, un profesor y un ensayista que se ha empeñado en resistir. Resistir, desde la defensa de las humanidades y la enseñanza de los clásicos, a la inercia inexorable de la consabida deriva mercantilista.

Por eso Ordine se indigna contra la transformación de las universidades como templos del saber en factorías de nuevos profesionales perfectamente diseñados para el mercado. Por eso clama contra la derrota del pensamiento frente al dinero, y del corto frente al largo plazo, y por eso lo cuenta en libros-manifiesto de lectura apasionante. Fue el caso de La utilidad de lo inútil (traducido ya a 20 idiomas en 30 países), un verdadero fenómeno editorial consistente en la reivindicación furiosa de las inútiles humanidades -más necesarias que nunca, sostiene- frente a los saberes útiles, con la ayuda de un buen puñado de filósofos y escritores de todas las épocas.

Y es el caso de su nuevo libro, Clásicos para la vida. Una pequeña biblioteca ideal, en el que el profesor de la Universidad de Calabria, lejos de pretender establecer un canon literario-filosófico, solo aspira a ofrecer pistas, balizas a navegantes para quienes, definitivamente, el dinero no lo es todo. También están Einstein, Thomas Mann y Montaigne. Tanto La utilidad de lo inútil como Clásicos para la vida están editados en castellano por Acantilado, y en catalán por Quaderns Crema. Ordine estuvo ayer en Barcelona para hablar de su nuevo ensayo y para inaugurar, junto al compositor y violagambista Jordi Savall, un nuevo ciclo de Conversaciones en La Pedrera.

Las grandes obras literarias y filosóficas no deberían ser leídas para aprobar un examen sino para, en primer lugar, experimentar placer y, en segundo, mejorar como personas. Ese es el punto de partida para este experto en el Renacimiento y en la vida y la obra de Giordano Bruno. Pero Nuccio Ordine no es un ingenuo y sabe que la batalla está perdida de antemano. «El poder nunca ha querido gente cultivada, así es más fácil hacerle creer cosas. Cuando no eres una persona cultivada, no tienes capacidad crítica. Maquiavelo decía que la humanidad se divide entre los que saben y los que no saben. El que sabe tiene siempre una posición dominante. El segundo es un esclavo del otro», ha explicado este lunes en una conversación con este diario.

Considera Ordine que el presente en lo que a la educación y la cultura se refiere es un espejo del pensamiento único y de la desidia, cuando no la consciente negación de la enseñanza. Así lo argumenta: «Cada vez más, en los institutos y en las universidades el profesor que triunfa es el profesor burócrata, ese que se dedica a redactar informes sin parar y que frecuenta todos los consejos. Paradójicamente, el profesor que se dedica a hacer de profesor se ha convertido en algo marginal dentro del sistema. Esto es gravísimo». ¿Su propuesta?: «La universidad y la escuela deben volver al espíritu para el que fueron fundadas. La palabra escuela viene del griego skolé, que significa ‘tiempo libre’, ‘ocio’. significa que no debes hacer algo porque te sientes presionado por una exigencia práctica, sino por ti, para mejorar».

Para combatir ese fatalismo, en los últimos 15 años Ordine ha leído ante sus alumnos un gran número de pasajes de obras de escritores o pensadores no necesariamente ligadas al temario que tocaba. Desde Borges hasta Pessoa y desde Maquiavelo hasta Cervantes, pasando por Goëthe, Saint-Exupéry, Ludovico Ariosto, Montesquieu, Homero, Hipócrates o Stefan Zweig entre otras decenas de nombres, los ha relacionado con cuestiones de actualidad. Así ha demostrado lo que perseguía: que los clásicos no solo ofrecen placer. También ofrecen soluciones.

Casi todo es, para él, una cuestión de disyuntiva entre el corto y el largo plazo. Eso afecta a la praxis política. Eso afecta a la educación. Eso afecta al compromiso o no de quienes disponen del dinero a la hora de ayudar a crear mejores generaciones de ciudadanos. «El mercado te exige hoy una cosa que en seis ya no es válida. Eso impide ver las cosas a largo plazo. Las profesiones y los oficios nacen y desaparecen a toda velocidad. Pero en la enseñanza y el aprendizaje en profundidad, los plazos son de 20 o 25 años. ¿Y cómo vas a aplicarle a la enseñanza una lógica de mercado si a los 25 años absolutamente todo habrá cambiado?». Pero queda, asegura, un resquicio de esperanza: «Hay algo que ni todo el dinero del mundo puede comprar: el saber. Eso es fruto de un esfuerzo que solo tú puedes hacer, y ahí nadie puede sustituirte».

Pone a Nietschze y su elogio de la lentitud en el aprendizaje como uno de los modelos a seguir. Y subraya que, mientras los sistemas de educación occidentales avanzan a toda velocidad hacia otro modelo, el consistente en factorías de robots humanos utilísimos, incultísimos y autoconvencidísimos de su excelencia, un país tan hipertecnológico y tan cibernético como Corea del Sur intensifica sus inversiones en educación humanística. «¿Sabe usted que hace cosa de un año la Unesco organizó una especie de campeonatos mundiales de filosofía y que los dos primeros clasificados fueron dos surcoreanos?», pregunta Nuccio Ordine.

Autor: Nuccio Ordine. Editorial: El Acantilado (2017). Formato: tapa blanda (192 páginas).

Fuente: https://elpais.com/cultura/2017/10/23/actualidad/1508780704_884734.html

Foto: Joan Sánchez

Filosofía, arquitectura y arte para construir la ‘civitas’

Cuatro pensadores debaten sobre los espacios y conocimientos colaborativos entre África y Europa en el marco del II Grigri Pixel Festival

Gemma Solés i Coll

El pasado sábado 7 de octubre, en Intermediae de Matadero, dentro del marco del segundo programa de residencias, talleres y seminarios Grigri Pixel, se celebró Lo invisible, lo común y lo mágico: espacios y conocimientos colaborativos entre África y Europa. El encuentro, que reunió a la filósofa Marina Garcés, el artista Abu Ali (Toni Serra), la arquitecta Paz Núñez y el crítico de arte Simon Njami, tenía como objetivo ahondar en los retos comunes y las problemáticas urbanas contemporáneas en las ciudades de África y Europa, y sirvió para profundizar en los imaginarios compartidos y las amenazas actuales que acechan los espacios públicos de Norte y Sur.

Marina Garcés y la construcción de lo común como una situación de dignidad compartida:

«El plural, hoy, no es intrínsecamente bueno, hay plurales muy malos», abría el debate la filósofa catalana Marina Garcés, haciendo hincapié en la crisis política y social que atraviesa España actualmente en el contexto del independentismo de Catalunya. Crítica con la forma en que la sociedad moderna tiene de relacionarse con el medio ambiente o con la democracia directa, describió el momento actual como una «condición póstuma», referenciando el libro colectivo que ha escrito junto a grandes del pensamiento contemporáneo como Zygmunt Bauman o Slavoj Zizek.

«Una apuesta por lo común es cualquier situación que podamos definir como de dignidad compartida», pronunció Garcés. Y dio tres ejemplos que para ella, son claras apuestas por lo común:

  1. La defensa de los barrios: En el marco global, las lógicas capitalistas y depredatorias de violencia inmobiliaria (airbnb, narcopisos…) no pueden ser combatidas por los vecinos. En este contexto, aparecen barrios donde no los había, con prácticas de apoyo mutuo y de solidaridad entre los vecinos. ‘Barrio’ pasa a significar «queremos vivir aquí y solo podemos hacerlo luchando juntos, no apelando a una antigüedad, sino a un presente urbano en el mundo de la metrópolis global».
  2. Alerta creuers o Barcelona ens ofega, son agrupaciones que alertan sobre el peligro de los cruceros y la contaminación atmosférica que generan, que son, cada vez más, una preocupación entre los vecinos y vecinas de Barcelona. La cuestión ambiental y paisajística desemboca a una ciudad contaminada, y por más que los ciudadanos abandonen el coche, los cruceros contaminan muchísimo más que los automóviles. Eso genera una conciencia de un «nosotros» muy amplio que dice: «queremos respirar».
  3. Los recientes 1 de octubre o la Huelga del 3 de octubre: Según la filósofa, la prohibición del referéndum ha movilizado de forma transversal y amplísima en todo Catalunya. «La superación y la emergencia de ese común rompe las identidades y se abre por la aparición central y rígida del estado del «vosotros no». Eso genera una construcción de un nuevo «nosotros»».

Garcés criticó, también, el rol aturdidor de los medios de comunicación masivos, por fomentar un imaginario colectivo de confrontación. Y apeló a la responsabilidad del espectador, y a su disponibilidad de quedarse (o no) en la sociedad del espectáculo, donde no hay posibilidad de hacer y deshacer «nosotros» más allá de lo que se impone y se da por hecho.

Simon Njami, la defensa de un nosotros inclusivo y responsable

Simon Njami (derecha) y Abu Ali (izquierda), durante el Seminario 'Lo invisible, lo común y lo mágico: espacios y conocimientos colaborativos entre África y Europa', en el marco del 2º Grigri Pixel. 
Simon Njami (derecha) y Abu Ali (izquierda), durante el Seminario ‘Lo invisible, lo común y lo mágico: espacios y conocimientos colaborativos entre África y Europa’, en el marco del 2º Grigri Pixel. Lukasz Michalak / Intermediae Creación Contemporánea / Grigri Pixel

Simon Njami, redactor jefe de Revue Noire y director artístico de la Bienal de Dakar, abrió su intervención apelando al ‘nosotros’ como una noción polisémica y un concepto problemático que puede definir contra el «otro». Aludiendo a la esclavitud y la colonización, Njami expresó que el ‘nosotros’ que define aún hoy a los africanos siempre se ha tratado como algo complejo y con grandes estratificaciones. «El nosotros africano es bastante temible», dijo apuntando a la construcción eurocéntrica de África.

«En Angola, por ejemplo, comprendieron tarde que habían sido colonizados, y crearon un ‘nosotros’ muy plural, con los portugueses incluidos», explicó sobre el país que consiguió una de las independencias más tardías, en 1975. Así, Njami se apuntó a la construcción de un nosotros inclusivo: «el nosotros en el que yo creo es el de compartir», expresó. «Toda compartición supone responsabilidad. La responsabilidad es esencial. Dar y recibir. La importancia es el intercambio». Sin embargo, el comisario suizo se mostró crítico con la construcción de los espacios comunes en las ciudades africanas, y reprochó que han sido abandonados por los mandatarios de los estados modernos, a expensas de los espacios privados.

Paz Núñez, la ciudad como un espacio de relación

Paz Núñez (en el medio), durante el Seminario organizado en el marco del 2º Grigri Pixel.
Paz Núñez (en el medio), durante el Seminario organizado en el marco del 2º Grigri Pixel. EVA (Espacio Vecinal Arganzuela)

«Hay una malla que nos configura como seres», pronunció la arquitecta especializada en urbanismo Paz Núñez. Citando al geógrafo malagueño Horacio Capel y al arquitecto y activista granadino Esteban de Manuel, dijo que la ciudad no es un concepto estático sino una noción dinámica, muy referenciada a la nomenclatura de la civitas y de la polis. Explicó cómo en Roma se hablaba de la urbs, no como una entelequia única, de la civitas como la sociedad, y de la polis como aquello relativo a las decisiones políticas. Y apeló a la necesidad de concebir la ciudad como un triángulo equilátero donde cada uno de estos conceptos debe estar equilibrado.

Como hiciera Marina Garcés apelando las situaciones de «dignidad compartida», Paz quiso aportar ejemplos de apropiación del espacio público que ella misma ha vivido y visto en diferentes puntos de África o el Caribe, y que en su opinión, generan confianza. Porque a su modo de ver: “Cuanto más espacio público, más seguridad en las ciudades”.

Habló de la forma en cómo nos aproximamos a realidades que no conocemos llenos de prejuicios, recordando una anécdota que le sucedió en Bata, en Guinea Ecuatorial, donde gente joven se ponía a estudiar y leer debajo de las farolas, porque en sus casas no tenían luz. También explicó como durante su tiempo en Angola, después de la guerra civil, la Universidad se convirtió en un espacio de encuentro y de confianza para la consolidación de la paz. Aludió a la metáfora de un oasis del sur de Marruecos, donde mujeres, hombres y camellos confluían para diferentes usos. Y acabó evocando la experiencia que supuso para ella la intervención post-terremoto en Haití en 2010, invirtiendo en lo público primero (con una civitas y polis descompuesta).

Núñez dijo que «el mobiliario y el espacio urbano no son ingenuos», y que en las ciudades, es necesario relacionarse con las personas para dejar de temer a lo diferente, al «otro». «La ciudad debe ser un espacio de relación», pronunció, defendiendo el control social positivo o el comercio de proximidad. También tuvo el acierto de hablar de los espacios periféricos e informales como la Cañada Real de Madrid, un barrio de unos 7000 habitantes en una antigua vía de ganado, que viven al margen de la legalidad, bajo el umbral de la pobreza – con excepciones-… Habló de ellos como una población que se esconde de la mirada del ciudadano que vive en zonas céntricas y reivindicó: «cuanto más nos escondamos, más desconfianza tendremos».

Abu Ali, entender las imágenes para comprender el «nosotros» que construyen

Abu Ali, durante el seminario organizado por el 2º Grigri Pixel.
Abu Ali, durante el seminario organizado por el 2º Grigri Pixel. EVA (Espacio Vecinal Arganzuela)

El videocreador catalán Toni Serra, también conocido como Abu Ali, residente en Duar Msuar (Marruecos), arrancó su parlamento hablando de los migrantes racializados, solo incluidos en la retórica humanista pero en permanente estado de sitio. «La violencia policial que sufrimos hoy (haciendo referencia a Catalunya el 1 de octubre y la posterior inestabilidad política), les afecta a ellos de forma cotidiana porque no están incluidos en este «nosotros»», señaló. Y criticó la forma en la que «la población migrante en este país es menospreciada. No intervienen en la academia, aunque sean académicos… siempre quedan fuera».

Ahondando en su interés por la imagen como constructora de realidades, habló del fast food audiovisual consumido en el capitalismo de la imagen, que responde a la lógica del consumo y la producción en masa y que, de forma nada ingenua, construye imaginarios colectivos. «Están ciegos, solo ven imágenes», dijo citando al poeta persa Mahmoūd Shabestarī.

Toni subrayó la necesidad de ahondar en el mundo de la imaginación para poder crear realidades mejores y salir del capitalismo de alta velocidad y del mundo del espectáculo ya descrito por el cineasta y filósofo francés Guy Debord. «El mundo de la imaginación es el mundo intermedio entre lo real e irreal, racional y material, entre la vida y la muerte. La imaginación es una especie de matriz de la realidad». Para él, la tarea de la arqueología mediática, que realiza a través de su proyecto Archivos OVNI, es esencial para deconstruir y comprender cómo se articula la arquitectura del «nosotros». Por ello, quiso apelar, muy acertadamente a un fragmento del reciente pregón de la Mercè de Marina Garcés:

El futuro del mundo es oscuro ahora mismo. Pero la vida se ilumina cada día si aprendemos a imaginar. Imaginar no es manejar la fantasía de cualquier manera, sino generar ideas y sensaciones que abran el mapa de lo que es posible. Como podemos reaprender, hoy, a imaginar juntos la ciudad y, por tanto, el mundo que queremos?

Seminario GRI GRI PIXEL  Lo invisible, lo común, lo mágico: espacios y conocimientos colaborativos entre África y Europa. 7 de octubre de 2017.
Seminario GRI GRI PIXEL / Lo invisible, lo común, lo mágico: espacios y conocimientos colaborativos entre África y Europa. 7 de octubre de 2017. Lukasz Michalak / Intermediae Creación Contemporánea / Grigri Pixel

Sin duda, inestimables aportaciones en tiempos revueltos desde el espacio propiciado por Grigri Pixel. «Este encuentro ya es un amuleto contra todos los malos espíritus que nos acechan en estos días», decía Marina Garcés. Y es que el significado de ‘grigri’, que en algunas regiones del oeste de África es el de amuleto u objeto con virtudes protectoras frente a daños o amenazas, bien puede ejercer sus virtudes mágicas en entornos críticos y del fomento de la construcción responsable e inclusiva de lo común como este.

Fuente:

https://elpais.com/elpais/2017/10/12/seres_urbanos/1507835426_474716.html

Nicolás Salmerón, un filósofo práctico

Nicolás Salmerón, el mejor ejemplo a seguir.

Antonio Guerrero

A pesar de ser una figura no tan comentada como debiera, y de no contar con la misma cantidad de textos escritos que sus contemporáneos, de todos los ejemplos no cabe duda de que Salmerón es el mejor para perseverar y ambicionar hermenéuticamente réditos de la idea de una filosofía práctica en España. Fue una persona multidisciplinar y muy vinculada a los problemas sociales de su momento histórico. Para empezar tuvo el temperamento necesario para ello. Su biografía de forma fidedigna lo atestigua: durante su infancia tuvo contacto ya con la política. Tanto su padre como su tío fueron pioneros del Liberalismo en Almería, en ese contexto en el que “Los Coloraos” suponían la oposición. Por otro lado conoció el clímax ideológico democrático en su instituto de secundaria donde se encontraban, en la ratio, algunos de los miembros del Partido Democrático Almeriense. Tiempo después estudió derecho y filosofía en Granada donde conoció a Giner de los Ríos, sentando la base de su actitud también pedagógica. Ya en Madrid, al continuar sus estudios, se introdujo de lleno en el Krausismo siendo miembro de la segunda hornada de discípulos de Sanz del Río. A partir de ahí su vida estuvo ligada a diferentes actividades de las que vamos a dar fe en este ensayo. En todas hay un nexo común: la filosofía; por ello su vocación de filosofía práctica queda patente.

Hemos dicho que tuvo el temperamento necesario para ser un filósofo práctico, lo que nos faltó decir fue que además supo llevar el pensamiento a la acción para alterar la realidad. Lo hizo a través de unas trasformaciones sociales (hechos ahora históricos). Creó en 1866 el Colegio Internacional, claro antecedente de la Institución Libre de Enseñanza, en la que también tomaría parte junto a Giner de los Ríos (transformación pedagógica de lo social). Con su apuesta por la enseñanza privada dio respuesta a la política educativa del Partido Moderado. Por otro lado estuvo integrado al mundo docente universitario como catedrático de metafísica entre otros cargos. Su vocación como filósofo, y por el aula, estuvo clara desde el primer momento, allí esbozó su krausismo propio. Además colaboró con la prensa del momento (trasformación mediática de lo social) en medios como: La democracia, La discusión. Fue también cofundador del periódico: La justicia. En el terreno político comenzó a darse a conocer, por su democratismo, en las tertulias del Café Universal y en los debates del Círculo Filosófico de la calle Cañizares. Entonces se introdujo de lleno en el Partido Democrático (transformación política de lo social). De todos los krausistas, Salmerón, fue el que más se hizo notar en el terreno político. De hecho perdió su cátedra por negarse a firmar un documento de adhesión a la Reina Isabel II. Las conspiraciones en las que estuvo metido contra ella le llevaron a prisión unos meses. Entonces era un radical. Con el Sexenio Democrático tuvo mejor suerte. Ya ostentando cargos en el Partido Demócrata, y bajo el debate sobre el republicanismo, trató de ser diputado por su tierra, Almería, pero no lo logró. Finalmente si pudo serlo por Badajoz y entrar así en las Cortes Constituyentes. Al poco fue nombrado ministro de gracia, destacando como brillante parlamentario. Colaboraron con él: Gumersindo Azcarate, Concepción Arenal y Giner de los Ríos. Su protuberancia le llevó a ser jefe del ejecutivo, presidente de la I República, en 1873, aunque solo durante 50 días. Dejó el cargo al negarse a firmar una sentencia de muerte, siendo fiel a su ideario. Desde ahí paso a ser presidente del Congreso. De esta época destaca su talante moderador y equilibrador entre las fuerzas políticas, un rasgo del Krausismo obviamente. Tras varias agitaciones políticas, y el golpe del General Pavía, paso al Partido Republicano Progresista. En ese momento gozaba de la simpatía de sus paisanos de Almería y trató de ser diputado otra vez desde esa provincia. Sin embargo fue el Caciquismo quién se lo impidió. Lo intentó en varias ocasiones pero sin éxito. Los Caciques fomentaron el fraude electoral para impedirle su objetivo. Poco tiempo después volvió a ser diputado por Cataluña, donde tuvo más suerte. Su discurso era claro: perseguir al Cacique y luchar por la democratización y modernización de España. De esta época han quedado registrados sus discursos parlamentarios en un sensacional libro titulado Obras de Don Nicolás Salmerón que fue prologado por Gumersindo Azcárate. En ese manuscrito aparece, como mensaje, su deseo de trasformar los problemas sociales, implicando eso una conexión entre pensamiento, acción y realidad.

«El sentido del Sr. Salmerón, por lo que hace al problema social, bien claro se muestra en el primero de sus discursos que figuran en este volumen, pronunciado en el célebre debate sobre la legalidad de la Asociación Internacional de Trabajadores. Reconociendo con severa imparcialidad los prejuicios, vicios y errores, así doctrinales como prácticos que alientan este movimiento»(1).

Justificación ideológica

Si bien hay que decirlo todo, el krausismo al que pertenecía Salmerón ya era de por sí una filosofía bastante cercana a los problemas sociales (pretensión de transformación pedagógica, política y mediática). De hecho le dio cobertura al Liberalismo y parió a varios presidentes de la I República. Y todo porque este movimiento conectaba con Erasmo de Rotherdam y la libertad de conciencia, entroncando con el tema de la libertad individual. Krause predicó un realismo racional: un equilibrio entre el ser, el pensamiento y la acción (lo que es de por sí un síntoma claro de filosofía práctica: pensamiento-acción-realidad). Lo real es descubierto por la razón, bajo un realismo racional. Desde ahí es posible cualquier presupuesto que vincule al Krausismo con la acción social.

Como sabemos fue Sanz del Río el difusor en España, tras conocer a Ahrens (discípulo de Krause). Muy en el fondo Sanz del Río llevó a nuestro país ese espíritu socrático del que contaba esta filosofía. De ahí saldría una defensa y apuesta por la ética y la praxis (otro síntoma de filosofía práctica) desde su punto de partida el “yo individual” hasta llegar a la “realidad del cuerpo”, “el espíritu”, y etc. El Krausismo en España supuso la verdadera apertura del pensamiento español a lo extranjero, filosofía alemana en este caso. En el terreno pedagógico destacó con Giner de los Ríos y la Institución libre de enseñanza y en el terreno político con Nicolás Salmerón. En otro orden de cosas Salmerón desarrolló una línea propia dentro de este sistema filosófico: el krausopositivismo. Con ella se separó de la línea de Sanz del Río. Los principios fundamentales, en su postura, estaban en la ciencia empírica: la ley de la evolución y de la relatividad del conocimiento. Según Salmerón estos cuerpos ideológicos deben estar en la filosofía y mantener dentro de ella una relación armónica. Esto le conducía a la psicología filosófica que unía razón y experiencia. En definitiva Salmerón trató de buscar en su línea filosófica una conciliación. Pretendía ir de la ontología del pensamiento y realidad hacia el conocimiento racional y la ciencia, con la experiencia (metafísica inductiva). La experiencia era fundamental para sus ambiciones, como se ve (rasgo de filosofía práctica).

—(1) Obras de Don Nicolás Salmerón. Discursos Parlamentarios. Gras y compañía editores. Madrid 1881.

Bibliografía

  • Historia de la Filosofía Española Contemporánea. Manuel Suances Marcos. Editorial Síntesis. 2010.

  • Obras de D. Nicolás Salmerón. Tomo primero. Discursos parlamentarios. (Prólogo de Gumersindo de Azcárate). De Gras y Compañía Editores. Madrid. 1881.

  • Nicolás Salmerón. La vida de un presidente de la Primera República Española. (Prólogo de José Luis Rodríguez Zapatero y Manuel Chaves González) María Carmen Amate Martínez y J.M. Beltrán. Arráez Editores. Mojácar 2008.

Fuente:

http://www.culturamas.es/blog/category/pensamiento/

 

Javier Gomá Lanzón: «Soy un iluso sin fronteras»

El filósofo, autor de ‘Tetralogía de la ejemplaridad’ sale del armario y confiesa que es poco ejemplar y ve ‘Gran Hermano VIP’

Luz Sánchez-Mellado

Esta es una entrevista manipulada. La primera versión tenía 20 folios. Y eso que se le pidió al entrevistado que fuera breve, porque bueno ya se suponía que sería un autor cuya Tetralogía de la Ejemplaridad figura entre los libros más vendidos y citados en tiempos poco ejemplares. Después de meterle la motosierra al original y de llamar al orden al incontinente, este es el destilado de una charla de una hora. El texto primigenio tiene otro precio.

Dice que, tras acabar su obra, por primera vez no tiene un plan en su vida ¿se siente vacío?

Al revés. Me he quedado tan a gusto. Me preocupa más cómo se sienten los demás: hartos, saturados, olímpicamente indiferentes.

Sintió la vocación literaria a los 16 años. ¿Se le apareció la virgen en el instituto?

Sí, y me dio tres mensajes que no puedo revelar hasta 2050. Uno de ellos habla del futuro de los medios de comunicación escritos. No va bien. No puedo decir más.

Oído, cocina. Una vocación salvaje y precoz. ¿Eso a los 16 cómo se doma? Tendría otras urgencias, ¿o fue puro desde joven?

Ni pastorcito, ni monje, ni malote. Mi adolescencia fue una medianía que una vocación literaria brutal hizo más compleja. Me costó mucho lograr la normalidad.

¿Qué es un filósofo hoy día?

Todos somos nativamente filósofos porque tenemos una interpretación del mundo. Luego una minoría extravagante escribe libros de filosofía, que es literatura conceptual. Nace de una vocación literaria. Elegir el concepto, el verso o la novela es sólo una cuestión de estrategia comunicativa.

Pero los filósofos nos regañan. Anda que no nos dio la chapa con la ejemplaridad pública

El primer perjudicado soy yo. Todos me juzgan por mi doctrina y la presión es insoportable. Trato de escapar. La ejemplaridad me persigue pero yo soy más rápido.

Se define “filósofo mundano”. ¿Sus colegas son marcianos?

Mis colegas por lo general me parecen estupendos y los admiro. Es más probable que sea yo quien les parezca marciano a ellos.

¿Es el humor la última esperanza en este valle de lágrimas?

Neecesitamos de vez en cuando unas vacaciones de realidad, que se suspendan sus leyes y nos creamos la ilusión de un mundo incruento y sin dolor. Eso es el humor. Derrama dulce liviandad en la realidad, que nos esclaviza, y hace la vida más soportable.

Dice que este es un país de aguafiestas, sin embargo, se habla de la España de pandereta.

Somos aguafiestas en lo teórico, festivos en lo práctico. El único idioma en el que a quien tiene ilusiones se le llama iluso, y yo soy uno de ellos: un iluso sin fronteras. Pero también somos el país con más bares del mundo.

Ve ‘Gran Hermano VIP’. ¿Qué hace un filósofo viendo ese zoo?

Sufrir cuando no gana mi favorito. Pero no he llegado a votar por teléfono, de momento.

52 años y la obra hecha, ¿Qué tal la crisis de la mediana edad?

Ni en eso destaco. Soy un tonto de la estimativa, disfruto con lo que tengo y doy gracias por una buena suerte que no merezco. La vida ha sido injusta conmigo para bien. El deportivo puede esperar.

Parece usted muy consciente de sus defectos, pero también de sus virtudes. ¿Vanidosillo?

A mis hermanos les digo para provocarles que tienen suerte de poder ser humildes sin mentir. El científico sabe si ha encontrado la verdad por el experimento, el literato sólo lo sabe por el consenso de los demás. Necesita conocer la opinión ajena. La vanidad es necesaria, aunque hay que educarla.

Ciertos pensadores están eternamente enojados y deploran todo el rato cosas. ¿Vamos a peor?

Tengo malas noticias para cenizos y aguafiestas. Vamos a mejor en todo, lo material y lo moral. Lo más probable es que el progreso continúe. Aunque nada hay seguro, salvo la situación sigue siendo muy imperfecta.

Wifi, big data, Tinder. ¿Cuál es la palabra del siglo XXI?

Elegancia, porque hoy no se trata sólo de ser libres sino de elegir bien. Y eso es la elegancia.

Pues fenomenal. Qué buena tarde se ha quedado, ¿no?

Mejorando lo presente.

Fuente:

https://elpais.com/cultura/2017/09/29/actualidad/1506704960_365068.html

Foto:

Álvaro de la Rua