Desde que el pasado mes de marzo la Organización Mundial de la Salud declaró la pandemia por Covid-19 y se produjo el confinamiento de más de un tercio de la población mundial, el concepto de “nueva normalidad” ha ido cobrando cada vez más fuerza. Los medios de comunicación y los responsables políticos de los distintos países del mundo se han apropiado del término para advertir a la población de los cambios en el modo tradicional de vida, impuestos por la presencia del virus SARS-CoV-2.
En España se ha insistido en que el proceso de “desescalada”, después de más de tres meses de confinamiento, nos encaminaría hacia una nueva forma de vida marcada por esa “nueva normalidad”. Esta expresión suele emplearse para referirse al acoplamiento de las actividades cotidianas a la situación de emergencia sanitaria mundial. El Instituto Mexicano del Seguro Social, por ejemplo, la utiliza como un “retorno seguro”, que implica cambio de hábitos. Sin embargo, no termina de estar claro a qué hace referencia el término ni cuál es su verdadero alcance.
Según el DRAE, la normalidad es la «cualidad o condición de normal» y lo normal es definido como «lo habitual u ordinario», aquello que «se halla en su estado natural». Sin duda, la crisis de la Covid-19 ha supuesto un cambio drástico en lo que hasta ahora habíamos percibido como “normal”, alterando las distintas esferas y escalas de la vida humana. No obstante, si, como decía Foucault, lo normal está vinculado a la norma dominante en un momento y lugar determinados, y por tanto es inseparable de las relaciones de poder, es necesario reflexionar sobre los usos y abusos del concepto de “nueva normalidad”, la realidad que representa y qué tiene realmente de novedoso.
Desde El Laboratorio consideramos que las transformaciones que ha impuesto la pandemia global en nuestra vida cotidiana exigen una reflexión conjunta sobre la realidad a la que remite y a la que pretende dar forma el término “nueva normalidad”. De modo más general, se trata de pensar cómo va a reconfigurarse el mundo tras la breve interrupción de la «gran aceleración» del Antropoceno, que ha supuesto el confinamiento de gran parte de la población. Dedicaremos el mes de octubre a debatir sobre estas cuestiones desde distintos enfoques y perspectivas, e invitamos a todas las personas interesadas a enviar sus propuestas.
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