Gracias a la labor de Antonio Guerrero, hoy podemos disfrutar de una obra sumamente interesante sobre la vida y el pensamiento de Jesús Padilla Gálvez. Este destacado filósofo y profesor es considerado uno de los mayores expertos en la obra de Ludwig Wittgenstein, cuya influencia ha sido trascendental en el ámbito filosófico.
Padilla no solo se ha dedicado a interpretar los textos de Wittgenstein, sino que ha ampliado y desarrollado su legado, aportando un enfoque lógico, lingüístico y analítico que le ha valido un lugar especial entre los estudiosos de este filósofo.
Es precisamente por sus importantes contribuciones que Padilla ha sido merecedor de prestigiosos reconocimientos internacionales, como la Cruz del Mérito Cultural de Austria, considerada equivalente, en términos de relevancia, al Premio Princesa de Asturias en España. Entre sus numerosos logros también destaca la inclusión de su obra en la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos, un honor reservado para trabajos de especial calidad e impacto global.
Sin embargo, resulta paradójico que, en España, y especialmente en su tierra natal, Almería, su figura sea aún poco conocida. Con esta obra, Antonio Guerrero busca hacer justicia a un pensador excepcional, acercando su legado a su propio país y reivindicando la importancia de valorar y reconocer el talento que tenemos en casa. Este libro, fruto de años de investigación y amistad, constituye un esfuerzo por situar a Jesús Padilla Gálvez en el lugar que merece dentro de la historia de la filosofía.
Desde tu perspectiva como autor, ¿por qué crees que Jesús Padilla Gálvez no ha recibido el reconocimiento que merece en España, especialmente en contraste con su prestigio internacional? ¿Es una cuestión cultural, institucional o algo más profundo?
Creo que es una cuestión de lo políticamente correcto. Y con esto no hago referencia al mundo de la política, sino a las formas universitarias. La universidad española es una institución llena de entresijos que nadie se atreve a mencionar. Padilla es un filósofo libre de pensamiento y espíritu, como se decía en otra época, y, obviamente, en este momento de neopuritanismo no resulta cómodo. Pero la virtud de un filósofo de su talla, que se codea con otros pensadores de renombre, es precisamente esa: saber mantener un pensamiento libre y crítico. Y aunque esto es fácil de enunciar, en la práctica no lo es tanto. Estamos en un momento histórico en el que se etiqueta despectivamente todo aquello que no se alinea con la corriente dominante; la libertad de expresión que disfrutábamos en los 90 ya no es tal. De hecho, estamos peor que entonces. Padilla emerge en el mundo de la filosofía siendo reconocido fuera de España. Es una tragedia que los españoles no valoremos lo nuestro y que tampoco sepamos salir de la constante comparación para apreciar el trabajo de los demás.
En la obra mencionas que Jesús Padilla es uno de los mejores traductores y conocedores de Wittgenstein en el mundo. ¿Cuál dirías que es el aporte más significativo de Padilla en la interpretación de Wittgenstein y cómo ha influido en el estudio de este filósofo?
Para mí, Padilla no es solo el mejor intérprete de su obra, sino también su heredero. Sus traducciones no parten de otras traducciones, como hasta ahora se ha acostumbrado en los textos de investigación. Normalmente, las versiones del Tractatus se realizaban de forma hermenéutica, no lingüística, y, cuando se abordaban desde este último enfoque, se basaban en las primeras traducciones en lengua inglesa. Padilla asumió la responsabilidad de localizar el manuscrito original en su idioma y realizar una traducción lingüística directamente desde ahí, lo cual ya es un valor añadido. Además, continuó el camino lógico, hermenéutico y filosófico de su obra. Más allá de estas aportaciones, Padilla ha escrito libros que expanden el trabajo de Wittgenstein en los planos lógico y analítico. Cabe destacar que estudió filosofía en Alemania, en la Universidad de Colonia, y que domina tanto el idioma como el mundo de la filosofía fuera de España. Por ello, sostengo que es el heredero natural de su legado, ya que cuenta con todos los elementos necesarios para comprenderlo y desarrollarlo.
La Cruz del Mérito Cultural de Austria es un reconocimiento muy importante. ¿Cómo refleja este premio la contribución de Jesús Padilla a la filosofía y la cultura? ¿Crees que esta distinción debería haber impulsado su reconocimiento en España?
Si te soy sincero, ese premio fue la causa por la que conocí a Padilla. En ese momento trabajaba en otro libro, Logos Almeriense, cuyo tema de fondo era la historia de la filosofía en Almería. Por casualidad encontré su nombre en un libro, lo que me llevó a indagar más. Al poco tiempo descubrí en las redes sociales que había recibido tan prestigioso galardón. Fue casi de manera inconsciente que decidí escribir un artículo sobre él para un medio escrito. Al poco, él contactó con el director del medio para agradecerme. Había sido el único en reconocer públicamente ese mérito en su tierra, Almería. Aquello fue el detonante de una larga cadena de correos electrónicos y de una amistad (espero que por su parte también lo sea) que se prolongó durante años y que me inspiró a investigar toda su obra. De ahí nació este libro.
Sinceramente, creo que su contribución es fundamental. No conozco a otro español, y menos aún a otro almeriense, que posea este galardón. No reconocerlo sería una injusticia histórica. Debemos hacer honor a nuestra historia y reconocer a los nuestros. Un trabajo como el suyo, con publicaciones en Estados Unidos y Alemania, debería tener un mayor reconocimiento en su propia tierra. Su obra es única en nuestro país por su amplitud y profundidad.
En el libro, hablas de situar a Padilla Gálvez en el organigrama de la filosofía española. Desde tu investigación, ¿cómo describirías el impacto de su obra en el pensamiento filosófico español, y qué medidas consideras necesarias para asegurar que su legado sea más valorado?
Hacer justicia histórica significaría situarlo en dicho organigrama, ya sea como un pensador ortodoxo o heterodoxo. El problema es que no se le valora lo suficiente. Los que hemos investigado su obra debemos darla a conocer más allá del ámbito académico, en los medios de comunicación, porque actualmente hay pocos filósofos de su talla. La mayoría de los que aparecen en los medios son divulgadores, no descubridores. Padilla sí lo es. Desde los medios, y siempre con respeto, podemos integrarlo en la historia de la filosofía.
Hablando de su trayectoria académica entre Alemania y España, ¿cómo crees que su experiencia internacional influyó en su perspectiva filosófica y en su enfoque hacia la traducción e interpretación de grandes obras filosóficas como las de Wittgenstein?
El haber estudiado en Alemania, en Colonia, y el estar vinculado a los grandes filósofos alemanes influyó de forma directa. Esta influencia no solo proviene de los contenidos académicos, sino también de la rica cultura filosófica universitaria alemana. Para los estudiantes alemanes de filosofía, Wittgenstein, aunque austriaco, tiene una relevancia similar a la que Ortega y Gasset tiene para nosotros. Las inquietudes intelectuales de Padilla comenzaron allí y, cuando regresó a España en los años 80, las trajo consigo. Desde entonces, ha continuado investigando en esa línea, lo cual es motivo de satisfacción y otra razón más para reconocer su gran labor.
Gregorio Luri (Azagra, Navarra, 1955) es uno de los mayores expertos en España en Educación. Es una eminencia en este ámbito al cual le ha dedicado incontables horas de estudio en busca de las claves para mejorarla. Filósofo, pedagogo y maestro, este sabio ha escrito varios libros y ensayos que persiguen influir en las políticas educativas. Entre estos títulos destacan Prohibido Repetir o La Escuela no es un Parque de Atracciones.
Siempre “preocupado” por la mejora de la Educación, a Gregorio Luri le perturba últimamente que los niños de hoy en día están sobreprotegidos. “La sobreprotección a los hijos se está convirtiendo en una forma de maltrato”, le ha asegurado a EL ESPAÑOL. Y, de hecho, el pedagogo sospecha que “los dolores anímicos de nuestros niños o de nuestros adolescentes están asociados con la falta de ejercicio y con no hacer trastadas”.
En lo político, Gregorio Luri siente que en España falta cultura para reconocer lo que funciona, a nivel de política educativa, en otras comunidades o administraciones. A su juicio, todas deberían fijarse en las bondades de las demás para aplicarlas. En cuanto a la LOMCE –o Ley Celaá–, que es la ley educativa vigente, opina que aunque había buenas intenciones tras ella sigue teniendo deficiencias. “Con la Ley Celaá muchos docentes no saben qué están enseñando y evaluando”, ha aseverado.
Gregorio Luri, en la sede del Colegio Libre de Eméritos de Madrid, antes de la entrevista con EL ESPAÑOL. Sara Fernández EL ESPAÑOL
Pregunta.– Lleva toda la vida dedicándose a la Educación. Haga una primera valoración sobre ella.
Respuesta.– Siento que la Educación es como el día de la marmota. Es decir, si comparas los debates que tenemos hoy con los que se desarrollaron a comienzos del siglo XX, coinciden punto por punto. Las preocupaciones son comunes.
P.– ¿Cuáles son esas preocupaciones?
R.– Pues que la escuela es una institución muy noble, con unos grandes objetivos, pero no acaba de aceptar que también es una institución imperfecta. Las dos cosas. Entonces la escuela no acaba de convivir con sus imperfecciones y para satisfacer sus ansias necesita reformularse continuamente. El problema es que no acaba de aprender de su experiencia.
P.– ¿Por qué?
R.– Porque parece que la escuela no mejora si no se modifica. Por ello, la cambian continuamente. El problema es que a veces no somos conscientes de que estamos trabajando con un material extraordinariamente valioso: el capital humano, los niños, el futuro del país.
P.– En España eso ocurre continuamente. Cada Gobierno cambia la ley educativa. Valore la actual, la LOMLOE, comúnmente conocida como la Ley Celaá.
R.– Yo no pongo en duda las buenas intenciones de nadie. Me parece que hay que estar un poco tocado si crees que en el Ministerio de Educación hay un departamento secreto que planifica cómo perjudicar a la educación española. Por ello, pienso que la ley está desarrollada con las mejores intenciones. Ahora bien, a veces las intenciones son tan altas que te olvidas de los resultados. Y aquí hubo dos errores, el primero: todo el procedimiento de la ley fue tan rápido que no hubo tiempo para discutirla. El segundo: no importa lo altas que sean las aspiraciones de los políticos, lo que importa es cómo aprenden los niños.
Y en España tendemos a evaluarnos a nosotros mismos más por la altura de nuestras intenciones que por la de nuestros resultados. Entonces nunca fracasas, porque tus intenciones siempre son sublimes. Lo que hay que ver son los resultados. Y, en este momento, si tú recorres las escuelas del país te encuentras con una sensación de perplejidad porque con la Ley Celaá muchos docentes no saben qué están enseñando y evaluando.
P.– Es decir, los docentes están perdidos con esta ley. ¿Por qué?
R.– Porque hay un exceso de buenismo. Cuando tú miras, por ejemplo, las competencias de Matemáticas se dicen cosas absolutamente absurdas, porque no se acaba de entender la relación que hay entre conocimientos y competencias. Además, se ha cargado a los docentes de un exceso burocrático absolutamente lamentable. Y cuanto más burocracia, menos tiempo para actuar. Y es que tampoco hay que ser un genio para la Educación: quita trabajo burocrático y deja a los profesores delante de los niños; déjales preparar bien sus clases.
Gregorio Luri, en conversación con EL ESPAÑOL. Sara Fernández EL ESPAÑOL
P.– ¿Le preocupa la Educación en España?
R.– Lo que más me preocupa actualmente de la educación en España es, primero, que ya no tenemos un sistema educativo, sino que tenemos tantos sistemas educativos como comunidades. Entonces, cada autonomía ha ido generando una inercia con sus normas prácticas. Y, al final, ¿qué tienen en común Asturias y Baleares en Educación o qué tienen en común Galicia y Canarias? Y, por cierto, ¿por qué los territorios que dependen directamente del Ministerio de Educación tienen unos resultados tan lamentables? Ceuta y Melilla.
Segundo, un fenómeno extraordinariamente grave: estamos asistiendo a una crisis profunda de vocaciones docentes. En estos momentos no hay profesores de Matemáticas en las Baleares para cubrir las suplencias. En Cataluña hay problemas graves para conseguir profesores de Lengua, de Matemáticas y de Ciencias… Y eso está aumentando. Cuando yo estudiaba, ser maestro o ser profesor de instituto era una cosa para sacar pecho. Hoy ya no se vive así. Y tercero, tan grave para mí como los otros dos o más: cada año las familias dedican más recursos a completar la educación de sus hijos.
P.– ¿A qué se refiere? ¿A las actividades extraescolares?
R.– A todo lo que se llama educación en la sombra: las actividades extraescolares, clases de repaso, profesores particulares…
P.– ¿Por qué eso es peligroso?
R.– Porque quiere decir que las familias consideran que con la escuela no es suficiente. Además, hay un dato muy curioso: los pobres y los ricos se gastan el dinero de manera distinta en este ámbito. Los pobres buscan reforzar los contenidos escolares mientras que los ricos ampliar los contenidos escolares. Y si con la escuela no hay suficiente, tienes que acudir al mercado para obtener el complemento necesario y ahí la equidad queda como un brindis al sol. Es decir, quien puede educarse mejor es quien tiene los recursos económicos para hacerlo y eso no es equitativo.
P.– Entiendo.
R.– Además, hay otros elementos en la educación de carácter familiar que también son muy inquietantes. Nuestros niños son la primera generación en la Historia de la humanidad que tienen las rodillas impolutas. Es decir, no tienen heridas y eso es un drama porque quiere decir que no están teniendo infancia, que no hay lugares en los que puedan ser niños de manera autónoma sin la directa supervisión de un adulto. Y eso significa que la sobreprotección de los hijos se está convirtiendo en una forma de maltrato. ¿Por qué? Porque para que la realidad no hiera a tu niño, lo rodeas de algodones y le impides que conozca la realidad.
Fíjate, desde hace mucho tiempo sospecho que buena parte de los dolores anímicos de nuestros niños o de nuestros adolescentes están asociados con la falta de ejercicio y con no hacer trastadas. Lo que tiene que hacer un niño es trastadas. Tiene que venir a casa con las rodillas reventadas porque se ha caído y con el pantalón roto de arriba a abajo. Pienso que el niño que ha crecido sin haber corrido nunca el riesgo de romperse el brazo no ha tenido infancia.
P.– Antes decía que los profesores están perdidos con la LOMCE y que no se entiende la relación entre competencias y conocimientos. ¿Dónde está el problema?
R.– Mira, yo soy un señor adulto que ha leído bastante de psicología y pedagogía y me encuentro con la competencia específica número 10 de Matemáticas de cuarto de E.S.O., que dice lo siguiente: «Desarrollar destrezas sociales reconociendo y respetando las emociones y experiencias de los demás, participando activa y reflexivamente en proyectos en equipos heterogéneos con roles asignados, para construir una identidad positiva como estudiante de matemáticas, fomentar el bienestar personal y grupal y crear relaciones saludables». ¿Cómo se evalúa eso? A los profesores les dicen que tiene que evaluar eso, pero al menos yo soy incapaz de interpretar lo que quiere decir. Necesitaría la piedra Rosetta para entenderlo.
Gregorio Luri, en Madrid, en el Colegio Libre de Eméritos. Sara Fernández EL ESPAÑOL
P.– Eso es lo que se está conociendo como Matemáticas emocionales. ¿Qué opina de ellas?
R.– Las Matemáticas emocionales aparecen a partir de un problema importante: estamos comprobando que los resultados en Matemáticas de los niños y las niñas son muy diferentes a favor de los niños. En comprensión lectora, no. Ahí es al revés, las niñas tienen mejores resultados, pero lo que nos preocupa son las niñas. Y a algún cerebro muy brillante ha pensado que para conseguir que las niñas se acerquen más a las Matemáticas hay que darles ahí un aporte emocional y lo que tienes que desarrollar en ellas es un pensamiento conceptual.
A mí me gusta mucho lo que decía la primera generación de feministas. Decían que “la razón no tiene sexo”. Y plantear que hay una parte de la población cuya razón va asociada a su sexo y que necesitan emociones para compensar sus problemas con la razón creo que es despreciar la inteligencia de las mujeres.
P.– Hace un tiempo, Montserrat Gomendio me decía que “para el PSOE la equidad se había vuelto más importante y más prioritaria que el rendimiento académico”. ¿Está de acuerdo?
R.– Sí, eso es obvio. Pero hay que tener en cuenta que la equidad es un concepto extraordinariamente ambiguo. La equidad lo que mide es la dispersión. A la equidad le da igual que tú y yo tengamos un cero, que tengamos un diez cada uno. La equidad es la misma. Pero si tú tienes un diez y yo tengo un cero, entonces somos inequitativos.
A mí no me preocupa la equidad, sino lo que me preocupa es cómo conseguir que los niños pobres encuentren en la escuela un medio no para ocultar sus dificultades, sino para superarlas.
R.– Lo que tiene que saber es, primero, que nadie salga de su clase con una herida. Que el alumno debe sentirse seguro y no tonto. Y, segundo, tiene que programar las actividades de una manera que se vaya de lo desconocido a lo conocido, de lo sabido a lo nuevo. Y a la hora de plantear lo nuevo el buen maestro tiene que ser exigente, pero la exigencia se compensa si el maestro ha enseñado bien el camino hacia lo exigente.
P.– Entonces un buen maestro debe plantear objetivos altos a sus alumnos.
R.– Sí, por respeto al alumno, porque si crees en la persona y crees en su dignidad, su dignidad te está exigiendo a ti, como profesor, que desarrolles el potencial que hay en cada niño.
P.– ¿En España se ponen objetivos altos a los alumnos?
R.– A algunos sí y otros no y eso se ve reflejado en los distintos resultados que tienen nuestros alumnos en PISA, según la comunidad donde estudien. En Castilla y León tienen muy buenos resultados o en Galicia no van mal porque han mantenido a un consejero de educación durante siete u ocho años. Eso es bueno porque en España tenemos otro vicio, además de evaluarnos por la altura de nuestras intenciones: cuando llega un nuevo consejero, sea del partido que sea, llega con vocación de fundador y nadie llega con vocación de continuador y, por narcisismo, piensa que lo que ha heredado no vale y lo cambia. En Galicia hay continuismo y eso se refleja en los resultados.
Otro ejemplo: en Asturias se ha hecho una revolución en resultados en comprensión lectora y lo que deberíamos hacer todos es analizar con lupa lo que han hecho en Asturias para imitarlo sin mirar el color del partido que ha ejecutado la política. O fijarnos en Soria. Cuando apareció el estudio de PISA, yo escribí un artículo que defendía esta tesis: Soria tiene resultados superiores a Finlandia, porque los ha tenido a lo largo de los años. ¿Por qué no viajamos a Soria en vez de a Finlandia? Aun así, para un presidente de la Generalitat, por ejemplo, tiene más glamour viajar a Finlandia que a Soria. Pero todo es sentido común: hay que intentar aprender de quien lo hace mejor que tú.
Gregorio Luri, durante su charla con EL ESPAÑOL. Sara Fernández EL ESPAÑOL
P.– ¿Qué ha pasado para que Cataluña se haya hundido en PISA y sea la 14ª comunidad en resultados?
R.– Ya en los resultados de Cataluña del último PIRLS [Estudio Internacional sobre el Progreso en la Capacidad Lectora de los niños de 10 años] aparecía un dato preocupante: Cataluña, en comprensión lectora, se situaba entre Ceuta y Melilla. A la cola. No se reaccionó y cuando se hizo fue cuando en PISA apareció que Cataluña había perdido 24 puntos del 2012 al 2022, es decir, un curso.
P.– O sea, Cataluña en 10 años ha perdido un curso en comprensión lectora.
R.– Como el País Vasco y Navarra.
P.– ¿A qué se debe?
R.– No lo sé. Te podría dar opiniones, pero debo ser riguroso.
P.– ¿Por qué las comunidades de la mitad norte de España suelen tener mejores resultados en PISA?
R.– Se puede establecer un triángulo cuyos vértices son Vigo, Pamplona y Madrid y las comunidades que quedan dentro de ese triángulo tienen buenos resultados. Las otras no. Es más, te voy a contar una cosa: Castilla y León fue la primera comunidad en ser alfabetizada. Algo tendrá que ver. Además, con los últimos datos de PISA publiqué mi artículo diciendo “Tenía razón: Soria no solamente es superior a Finlandia, sino que es más resiliente. Sigue arriba en los resultados y Finlandia se está hundiendo”.
Pero lo que admiro de ellos es que esa tarde me envió un mail el presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, no sólo para agradecerme el artículo, sino que me dijo: “Estamos seguros de que conoces cosas en las que podemos mejorar, ven y cuéntanoslas”. Es decir, es admirable que quieran seguir mejorando. Eso es lo que debemos hacer todos con tranquilidad: aprender de los demás; de otras comunidades que hacen las cosas que la nuestras, etc. Reconocerlo abiertamente y aprender de los demás.
Gregorio Luri, el sabio de la Educación. Sara Fernández EL ESPAÑOL
P.– O sea, que hay que ir a Soria.
R.– Sin duda. O al menos a Castilla y León. Pero hay que ir a todos lados donde se mejoren los resultados. Por ejemplo, a Extremadura, que está mejorando en PISA; al País Vasco, cuyo absentismo escolar es bajo. Todas las comunidades tienen cosas positivas y lo ideal sería coger lo mejor de todas.
P.– Si Gregorio Luri fuese ministro de Educación, ¿qué haría?
R.– Dimitiría inmediatamente por mi baja capacidad para trabajar en equipo. Yo soy un francotirador. Además, no represento a nadie, no soy portavoz de nadie y eso me ha dado una libertad enorme. Pero lo que está claro es que si tenemos comunidades que lo hacen bien imitémoslas.
Durante el juicio le preguntaron a Sócrates si era el más sabio de los atenienses, a lo que respondió con su característica ironía: “Sólo sé que no sé nada”. Conviene distinguir entre la ignorancia, uno de los principales orígenes del mal, y el reconocimiento de la ignorancia, que es el espíritu filosófico que nos impulsa hacia la búsqueda sin fin del conocimiento y que desemboca en el horizonte interminable de las ciencias. Frente al frontispicio del oráculo de Delfos Sócrates se encontró con aquellas misteriosas palabras que marcaron el rumbo de su existencia: “Conócete a ti mismo”. ¿Por qué a lo largo de la historia de la filosofía, al menos hasta Kant, ha primado la epistemología sobre la ética y la política, pongamos por caso? Porque dependiendo de los límites de nuestro conocimiento podemos cuidar mejor o peor de nosotros. De este modo el “conócete a ti mismo” (que depende de la antropología y la epistemología) es inseparable del cuidado de sí (ética), de la misma manera que el cuidado de sí se encuentra íntimamente vinculado con el cuidado de los otros (ética-política), no sólo porque vivir es convivir con los otros, sino también porque no hay yo sin los otros, sin nosotros. Desagradecidos, olvidamos que venimos al mundo de la vida gracias a los otros, y que nuestra adaptación depende a menudo de los otros. Y no sólo entre cachorros humanos el calor y el afecto es vital para la supervivencia, también en otras especies de animales. ¿Qué significa “cuidar”? Según el Diccionario de la RAE: “poner diligencia, atención y solicitud en la ejecución de algo”. El origen etimológico proviene del antiguo “coidar”, y este del latín “cogitare”, que quiere decir “pensar”. Evidentemente, para cuidar de nosotros no nos queda otra que pensar. ¿Quién puede “andarse con cuidado” sin pensar? Pensar bien equivale a cuidarnos, a ser prudentes, a prevenir, a predecir y anticipar la incertidumbre, como hace el conocimiento científico, a ejercer la libertad y la responsabilidad adecuadamente. Cuidar de sí es cultivarse, y de la misma manera que una tierra cultivada produce sus mejores frutos, una persona puede dar lo mejor de sí cultivándose. En su misma órbita gira la palabra “cultura”, sin la cual es inconcebible la historia de la humanidad. Somos naturaleza y cultura: ¿acaso no es esta última es la que modela y moldea nuestra biología? Sorprende, pues, que Kant separara conocimiento y ética, a pesar de que señaló que “la libertad constituye la ratio essendi de la ley moral (…) y la ley moral supone la ratio cognoscendi de la libertad”. En palabras de Michel Foucault, “la libertad es la condición ontológica de la ética. Pero la ética es la forma reflexiva que adopta la libertad”. Aceptando el pluralismo axiológico, si la ética amplía nuestros márgenes de libertad, tanto desde una perspectiva individual como social, ¿cómo es posible que no implique conocimiento? Me atrevería a defender que no hay vida humana ni cultura sin ejercicios ascéticos, lo que en cierto modo equivale a decir cuidados. El prejuicio que pesa sobre ellos es que se entienden como una renuncia, cuando es más bien una preparación ante lo incierto del destino. Los ejercicios espirituales de Pierre Hadot, que han permitido reinterpretar la historia de la filosofía desde un punto de vista más práctico, son formas de cuidado de sí y cuidado de los otros. Inspirándose en el anterior y en Heidegger, Michel Foucault escribió sobre la cura sui y las tecnologías del yo. Sin embargo, es una praxis que se remonta a los orígenes de la filosofía occidental: platonismo, aristotelismo, epicureísmo, estoicismo… y que alcanza la modernidad: Montaigne, Descartes, Spinoza, Nietzsche, Wittgenstein… Un ejemplo: tras haber tomado la cicuta, mientras esperan la despedida irrevocable, le pregunta un amigo a Sócrates: “¿qué es lo que nos encargas a éstos o a mí, bien con respecto a tus hijos o con respecto a cualquier otra cosa?” A lo que responde el filósofo: “Lo que siempre estoy diciendo, Critón, nada nuevo. Si os cuidáis de vosotros mismos, cualquier cosa que hagáis será de mi agrado, sino también del agrado de los míos y del vuestro propio”. Otro de esos ejercicios filosóficos, según Hadot, es mirar a lo alto. Por medio de la imaginación y de la inteligencia se trata de volver a situar al ser humano ante la inmensidad del universo, haciéndonos tomar conciencia de lo que es y, en consecuencia, adoptar una perspectiva universal adecuada (¿cuántas cosas nos parecen en principio de una importancia capital y luego nos resultan ridículas?). Pues bien, desde la revolución científica (Copérnico, Galileo, Descartes, Newton) a nuestros días la ciencia ha avanzado con frecuencia distanciándonos de una visión antropocéntrica que coloca al ser humano en el centro del cosmos: sin ir más lejos, pensemos en el paso del geocentrismo al heliocentrismo; en la teoría de la selección natural de los seres vivos, de Darwin; en que no es la conciencia ni la razón las que gobiernan nuestra existencia, sino lo inconsciente, según Freud. No es casual, pues, que el imperativo categórico de Kant, que sitúa al hombre en el centro de la Tierra, fuera reformulado más recientemente por Hans Jonas de la siguiente forma: “Actúa de modo que no pongas en peligro las condiciones para la subsistencia indefinida de la humanidad en la tierra”. Es un cambio de paradigma: nuestra relación de deber, de responsabilidad, ya no es sólo con nuestros semejantes, sino también con los demás animales, con las plantas y, en suma, con el planeta. Quizá el cambio climático es el tema de nuestro tiempo. Probablemente no haya otro que posea similares ramificaciones, implicaciones y consecuencias que van desde la ecología a la biología y la economía, desde la ética a la política. En otras palabras, no hay otro asunto que pueda afectar tanto, y de forma irreversible, a la subsistencia del planeta Tierra, del que dependemos todos los seres vivos. Con todo, también en ello soy pluralista y no debemos perder de vista otros problemas fundamentales: las guerras, el hambre, la pobreza, la inmigración, la lucha por la igualdad, la erosión de las democracias, que son las formas de gobierno que defienden conjuntos de valores más cercanos a los Derechos Humanos… La Final de la XII Olimpiada Filosófica de Andalucía se celebrará por tercer año consecutivo en la Biblioteca Pública “Antonio Garrido Moraga”, de Alhaurín de la Torre (Málaga), el sábado 8 de marzo de 2025, bajo el tema de “los cuidados” en las modalidades de disertación, fotografía y vídeo filosófico. Aunque es una suerte dedicarse a la enseñanza, en contacto con los niños y jóvenes que nos sucederán, la transmisión educativa está acompañada a menudo de expectativas que no se cumplen, incomunicación, sin sabores y soledad. Sin embargo, en la final de estas Olimpiadas Filosóficas brilla la excelencia de un alumnado que lo mismo defiende con arte y rigor lógico una argumentación que interpretan una imagen o una canción, celebran la amistad o la propia vida. Es posible que los cuidados, que son nuestras responsabilidades y antes se llamaron virtudes, concepto que prefiero de todos ellos, se podrían sintetizar con una metáfora ontológica formulada por George Steiner: invitados a la vida. Es la persona que agradece el espacio que se le ofrece para vivir. Acepta las leyes y costumbres de sus anfitriones, pero conversa para tratar de ampliarlas. Aprende los símbolos y la lengua de los que los acogen, pero los practica a fin de mejorarlos. En cualquier caso, cuando llegue la hora de abandonar la casa procurará dejarla al menos tal como estaba cuando llegó a ella. Sabe valorar justamente la herencia recibida, pues se esfuerza por elevarla a la altura de la historia, y dejarla más cuidada, limpia y bella de como la recibió. En esto consiste acaso nuestra gratitud y nuestra dignidad como invitados a la vida, en abandonar la casa habiendo aumentado su valor durante nuestra residencia en ella.
Sebastián Gámez Millán es vocal provincial de Málaga de la Asociación Andaluza de Filosofía
Este manual es una obra colectiva escrita por numerosos profesionales del periodismo, cada uno espeaializado en una materia, que tratan de explicar la mejor manera de comunicar temas de gran actualidad. En esta ocasión tratan el tema de la vulnerabilidad de distintos grupos, como puede ser la vulnerabilidad de las personas con discapacidad, de los niños, adolescentes, mujeres, etc.
Más información sobre el libro y su adquisición aquí:
La enfermera y logopeda figuerense M. Carme Juncà (1953) presenta el libro ‘En Pere i el Globàlium’, una aproximación sencilla a la filosofía de Lluís Maria Xirinacs, este jueves en la biblioteca de Figueres (Girona). Juncà, que también ha estudiado antropología social y cultural, estará acompañada de Manuel García Sanz, presidente de la fundación Randa – Lluís Maria Xirinacs.
Lluís Maria Xirinacs diseñó el Globalium para entender la realidad en su conjunto, una herramienta, un “Modelo Global de la Realidad”, una filosofía enmarcada en la globalística, la rama del conocimiento que estudia el mundialismo. Con este modelo, Lluís M. Xirinacs clasifica todas las facetas de la realidad conocidas por el ser humano, quiere ayudar a averiguar lo esencial de cada una. El Globalium puede parecer complicado de captar, por lo que Juncà ha creado un texto ligero que introduce las bases del Modelo.
La autora explica que «Xirinacs fue una persona muy consciente de lo que significa ser humano y, por tanto, se convirtió en un hombre de acción. Tenía una amplísima base teórica, ya que era un gran erudito que dominaba temas que iban desde la física cuántica a la economía pasando por la filosofía, la historia, la geometría, la ética, el estudio de las diferentes religiones y los modos de entender el espíritu y el sagrado, etc. y que puso estos conocimientos al servicio de la acción aportando ideas para que entre todos construyéramos un mundo mejor y encontrarnos perfectamente situados, desde Dios a una alpargata según sus propias palabras. Empezó haciendo multitud de fichas que con el tiempo fueron configurando lo que sería un modelo de pensamiento global que es lo que popularmente llamamos Globalium».
Estudió Filosofía en la Facultad de Sevilla y se doctoró en esa misma facultad con la tesis titulada «El conocimiento metafísico (Fenomenología radical versus Posmodernidad)». Fue vocal por Sevilla de la Asociación Andaluza de Filosofía (AAFi) y pertenece al consejo de redacción de la revista filosófica «ALFA». Tiene publicados artículos en revistas especializadas como «El laicismo filosófico», «Ensayo sobre el sentido de la vida», «El fin de la democracia débil» o «Una esperanza racional -o cómo la filosofía puede sustituir a las religiones en algunos casos-», entre otros; así como varios ensayos de divulgación filosófica. Su obra más reciente es «Filosofía para la felicidad» (Almuzara, 2016).
También gestiona el Podcast Filosófica-mente (Filosofía, pensamiento y autoconocimiento), en el que se tratan temas de Historia de la Filosofía.
Montajes teatrales como ‘Les bacants’ en La Gleva y la nueva versión de ‘Electra’, que ha agotado localidades en el Lliure, donde se estrenará en febrero, demuestran la vigencia de los clásicos de hace más de 2.000
El interés del público joven por la tragedia griega va a más en los últimos años. En La Gleva, donde el dramaturgo y director Albert Arribas estrenó hace un par de meses ‘Les bacants’, de Eurípides, el montaje minimalista protagonizado por Màrcia Cisteró, Antònia Jaume y Marta Ossó congregó a bastantes jóvenes que acudían en grupo. «En la antigüedad clásica, el teatro era un ritual -explica Arribas, satisfecho con la recepción de la obra-. El teatro griego tenía una dimensión religiosa y política que no tuvo el teatro romano. Es muy diferente y hay que resignificarlo y jugar con él, pero también implica replantearnos la función de este espectáculo hoy».
Para Albert de la Torre, responsable de La Gleva, algo está cambiando. «En los últimos años veo a más gente joven abierta y receptiva a los clásicos, y no me refiero a las comedias de Shakespeare. Hay una renovada curiosidad por la cultura en mayúsculas». El Festival Clàssics, puesto en marcha en 2019 y copartícipe del estreno de ‘Les bacants’, ha contribuido a conectar con otro tipo de público. De la Torre cuenta que no solo asisten estudiantes universitarios a la sala, sino también alumnos de institutos cercanos que acuden por su cuenta a las funciones. El tirón de los autores clásicos ha conectado al Teatre de La Gleva con otro tipo de público, amante de una programación diferente, más culta, filosófica y literaria. Prueba de ello es la actual obra en cartel, ‘El nebot de Rameau’, a partir del texto homónimo de Denis Diderot (1713-1784), con dirección de Ramon Simó, que se despide este domingo.
Profundizar en las raíces
Otro dato significativo: a falta de un mes para su estreno ya se hayan agotado las entradas para ver ‘Electra’ en el Lliure (Espai Lliure). Se trata de un montaje dirigido por Alícia Gorina que reúne las tres versiones de la tragedia, la de Esquilo, la de Sófocles y la de Eurípides, centradas en la hija del rey de Micenas Agamemón, que urde un plan para asesinar a su madre como venganza por la muerte de su padre. Gorina, que la temporada pasada estrenó una interesante relectura de ‘Ifigènia’, otra tragedia de Eurípides, se enfrenta a este nuevo reto con ganas de traspasar al público su interés por el teatro de la Antigua Grecia que disfruta cada vez más. «Lo que me gusta del teatro griego es que permite profundizar en las raíces del teatro occidental», señala Gorina.
Esas ganas por descubrir el origen y la fuente primigenia es algo que también atrae al público, asegura Arribas, responsable de la adaptación en este montaje, un proyecto con vertiente pedagógica protagonizado por jóvenes graduados del Institut del Teatre. Arribas, que trabaja como dramaturgo en la adaptación de esta ‘Electra’, considera que el interés por este tipo de obras tiene algo de reacción ante la realidad que nos rodea. «Durante años nos lo han dado todo masticado, tanto en pedagogía como en literatura para jóvenes o el cine. El acceso a las fuentes permite salir de una realidad demasiado mediatizada por significados y dogmas que pesan», opina. «Los clásicos, en cambio, amplían la perspectiva, ayudan a repensarnos con diferentes prismas morales y dogmáticos». Y recuerda que las épocas en las que hay grandes avances científicos suelen coincidir con un auge de lo clásico. El teatro escrito hace más de dos milenios mantiene su vigencia en pleno siglo XXI.
Los 28 Encuentros de Filosofía de la Fundación Gustavo Bueno celebrados en Salamanca entre los días 29 de septiembre y 1º de octubre de 2023 llevaron por título Filosofía, inteligencia artificial y nuevas tecnologías. Entre las tres líneas de discusión establecidas dedicadas a las cuestiones gnoseológicas, cuestiones ontológicas y cuestiones éticas, morales y políticas, fue la última de ellas la que propició abordar el impacto de la Inteligencia Artificial generativa (circunscrita a la irrupción de ChatGPT en noviembre de 2022) en el mundo del Derecho. La desaparición de los juristas, haciendo especial referencia a abogados y jueces, es el tópico que desde hace un año constituye una de las preocupaciones que se cierne sobre el orbe jurídico. La interacción con la propia herramienta no hace sino aumentar la querencia por las conjeturas que se cobijan, a modo de conclusiones, bajo el calificativo de provisionalísimas o precautelare.
Fue el faro de la revolución latinoamericana. Su pensamiento está profundamente vinculado a la praxis. Para él, las ideas filosóficas y políticas debían estar al servicio de la acción transformadora. Su objetivo era ofrecer herramientas críticas para la lucha de clases y la construcción del socialismo.
Al comenzar a trabajar como periodista muy joven, José Carlos Mariátegui (1894-1930) observó de cerca las tensiones sociales y políticas de su país, Perú, lo cual le llevó a una profunda conciencia social. En 1919 viajó a Europa y conoció los efectos que en los países europeos había tenido la Revolución rusa, algo que lo acercó al marxismo.
En Europa también vio el auge del fascismo italiano, asunto sobre el que teorizó en sus escritos. En 1923 regresó a Perú y se involucró activamente en la política del país. Es conocido por ser el fundador del Partido Socialista Peruano (antecesor del Partido Comunista del Perú) y de la Confederación General de Trabajadores del Perú. A lo largo de su vida desarrolló su pensamiento fundamentalmente en artículos periodísticos. Creó la revista Amauta, donde publicó una parte importante del pensamiento que hoy conocemos de Mariátegui.
El renovado interés por el marxismo, y especialmente por aquel específicamente preocupado por la cuestión racial, las comunidades indígenas o la problemática de género lo hace un autor muy actual que sigue siendo enormemente influyente hoy, motivo por el que también se siguen editando parte de sus textos. Una de las últimas publicaciones de mayor relevancia es Mariátegui. Teoría y revolución, de Juan Dal Maso (Ediciones IPS, 2023).
1 Un pensador original, no sistemático
La mayor parte del pensamiento de Mariátegui la encontramos en sus textos periodísticos. No construyó, en este sentido, una obra teórica completa o cerrada que siguiera un esquema lógico riguroso, como lo hicieron otros filósofos o teóricos. Sin embargo, esto no significa que su pensamiento careciera de coherencia o profundidad. Era más bien un pensador flexible, que combinaba diversas influencias intelectuales para adaptarlas a la realidad latinoamericana. Este enfoque abierto le permitió ser original en sus análisis, especialmente al abordar la problemática social y política de Perú y América Latina en general.
Mariátegui era un marxista comprometido que adaptaba el marxismo a las condiciones específicas de su contexto, como las características del campesinado indígena en Perú y la relación con el imperialismo. Sus reflexiones, algo fragmentarias, abarcan una amplia gama de temas (arte, cultura, política o economía). A pesar de esta fragmentariedad, su obra es profundamente coherente en términos de su compromiso con la revolución socialista y su crítica al capitalismo y a las estructuras coloniales y burguesas en América Latina.
Su falta de sistematicidad podría deberse a un rechazo consciente del academicismo, cuyo enfoque rígido podía no ser adecuado para comprender la complejidad de la realidad latinoamericana. Además, su pensamiento está profundamente vinculado a la praxis. Para él, las ideas filosóficas y políticas debían estar al servicio de la acción transformadora. Su objetivo era ofrecer herramientas críticas para la lucha de clases y la construcción del socialismo.
Para Mariátegui, las ideas filosóficas y políticas debían estar al servicio de la acción transformadora
2 Internacionalismo
El internacionalismo es clave en su pensamiento. En su libro La escena contemporánea, así como en algunos artículos, Mariátegui se dedicó específicamente a la reflexión sobre problemas internacionales. Para él, el internacionalismo no solo es un ideal, sino también una realidad capitalista que obliga a desarrollar una solidaridad de los trabajadores más allá de fronteras nacionales.
En una conferencia dictada en 1923 («Internacionalismo y nacionalismo»), Mariátegui sostiene que la internacionalización de la economía capitalista es la base material que da lugar al internacionalismo como fenómeno histórico. Para él, las naciones occidentales que se han integrado en la civilización europea y capitalista han establecido vínculos y lazos que trascienden las fronteras nacionales. El capitalismo no produce para mercados nacionales, sino para el mercado internacional, lo que lleva a la expansión global del capital y la competencia a nivel mundial.
En este momento, los grandes bancos y las industrias capitalistas de Europa y Estados Unidos se habían vuelto entidades internacionales, invirtiendo en diferentes países y continentes. La producción y el flujo de capitales no reconocen fronteras, lo que crea una economía profundamente interconectada. Los capitalistas de distintos países compiten por mercados, materias primas y recursos internacionales.
Como contrapartida a esta internacionalización del capitalismo, Mariátegui subraya que también se ha desarrollado una necesaria solidaridad internacional entre los trabajadores. Desde la creación de la Primera Internacional por Marx y Engels, el proletariado ha entendido que sus luchas nacionales son también una lucha contra el capitalismo global.
Por tanto, el internacionalismo es tanto un hecho consumado (la internacionalización de la economía bajo el capitalismo) como un ideal socialista que busca una organización internacional del proletariado.
3 Crisis civilizatoria
Mariátegui no solo habla de que el capitalismo genere crisis económicas recurrentes, sino de la existencia de una crisis más amplia, que afectaba a la civilización capitalista occidental. Esta crisis incluía aspectos económicos, pero iba mucho más allá: hacia lo político, filosófico y cultural. Es decir, esta idea de crisis de civilización va más allá de la simple crisis económica, sugiriendo que lo que está en juego es el destino de todo un modo de vida y una forma de organización social: la civilización capitalista occidental.
En un contexto de guerras mundiales y cracks recurrentes, Mariátegui analiza la crisis como un fenómeno integral. Señala que la decadencia del capitalismo no solo se manifiesta en términos de empobrecimiento económico o inestabilidad política, sino también en la decadencia de las ideas filosóficas y la estructura moral que sustentan esa civilización. Las filosofías que antes sostenían el capitalismo, como el positivismo y el racionalismo, están en declive, lo que marca una crisis ideológica profunda.
Tal como plantea Dal Maso en su libro, Mariátegui observó que uno de los síntomas más evidentes de esta crisis de civilización es la extensión del relativismo filosófico, que desmorona las certezas del progreso y la razón que habían caracterizado a la era moderna. Señala que la generación que fue educada en la creencia de un «progreso ascendente» se encuentra ahora en una situación en la que ese progreso está siendo cuestionado. El escepticismo y el relativismo que penetran las filosofías de la sociedad burguesa son los signos más evidentes de que no solo la economía está en crisis, sino toda la civilización occidental capitalista.
También interpreta la crisis de la democracia liberal como una manifestación de esta crisis más amplia. La incapacidad de la democracia burguesa para resolver los problemas de gobernabilidad y su tendencia a pactar con fuerzas reaccionarias, como el fascismo, son síntomas de su agotamiento. El sistema democrático burgués está en declive, lo que refuerza la idea de que la crisis no es simplemente de un sistema económico, sino de un orden civilizatorio completo.
Mariátegui vincula el surgimiento de movimientos como el fascismo y el bolchevismo con esta crisis de civilización. Mientras que el fascismo representa una reacción contrarrevolucionaria ante el colapso de la democracia liberal burguesa, el bolchevismo plantea la posibilidad de una salida revolucionaria que marque el fin de la civilización capitalista y el surgimiento de una nueva civilización proletaria. Frente a la decadencia de la civilización capitalista, Mariátegui ve la posibilidad de una nueva civilización socialista emergiendo de la crisis. Esta nueva civilización, basada en el proletariado y en principios socialistas, es la alternativa histórica a la civilización capitalista en ruinas. La crisis, entonces, no solo es destructiva, sino también germen de una nueva era.
Mariátegui analiza la crisis como un fenómeno integral. Señala que la decadencia del capitalismo no solo se manifiesta en términos de empobrecimiento económico o inestabilidad política, sino también en la decadencia de las ideas filosóficas y la estructura moral que sustentan esa civilización
4 El fascismo
El primer artículo de Mariátegui sobre el fascismo es de 1921 («Algo sobre el fascismo. ¿Qué es, qué quiere, qué se propone hacer?»), aunque continuó la reflexión en los años siguientes. Mariátegui fue uno de los primeros en entender que el fascismo no era simplemente una forma más de reacción conservadora, sino un movimiento contrarrevolucionario moderno que movilizaba sectores sociales específicos con métodos y fines propios.
Entiende el fascismo como una reacción violenta al ascenso de la clase obrera y las revoluciones socialistas que habían sacudido Europa tras la Primera Guerra Mundial. En lugar de ser un movimiento tradicional conservador, el fascismo surgió como una respuesta militante y movilizadora de sectores de la pequeña burguesía, decepcionados con la democracia liberal y temerosos del avance del socialismo.
El fascismo presenta una ideología confusa y contradictoria, que mezcla elementos reaccionarios y aparentemente revolucionarios. A pesar de carecer de un programa claro y coherente, el fascismo actúa con decisión y violencia, lo que le da un aura de dinamismo y capacidad de acción en un momento de crisis política. Esta ambigüedad ideológica es parte de su atractivo, pues permite al fascismo capitalizar el descontento popular sin tener que ofrecer un proyecto concreto.
Mariátegui también observa que el fascismo tiene contradicciones internas que pueden llevar a su debilidad en momentos de paz o estabilidad. Señala que puede triunfar en la guerra civil y en el conflicto, pero en un contexto de paz, su cohesión como movimiento se debilita, pues es un ejército contrarrevolucionario más que un verdadero partido político con un programa sólido para la gobernanza.
Además, su aparente contraposición con el liberalismo es relativa. Mientras ataca abiertamente los principios del liberalismo y el parlamentarismo, en realidad absorbe elementos liberales. Incluso si el fascismo desprecia a la democracia burguesa, termina adoptando sus recursos, como alianzas con sectores liberales, para reforzar su propio dominio. Por su parte, los liberales no son capaces de hacer frente al fascismo. Señala cómo muchos de los antiguos liberales, que en teoría se oponían al fascismo, terminaron colaborando con él, facilitando su ascenso al poder.
A medida que el fascismo se consolida en el poder, Mariátegui predice que perderá su carácter «heroico» y «épico», para convertirse en una dictadura burocrática más tradicional, similar a las que ya habían existido en Italia y otras partes de Europa. Esta transformación es parte del proceso por el cual el fascismo, aunque inicialmente se presenta como revolucionario, en última instancia se convierte en otra forma de dominio autoritario burgués.
El fascismo presenta una ideología confusa y contradictoria, que mezcla elementos reaccionarios y aparentemente revolucionarios. A pesar de carecer de un programa coherente, actúa con decisión y violencia, lo que le da un aura de dinamismo en un momento de crisis política
5 Un marxismo latinoamericano
Mariátegui es considerado un pionero en la adaptación del marxismo a la realidad latinoamericana, aunque a lo largo del tiempo su figura ha sido objeto de diferentes interpretaciones y apropiaciones de distinto tipo.
Las lecturas más recientes apuntarían a que el «marxismo latinoamericano» sería una corriente que se diferenciaría del marxismo clásico europeo por su énfasis en las alianzas frentepopulistas, es decir, alianzas entre los movimientos revolucionarios y las burguesías nacionales en el marco de una lucha por la liberación nacional. Sin embargo, tal y como señala Juan Dal Maso, Mariátegui no defendía un tipo de marxismo frentepopulista. En lugar de eso, tenía una visión de clase mucho más clara y radical, centrada en la independencia de la clase trabajadora y su rol protagónico en la revolución.
En las últimas décadas, parte del pensamiento decolonial ha hecho una nueva lectura de Mariátegui, presentándolo como un precursor de posturas antimarxistas y antioccidentales. Los defensores de esta corriente han intentado asociar a Mariátegui con sus propias críticas al marxismo, tratando de convertirlo en un pensador más centrado en la cuestión nacional y étnica que en la cuestión de clase. Sin embargo, Mariátegui tenía un marxismo de clase, aunque con sensibilidad a la realidad indígena y específicamente latinoamericana.
Introduce una serie de originalidades en la interpretación del marxismo en América Latina, como su análisis de la problemática indígena y su relación con el capitalismo y el imperialismo, además de su atención a la cuestión de las comunidades rurales y su posible rol en una revolución socialista. Estas contribuciones enriquecen el pensamiento marxista, haciendo que su obra sea relevante no solo en América Latina, sino también en el debate marxista internacional.
6 Revolución proletaria
Mariátegui conecta el destino de la clase trabajadora con un proceso revolucionario global, destacando la importancia de la lucha de clases, pero también adaptando el enfoque marxista a la realidad social y económica de Perú.
La crisis integral del capitalismo de la que hablamos antes es el contexto principal en el que se desarrollan las condiciones para la revolución. El colapso económico y político del capitalismo crea las condiciones objetivas para la revolución, porque pone en cuestión toda una civilización capitalista. La revolución proletaria no es un evento aislado, sino el desenlace histórico inevitable de una crisis estructural que afecta a todas las dimensiones de la sociedad.
En este sentido, Mariátegui observa que la Primera Guerra Mundial fue el detonante revolucionario como la Revolución rusa. La guerra imperialista es una manifestación de la crisis capitalista, y la respuesta a esta crisis toma la forma de revoluciones proletarias. Mariátegui ve en la Revolución rusa un modelo clave para la revolución proletaria mundial. Señala que la experiencia de los soviets (consejos de trabajadores, campesinos y soldados) y la organización del Estado proletario en Rusia ofrece una forma política nueva, la dictadura del proletariado, que rompe con la democracia liberal burguesa.
Mariátegui resalta la importancia del soviet como una estructura de poder revolucionario que permite una conexión directa entre el proletariado y el poder político. En Rusia, los soviets se convirtieron en la base del poder proletario, reemplazando a las instituciones de la democracia burguesa. Mariátegui destaca que los soviets representan no solo al partido, sino a todo el proletariado, permitiendo una forma de poder desde abajo que es dinámica y refleja el estado de ánimo de las masas trabajadoras.
Mariátegui entiende que la revolución proletaria no puede ser un fenómeno estrictamente nacional. Aunque cada país tiene sus peculiaridades, la revolución debe ser internacional. En sus escritos, enfatiza que las luchas revolucionarias en Europa, América Latina y Oriente están vinculadas, y que la victoria de una clase trabajadora en un país debe inspirar y apoyar los procesos revolucionarios en otras partes del mundo.
No solo se enfoca en Europa o Rusia, sino que Mariátegui también ve en la Revolución mexicana un ejemplo importante para América Latina. Si bien la revolución en México tiene características propias, él la considera parte del proceso global de lucha contra el imperialismo y el capitalismo. La Revolución mexicana muestra que las fuerzas campesinas e indígenas también pueden jugar un papel decisivo en las revoluciones socialistas de la región.
Para Mariátegui, la construcción de un partido juega un papel esencial en la revolución proletaria, motivo por el cual se propuso fundar el Partido Socialista Peruano, y este partido debe estar profundamente vinculado con las masas trabajadoras y su autoorganización.
Mariátegui observa que la Primera Guerra Mundial fue el detonante revolucionario como la Revolución rusa. La guerra imperialista es una manifestación de la crisis capitalista, y la respuesta a esta crisis toma la forma de revoluciones proletarias
7 El proletariado y el pueblo indígena: piezas centrales
El rol del proletariado peruano es esencial para su concepción de la revolución en América Latina. En la conferencia «La crisis mundial y el proletariado peruano» de 1923, dictada hacia un público de obreros y estudiantes, planteó la importancia de que el proletariado peruano no se limita a ser un espectador, sino un elemento activo en la escena internacional. Mariátegui considera que el proletariado peruano tiene un papel fundamental en la revolución, pese a tratarse Perú de un país donde el peso de las comunidades indígenas es mayor que en el centro imperialista. Ambos sectores, de la mano, son el motor central revolucionario.
Para esta tarea, el proletariado peruano debía desarrollar una conciencia de clase clara y autónoma, alejada de cualquier alianza subordinada a los intereses de la burguesía. En sus discursos y escritos, enfatiza que el socialismo no puede realizarse si el proletariado no está consciente de su poder como clase y de su papel en la construcción de una nueva sociedad.
Mariátegui destacaba que el proletariado peruano no puede llevar a cabo la revolución sin establecer una alianza estratégica con el campesinado indígena. Esta alianza es esencial debido a las características específicas de la estructura social y económica de Perú, donde los campesinos indígenas constituyen una gran parte de la población y están sometidos a condiciones de explotación severas.
Para que este proceso se lleve a cabo, es necesario un proceso de educación política. A través de sus escritos, Mariátegui trató de crear una conciencia revolucionaria entre los trabajadores peruanos, promoviendo el estudio del marxismo, el análisis de las condiciones locales y la importancia de la solidaridad internacional. Consideró que la formación ideológica del proletariado es esencial para que este pueda asumir su rol histórico, así como la construcción de sus propias herramientas de clase, motivo por el cual participó activamente en la construcción del Partido Comunista de Perú.
8 Relación con el estalinismo
Su compromiso con el marxismo y su admiración por la Revolución rusa le llevó a no ser un seguidor acrítico de la deriva burocrática de la Unión Soviética y mantuvo una postura crítica y, en muchos sentidos, autónoma, haciendo de su marxismo una doctrina mucho menos dogmática.
Si bien es cierto que Mariátegui nunca se dedicó abiertamente a criticar a Stalin en sus escritos y manifestó también diferencias con la Oposición de Izquierda liderada por León Trotsky, que resistía la burocratización de la URSS, su pensamiento sí muestra una resistencia implícita a los elementos autoritarios y dogmáticos del estalinismo. Mariátegui defendía un marxismo vivo y dinámico, adaptado a las realidades latinoamericanas, lo que contrasta con el enfoque centralizado y rígido que caracterizó al estalinismo.
Por otra parte, Mariátegui planteó una posición de independencia de la clase burguesa del país de turno, algo que lo alejó del frentepopulismo promovido por Stalin, que abogaba por alianzas entre los partidos comunistas y las burguesías nacionales en determinados contextos. Esto le llevó a tener tensiones con el comunismo oficial de la Internacional Comunista.
Mariátegui destacaba que el proletariado peruano no podía llevar a cabo la revolución sin establecer una alianza estratégica con el campesinado indígena
9 Arte y revolución
El arte y su relación con las transformaciones sociales y políticas fue uno de los elementos más originales del pensamiento de Mariátegui. Desarrolló parte de su pensamiento sobre esta cuestión en su obra clave: 7 ensayos, de 1928. En ella, destacó cómo el arte puede tanto reflejar como contribuir a los grandes cambios que ocurren en una época de crisis y revolución. Esto es así porque, en primer lugar, el arte no puede desligarse de la realidad histórica en la que se produce. Es por este motivo que bajo una sociedad burguesa, lo que encontramos es un arte burgués elitista y desconectado de las masas, según Mariátegui.
El academicismo y la inercia estética tradicional han perdido, dice, toda su vitalidad porque no es capaz de captar las tensiones de una sociedad atravesada por profundas crisis. El arte burgués está ligado a la decadencia política y cultural burguesa y cualquier arte que se pretenda revolucionario debe romper, en primer lugar, con esa decadencia.
Mariátegui se aproxima al estudio de las vanguardias artísticas de la época, como el surrealismo, por su capacidad de romper con las convenciones estéticas establecidas. Ahora bien, aclara que no todo arte de vanguardia es necesariamente revolucionario porque, para que este lo sea, no solo debe innovar en sus formas, sino comprometerse explícitamente con la transformación social y captar las dimensiones más profundas y contradictorias de la realidad social.
El estudio de las vanguardias le permite, además, poner de relieve el papel de la fantasía como motor social y herramienta que permite explorar profundamente la realidad. Vanguardias como el surrealismo o el dadaísmo la utilizan para desbordar los límites del arte y romper con lo académico.
Ahora bien, también señala Mariátegui que el arte nuevo o que emerge de la revolución no es necesariamente revolucionario. Puede haber un arte nuevo en términos formales que en realidad sea decadente en su contenido ideológico. Por eso, algunas vanguardias como el futurismo italiano, terminó siendo cooptado por el fascismo y alineado con sus ideas reaccionarias. La clave del arte revolucionario no es su innovación estética, sino que innove en función de un proyecto revolucionario. Además, el arte no podrá ser socialista hasta el final mientras siga existiendo la actual civilización decadente.
10 Dimensión mitológica del socialismo
Mariátegui no rechaza la idea de los mitos como construcciones irracionales; considera que pueden tener un papel importante en la movilización social y política. Para él, el mito revolucionario es una idea o símbolo que inspira y moviliza a las masas hacia una transformación social. Un buen ejemplo es cómo el mito del socialismo puede actuar como un motor que impulsa a los trabajadores a luchar por una nueva sociedad, aunque esa sociedad aún no exista en términos concretos. Moviliza el deseo y la esperanza que impulsa la acción colectiva.
Mariátegui toma influencias de Georges Sorel, un pensador francés que defendía la importancia de los mitos sociales como herramientas para movilizar a las clases populares. Según Sorel, los mitos no son verdades científicas, pero son vitales para generar una voluntad colectiva que permita a las masas organizarse y actuar. Mariátegui adopta esta idea y la aplica al mito del socialismo, argumentando que el mito de una sociedad socialista tiene el poder de unificar y dar fuerza a las luchas de los trabajadores.
Para Mariátegui, el mito del socialismo no es un plan detallado o una receta técnica para el futuro, sino un símbolo de una lucha en curso y de una sociedad por venir. Lo importante no es que el socialismo exista ya, sino que actúe como una fuerza emocional y espiritual que movilice a las masas en el presente. Es la creencia en el mito lo que empuja a la acción revolucionaria, no necesariamente la existencia de condiciones materiales perfectas.
Dejó, a su temprana muerte a los 35 años, la tarea de seguir pensando cómo seguir impulsando esa acción revolucionaria que no se resigna, no se doblega ante ninguna injusticia y un enorme legado de análisis y diagnósticos de época que merecen la pena seguir siendo leídos en 2024.
La filósofa estadounidense Angela Davis es una de las principales voces del feminismo antirracista y anticapitalista en el mundo. Su filosofía, desarrollada en obras como «Mujeres, raza y clase», es una referencia en los estudios feministas. Presentamos diez elementos clave para entender su pensamiento.
La vida de Angela Davis está marcada por su militancia contra la opresión y la explotación. Angela Davis nació en 1944 en Alabama (Estados Unidos) en un momento en el que todavía existía segregación racial en la región. De hecho, en su vecindario eran conocidos los ataques de grupos supremacistas blancos contra familias negras. Por este motivo, desde muy joven estuvo expuesta a las tensiones raciales y le interesó la lucha por los derechos civiles.
Estudió Filosofía en la Universidad Brandeis de Massachusetts e hizo estancias de investigación en universidades europeas como la Sorbona de París y Frankfurt, donde se aproximó al marxismo y la teoría crítica a través de Herbert Marcuse.
Los convulsos años 60 fueron clave para la constitución de su conciencia social. Se adhirió al Partido Comunista de Estados Unidos y empezó a participar en organizaciones feministas y antirracistas. En 1969, su activismo político la llevó a ser despedida de su puesto como profesora en la Universidad de California de Los Ángeles, lo cual generó amplio repudio social y la hizo aún más conocida.
Un año más tarde, Angela Davis fue acusada de complicidad en un caso de asesinato relacionado con la liberación de prisioneros políticos afroamericanos y fue incluida en una lista policial del FBI, lo cual llevó a su arresto. Fue absuelta de todos los cargos en 1972 tras una gran campaña internacional de solidaridad.
Angela Davis ha escrito numerosos libros, entre ellos el conocido Mujeres, raza y clase (1981). Traemos aquí diez claves para entender el pensamiento filosófico expuesto en sus obras.
1 «Ser mujer, ser negra, ser lesbiana y ser comunista»
«Cierren los ojos y piensen en lo que significa ser mujer, ser negra, ser lesbiana y ser comunista». En ocasiones, Angela Davis invita al auditorio a reflexionar de este modo al empezar las presentaciones y charlas. La vida de Angela Davis ha estado atravesada por su condición de mujer, lesbiana y comunista, lo cual, lejos de ser un accesorio en su pensamiento, ha estado en el centro de él.
Para la filósofa, el pensamiento no está desligado de la realidad material que viven los sujetos que lo enarbolan. Cada mirada al mundo es parcial y se realiza desde una determinada posición. La historia de la filosofía ha sido colonizada por miradas que, bajo una pretensión de objetividad y racionalidad, enmascaraban intereses de clase, de género y raciales.
Contra esta falsa objetividad es contra lo que se rebela el pensamiento de Davis. Es posible hacer, opina, un pensamiento de los oprimidos, que esté fuertemente comprometido con acabar con las miserias del mundo en lugar de naturalizarlas. Ahora bien, esto no significa, para ella, que haya un modo de conocimiento intrínsecamente femenino o negro, como sostendrán las visiones más «esencialistas» del feminismo. Las mujeres, las negras o las personas LGTB tienen el potencial de mirar más críticamente al sistema porque es este el que las oprime y las construye como algo distinto. Davis se propone contraatacar desde este quicio que provoca la propia opresión.
«Cierren los ojos y piensen en lo que significa ser mujer, ser negra, ser lesbiana y ser comunista». Angela Davis invita al auditorio a reflexionar de este modo al empezar las presentaciones y charlas
2 Crítica al capitalismo y la opresión
La opresión que sufren las mujeres, las personas negras y otros colectivos se debe a un sistema, para Angela Davis, que la perpetúa. No es, por tanto, fruto de la mala fe de unos pocos sujetos que se comportan de forma indebida con el resto, sino que hay un entramado sistemático de intereses económicos que permite y se aprovecha de la opresión.
El mismo sistema que necesita trabajadores baratos es el que necesita condenar a las mujeres a dobles jornadas de trabajo y cuidado, se sirve del trabajo semiesclavo de las personas negras, comercia con el cuerpo de las personas LGTB y un largo etcétera. Para Angela Davis no se puede, por tanto, acabar con las opresiones por separado ni sin atacar al mismo sistema económico que las provoca y se aprovecha de ellas.
3 El legado de la esclavitud en las mujeres negras
En Mujeres, raza y clase plantea que la esclavitud redujo a las mujeres negras a trabajadoras y reproductoras, negándoles roles reconocidos de género y deshumanizándolas, mientras simultáneamente cimentaba estereotipos raciales y de género.
Esta historia de esclavitud, que es clave para entender la expansión colonial de Europa y el origen mismo del sistema capitalista, ha de ser conocida y discutida en la actualidad, en opinión de la filósofa. La esclavitud dejó un legado de opresiones ampliamente interiorizadas de forma casi inconsciente que sufren las personas negras y, en particular, las mujeres negras, día a día. Pero también dejó historias de resistencia.
La opresión que sufren las mujeres, las personas negras y otros colectivos se debe a un sistema que la perpetúa. No es fruto de la mala fe de unos pocos sujetos que se comportan de forma indebida, sino que hay un entramado de intereses económicos que permite y se aprovecha de la opresión
4 Conocer las historias de resistencia
Angela Davis enfatiza la importancia de conocer y aprender de las luchas históricas de resistencia, especialmente de las comunidades negras, como base para las luchas contemporáneas. En este sentido, rechaza cualquier visión «victimista» que trate de ubicar a los sujetos solamente desde la opresión y violencia que sufren.
Las personas negras, las mujeres y el resto de colectivos oprimidos han puesto en pie numerosas formas de lucha y de resistencia. En Mujeres, raza y clase, Davis señala cómo, por ejemplo, las mujeres negras esclavizadas mostraron formas activas de resistencia, incluyendo la huida de las casas de sus amos, el envenenamiento a sus amos y la organización de revueltas, lo que demuestra su valentía y determinación por la libertad.
Además, por su condición de doble y triplemente oprimidas, las mujeres negras desempeñaron un papel crucial en movimientos sociales como el abolicionismo de la esclavitud, el derecho al sufragio universal y la defensa de los derechos laborales, desafiando doblemente al sistema que las oprimía y a sectores de los movimientos sociales que las rechazaban. Las mujeres negras han luchado, a menudo con poco apoyo, por derechos reproductivos, enfrentándose incluso a políticas que promovían la esterilización forzada o el control coercitivo de la natalidad en clave racista.
5 Crítica al feminismo blanco y burgués
Una parte importante del feminismo ha excluido, históricamente, a las más precarias: las trabajadoras, las negras, las personas LGTB. Angela Davis hace esta reflexión cuando analiza el comienzo del movimiento sufragista y el propio movimiento feminista de los años 70. Aunque la acción por el derecho al voto fue muy relevante, se trataba de un movimiento liderado por mujeres de clases acomodadas que querían tener el mismo poder que los hombres de su clase.
Sin embargo, este poder se efectúa siempre contra otro: contra las personas negras. Por eso, como recoge Davis en Mujeres, raza y clase, muchas sufragistas no estaban a favor del voto de las personas negras y menos de las mujeres negras, así como tampoco recogían otras luchas de estos sectores.
En la actualidad, estas formas de feminismo excluyente se dan, por ejemplo, en las formas de «feminismo» burgués imperial que tratan de señalar que las personas migrantes son las responsables de las violaciones a las mujeres. Se genera lo que la feminista francesa Françoise Vergès denomina feminismo securitario: un feminismo obsesionado por la seguridad de las mujeres blancas que termina siendo racismo encubierto.
Angela Davis desmantela el mito del «violador negro» que sirvió y sigue sirviendo como excusa para linchar a los hombres negros, reforzar el racismo y mantener divididos a los oprimidos y los explotados entre sí, algo que le viene de maravilla al sistema que los oprime a todos. Al mismo tiempo, analiza cómo son las mujeres negras las que han sido más vulnerables a la violencia sexual. Un buen ejemplo son las trabajadoras marroquís en el campo español, expuestas a violencia y condiciones infrahumanas en pleno siglo XXI mientras se establece un discurso racista hacia la población árabe.
Davis desmantela el mito del «violador negro» que sirvió y sigue sirviendo como excusa para linchar a los hombres negros, reforzar el racismo y mantener divididos a los oprimidos y los explotados entre sí, algo que le viene de maravilla al sistema que los oprime a todos
6 Abolicionismo penal
Angela Davis es defensora de la perspectiva «antipunitivista» en el feminismo, es decir, la idea de que existe justicia más allá del castigo. O, más bien, que justicia y castigo son términos que suelen ir en direcciones opuestas. Davis analiza cómo el punitivismo (la idea de que se pueden resolver los problemas sociales castigando a los culpables individuales) refuerza el racismo porque se utiliza la criminalidad y el sistema carcelario para apartar primero a los sujetos más precarios.
Davis señala que, si un sistema es injusto y empobrecedor, lo más normal es que se produzcan robos y violencia, considerados «delitos» por la sociedad burguesa. Precisamente la noción de delito se construye frente al orden económico existente: delito es, fundamentalmente, todo lo que atente contra la propiedad privada. Además, la violencia tiene causas estructurales: el mismo sistema segregador y racista es el que empuja a los sujetos a situaciones consideradas violentas que, además, a menudo se exageran. Frente a este modelo, Angela Davis propone alternativas basadas en la justicia restaurativa.
Además, tras su absolución en 1972, Davis escribiónumerosos textos en clave de abolición de las cárceles, denunciando el racismo estructural del sistema penitenciario y su conexión con el capitalismo.
7 Visión internacional
El pensamiento de Angela Davis no se limita al ámbito estadounidense: conecta la lucha antirracista, feminista y anticapitalista en el país con las que se dan en el resto del mundo, promoviendo la solidaridad global.
Además, es consciente del papel geopolítico que tiene Estados Unidos en el mundo, como promotor del militarismo y la guerra en todo el globo. Frente a esto, desarrolla un pensamiento contra el militarismo y la industria armamentística y plantea que el imperialismo norteamericano provoca numerosas opresiones en otras puntas del globo.
8 Feminismo antirracista e interseccional
Su feminismo se centra en las experiencias de las mujeres negras, subrayando cómo el racismo y el sexismo se cruzan para crear formas únicas de opresión. Pero plantea que es necesario articular estas reivindicaciones con las de otros sectores, en un feminismo inclusivo que reconozca las diferencias.
Davis señala que el racismo, el patriarcado, el capitalismo y otras formas de dominación están interconectadas y que, por tanto, deben abordarse conjuntamente para golpearlas de conjunto y superar el sistema.
9 Feminismo socialista y movimiento obrero
La perspectiva de Davis puede enmarcarse también bajo el paraguas de «feminismo socialista» aunque predomine en su pensamiento el enfoque interseccional. Davis plantea que el feminismo debe articularse con la lucha de los trabajadores y la pelea por el socialismo. En este sentido, las reivindicaciones laborales no van por un lugar separado, porque las mujeres y personas negras son parte de la misma clase trabajadora.
Angela Davis rechaza el individualismo neoliberal y la cooptación que este hace de las distintas luchas sociales. Critica el énfasis que ponen los gobiernos y las empresas en soluciones individualistas a problemas sociales estructurales, subrayando la importancia de emprender acciones colectivas y organizarse políticamente.
La perspectiva de Angela Davis puede enmarcarse bajo el paraguas de «feminismo socialista» aunque predomine en su pensamiento el enfoque interseccional. Davis plantea que el feminismo debe articularse con la lucha de los trabajadores y la pelea por el socialismo
10 Defensa de Palestina y vuelta al 68 en la universidad
El activismo temprano de Angela Davis estuvo atravesado por el movimiento estudiantil de los años 60, que en todo el mundo alzó la voz contra el imperialismo. Si el pistoletazo de salida del Mayo francés fue la lucha contra el colonialismo en Argelia, las universidades estadounidenses se llenaron de lucha en torno a las protestas contra la guerra de Vietnam.
Angela Davis participó en estas protestas y reivindicó su espíritu en mayo de 2024, cuando las universidades estadounidenses, y posteriormente las de todo el mundo, fueron el foco de las protestas contra el genocidio en Palestina. En las tomas de facultad y acampadas tomó la voz una vez más para decir, como ha señalado muchas veces, que la lucha del pueblo palestino es la lucha del mundo entero contra la opresión y la barbarie.