
Montajes teatrales como ‘Les bacants’ en La Gleva y la nueva versión de ‘Electra’, que ha agotado localidades en el Lliure, donde se estrenará en febrero, demuestran la vigencia de los clásicos de hace más de 2.000
¿Por qué enganchan tanto los clásicos? «Son fondo de armario, como un vestido que nunca pasa de moda»
El interés del público joven por la tragedia griega va a más en los últimos años. En La Gleva, donde el dramaturgo y director Albert Arribas estrenó hace un par de meses ‘Les bacants’, de Eurípides, el montaje minimalista protagonizado por Màrcia Cisteró, Antònia Jaume y Marta Ossó congregó a bastantes jóvenes que acudían en grupo. «En la antigüedad clásica, el teatro era un ritual -explica Arribas, satisfecho con la recepción de la obra-. El teatro griego tenía una dimensión religiosa y política que no tuvo el teatro romano. Es muy diferente y hay que resignificarlo y jugar con él, pero también implica replantearnos la función de este espectáculo hoy».
Para Albert de la Torre, responsable de La Gleva, algo está cambiando. «En los últimos años veo a más gente joven abierta y receptiva a los clásicos, y no me refiero a las comedias de Shakespeare. Hay una renovada curiosidad por la cultura en mayúsculas». El Festival Clàssics, puesto en marcha en 2019 y copartícipe del estreno de ‘Les bacants’, ha contribuido a conectar con otro tipo de público. De la Torre cuenta que no solo asisten estudiantes universitarios a la sala, sino también alumnos de institutos cercanos que acuden por su cuenta a las funciones. El tirón de los autores clásicos ha conectado al Teatre de La Gleva con otro tipo de público, amante de una programación diferente, más culta, filosófica y literaria. Prueba de ello es la actual obra en cartel, ‘El nebot de Rameau’, a partir del texto homónimo de Denis Diderot (1713-1784), con dirección de Ramon Simó, que se despide este domingo.
Profundizar en las raíces
Otro dato significativo: a falta de un mes para su estreno ya se hayan agotado las entradas para ver ‘Electra’ en el Lliure (Espai Lliure). Se trata de un montaje dirigido por Alícia Gorina que reúne las tres versiones de la tragedia, la de Esquilo, la de Sófocles y la de Eurípides, centradas en la hija del rey de Micenas Agamemón, que urde un plan para asesinar a su madre como venganza por la muerte de su padre. Gorina, que la temporada pasada estrenó una interesante relectura de ‘Ifigènia’, otra tragedia de Eurípides, se enfrenta a este nuevo reto con ganas de traspasar al público su interés por el teatro de la Antigua Grecia que disfruta cada vez más. «Lo que me gusta del teatro griego es que permite profundizar en las raíces del teatro occidental», señala Gorina.