Límites al miedo

Inmaculada Hoyos: «La filosofía sirve para poner límites al miedo en nuestra sociedad»

Jesús García Calero

hoyosLa filósofa publica «Sobre el amor y el miedo. Tópicos antiguos y enfoques modernos», un libro revelador

Partir de los filósofos clásicos y llegar a la más rabiosa actualidad es la «magia» que solo consigue quien domina la razón. De los estoicos al mundo real, pasando por Spinoza, Nietzsche y otras cumbres del pensamiento. La filósofa Inmaculada Hoyos acaba de publicar «Sobre el amor y el miedo» (Avarigani editores), un libro revelador y arriesgado, tan filosófico como político, y que permite comprender con otra profundidad lo que nos ocurre. El mundo está lleno de amenazas que conocemos cada día a través de los periódicos y nuestros smartphones. Educar el temor y revertirlo para crear vínculos sociales es uno de los temas de nuestro tiempo.

«Nuestra comprensión sobre las pasiones no es irrelevante -afirma Hoyos a ABC-. A través de ellas reflejamos nuestros valores, en un plano individual y social y juegan un papel fundamental, tanto para tomar decisiones personales como políticas. A quién votas».

-Las pasiones no se oponen a la razón? ¿Ayudan a organizar el mundo?

-Pueden parecer opuestos, pero Spinoza enseña que la razón es impotente si no trabaja con buenos afectos. Necesitamos pasiones y afectos bien entendidos para que la razón pueda. Orientarnos, comprender el mundo, tomar decisiones… Damascio, en «En busca de Spinoza» defiende desde la neurociencia lo que este autor vio sobre la importancia de las emociones para las decisiones.

-Vivimos en un mundo muy incierto.

-La civilización occidental vive hoy en el miedo constante, amplificado por los medios. No es que las amenazas no sean reales, están en las noticias, pero la experiencia del mundo hace que percibamos un riesgo apabullante a través de la tecnología. O la incertidumbre laboral, que es caldo perfecto para todos los miedos, y estamos dispuestos incluso a renunciar a derechos con tal de librarnos del miedo. Del miedo hay instituciones que sacan mucho partido: la política, la economía… La filosofía nos ayuda a comprender por qué ocurre eso. Spinoza dice que «tienes que distinguir entre tristezas evitables y las que son inevitables». Qué parte del miedo es asumible y qué parte hay que poner límite. La filosofía sirve para poner límites al miedo.

-¿Y el afecto, el amor, qué pintan?

-El miedo anula nuestra capacidad crítica. Con actitud más constructiva podemos enfrentarnos mejor a la incertidumbre.

-La paz no es ausencia de guerra, dice también.

-Exactamente, dice que la paz es fortaleza, y eso es un afecto activo.

-Desazona mirar desde esa perpectiva nuestra vida política.

-Es que no abundan los discursos constructivos. El miedo deprime y nos vuelve más pequeños e impotentes. Así el discurso también se ve muy limitado. Spinoza dice que de la tristeza no surgirá nada bueno. Habrá que enfrentar el miedo pero la libertad no sale de ese afecto.

-Me gusta cómo reivnidica la honestidad que surge de la experiencia literaria. A pesar de que es mentira, que nace de lo ficticio.

-El valor de la literatura es la creación de formas inéditas de ser. Hoy eso es fundamental en la civilización del miedo, porque tiene que ver con la parte creativa. Debemos inventar nuestra propia vida y la literatura abre nuevos campos de experiencia, y lo hace de una forma honesta.

-Y reivindica el cuerpo, no desde el hedonismo precisamente…

-El cuerpo es fundamental para entender las pasiones y para el conocimiento. Somos cuerpo aunque no solo seamos eso. Nietzsche es muy interesante en este punto. Cuando partimos de un planteamiento clásico hay que incidir en ello.

-Nietzsche en nuestro mundo… ¿no estaba superado? No se ha oído muy a menudo poner en relación su pensamiento con la probidad de la sociedad democrática…

-Los estudios nietzschianos en España son magníficos. Nos puede aportar muchas cosas hoy. No es dogmático, es muy literario. Se aprende mucho con él. Pero ha sido el filósofo peor entendido de la historia.

-La filosofía está fuera de las aulas.

-No interesa crear la conciencia crítica. Es un movimiento de afianzamiento del poder muy claro. La filosofía da elementos para comprender el mundo y nos hace críticos.

-La filosofía es la exiliada de la república ideal, no la poesía

-Desde luego. Deleuze advierte: «todo poder necesita de la tristeza».

-Y la política, según usted, alegría.

-Porque el amor brota de una plenitud, y eso tiene un potencial político increíble porque crea vínculos.

 

Fuente:

http://www.abc.es/cultura/libros/abci-inmaculada-hoyos-filosofia-sirve-para-poner-limites-miedo-nuestra-sociedad-201703070156_noticia.html

Foto: Alfredo Aguilar.

 

Filosofía en la calle

La Máquina de Guerra

Iñaki Urdanibia

guerra« Cuando alguien pregunta para qué sirve la filosofía, la respuesta debe ser agresiva, ya que la pregunta se tiene por irónica y mordaz. La filosofía no sirve ni al Estado, ni a la Iglesia, que tiene otras preocupaciones. No sirve a ningún poder establecido. La filosofía sirve para entristecer. Una filosofía que no entristece o no contraria a nadie no es filosofía. Sirve para detestar la estupidez, hace de la estupidez una cosa vergonzosa. Sólo tiene éste uso: denunciar la bajeza del pensamiento en todas sus formas».  (Gilles Deleuze)

Desde sus orígenes griegos, y baste mirar la etimología, la filosofía se ha mostrado como amor a la sabiduría e igualmente como un aprendizaje para la vida, para una vida buena y feliz. Podría decirse más, ya desde los tiempos de Platón y su maestro Sócrates se da una división a la hora de ejercer tal actividad: el segundo filosofa en la calle conduciendo a sus interlocutores a impasses lógicos, lo que venía a significar una política de resistencia a la flojera de las palabras secuestradas por el uso público y político, lo que hacía que tal diálogo, filosófico, exigiese interlocutores dispuestos a no tragar las ruedas de molino que se les ofrecían por doquier, sino que estuviesen dispuestos a una búsqueda común, en vez de conformarse con la asunción de una doctrina inflexible, y dispuesta para ser repetida una y otra vez, hasta el desgaste de las propias palabras. Si esta es la vía propuesta, y puesta en práctica, por Sócrates y su ironía mayéutica -de ahí que se le conociese como el “tábano de Atenas”- su seguidor, Platón introdujo la filosofía en su Academia, centro de enseñanza en la que se formaba a quienes optaban a dominar la filosofía y a gobernar lapolis.

Más tarde, en la Edad Media- y que se me excuse este repaso a vuelo de pájaro- la filosofía se convirtió en ancilla theologiae y más tarde, con el surgimiento en el siglo XIX de las ciencias sociales, se propone que la filosofía se dedique a facilitar , clarificar y articular los métodos de los trabajos científicos.

Tanto en uno como en el otro caso la filosofía pierde su autonomía o se subordina a una razón supuestamente superior , status que refuerza la permanente tarea-desde su propio nacimiento- por definir los límites de su campo de actividad ( ¿ hay algún saber humano que haya dedicado tantos esfuerzos en definirse a sí mismo?), a la vez que sus ramas se dispersan en la misma medida en que la complejidad del mundo y sus habitantes alcanza cotas más profundas, y el conocimiento de tales origina nuevas disciplinas y saberes . Es precisamente, si damos por buena la concepción de Deleuze, la admisión de un objeto propio lo que conduce a la filosofía a dejar de ser un saber subordinado al tiempo que pierde su complejo de superioridad como saber que engloba todos los demás, al modo de una ciencia de las ciencias.

La especialización a la que aludo ha supuesto que la enseñanza -muy en concreto la de la filosofía- se haya recluido a los recintos académicos; dejando de lado -lo que no cabe duda que es mucho dejar- las limitaciones en aumento de los planes de estudio hasta la propia desaparición en algunos, no pocos, casos.

Entre los dos polos señalados – la calle y los pagos académicos- no se han de buscar tajantes separaciones sino que pueden / deben ser complementarios, ya que el aprendizaje de los conceptos filosóficos ( no se aprende filosofía sino que se aprende a filosofar que decía Kant) puede ayudar indudablemente a la hora de focalizar las preguntas y críticas con respecto a los problemas de este mundo que nos rodea, al tiempo que si la filosofía no sale de las aulas al final queda convertida en una repetición insulsa del panteón de los destacados filósofos que constan en las historias ( el ponerlo en masculino no es un desliz sino una mera constatación de la indebida marginación a que se ha sometido a las mujeres en tales historias ; idea más de una vez recalcada por la profesora Marina Garcés, cuya última obra es la que incita estas líneas); Marina Garcés es consciente , y denuncia, tal estado de cosas, que ella ha padecido en su propia persona cuando tuvo que escuchar, amén de alguna descalificación, como un viejo profesor al leer su tesis de doctorado comentó que ella pensaba como los hombres, o a nivel más general cuando señala con tino cómo , refiriéndose a los filósofos griegos, la dedicación al pensamiento ,interrumpiendo la actividad del mundo, « sólo se la podían permitir los hombres ( machos), libres de las servidumbres del inacabable trabajo doméstico, y los ricos, libres de la necesidad de ganarse la vida trabajando », dominio masculino que ha perdurado a lo largo del tiempo y no precisamente por cuestiones de parné ( * ).

Pues bien, si anteriormente di cuenta de su filosofía inacabada ( http://kaosenlared.net/la-filosofia-y-la-vida/ ) en la que además de presentar a algunos filósofos, exponía su concepción de la filosofía como forma de pensamiento autónomo y crítico y que, respondiendo a su propia definición resta inacabada ya que se destacaba el amor / el deseo que impulsa una actividad ante el saber, más que un saber acabado del que se está en posesión, en la presente ocasión , en su « Fuera de clase. Textos de filosofía de guerrilla» ( Galaxia Gutenberg, 2016) profundiza en su concepción de la filosofía, poniéndola en práctica, y traza mapas de aspectos inexplorados , impensados, no transitados, haciendo que las reflexiones filosóficas desborden las aulas de la academia para salir a la calle para tratar asuntos nada técnicos, sino pegados al día a día; la filosofía como guerrilla, abriendo caminos nuevos, elaborando nuevas cartografías, realizando movimientos / preguntas inesperados, liberando zonas y tomando sucesivas casamatas . De hecho las píldoras, más de ochenta, que se nos entregan fueron publicadas, a lo largo de dos años, en el suplemento dominical del diario catalán Ara; lo cual hace que su lectura esté al alcance de todo dios aun no perteneciendo al colectivo de profesores de, o de filósofos En las rumias presentadas se tratan uno y mil asuntos, y se estrujan para sacarles el jugo que contienen, con vistas a implicar a quienes se acerquen a sus reflexiones, con lo que se parte de la constatación de que la filosofía no es una actividad solitaria sino que exige diálogo, interrelación y que tiene mucho que ver con la vida y no con ideas que se mueven en la nebulosa del hiperhuranós platónico.

Lejos pues de la jerga habitual, las diferentes, y múltiples en su variedad temática, entradas que componen el libro nos muestran una filosofía en acción que nos interpela y que nos hace pensar con la autora, no suponiendo ello que se pida ni resulte una aceptación de lo que ella expone, ni un acuerdo con sus posturas sino que se abren sendas por las que pensar, enfocar las cuestiones lejos de las ideas recibidas y de los lenguajes anquilosados por el uso y el abuso. Se refiere Marina Garcés, en más de una ocasión, a unos de los textos clásicos del taoísmo, Zhuang Zi, y a la búsqueda del olvido de las palabras para que se dé un diálogo virgen, no contaminado -en la medida de lo posible, claro, ya que no es posible hacer tabula rasa empezando de un hipotético cero- , de modo y manera que se dé un ejercicio de repensar, de volver a pensar lejos de las concepciones heredadas, ya que « las ideas no son teorías que sobrevuelan la realidad, sino que son tomas de posición en el mundo. Pensar una idea es hacerla propia y situarse. Por eso siempre hay alguna que determina de manera más fundamental que las otras nuestra forma de ser y de pensar ». No hace falta ni decirlo que la autora no cae en la falaz ilusión de que la filosofía per se sea una postura crítica, al menos si nos atenemos a los posicionamientos de muchos de los integrantes del gremio, sino que es la concepción que de ella se tenga la que conducirá a unas posturas o a otras: algunas, como queda dicho, manteniéndose lejos del mundanal ruido, otras repitiendo el karaoke ambiente, y todavía las que se posicionan en el campo de batalla –como la propia de Garcés- en una postura crítica, de dar paso al penser autrement foucaultiano y en un empeño constante por dañar la estupidez que diría Nietzsche. [ Recuerdo un comentario de Jacques Derrida en el que subrayaba que a pesar del supuesto espíritu crítico atribuido al quehacer filosófico, la filosofía en su enseñanza, estaba en manos de conservadores…No gustó mucho la afirmación a la corporación de Sócrates-funcionarios– que los que hablase Pierre Thuillier-].

Y mientras corres, coge un arma decía Gilles Deleuze. La lectura de Marina Garcés nos suministra un variado y surtido arsenal.

( * ) Me permito, de pasada, indicar algunas obras que resultan de interés en el asunto que señalo, sin ningún afán de orden ni exhaustividad. Obras en la que se subraya la marginación de las mujeres filósofas en las historias de tal quehacer, convirtiéndolas encosa de hombres, y dejando ver además, salvo honrosas excepciones, unas descaradas inclinaciones misóginas :

+ AAVV. « Filosofía y género. Identidades femeninas» ( Pamiela, 1992 )

+ Alicia H. Pueyo ( coord..) «La Filosofía contemporánea desde una perspectiva no androcéntrica» . Secretaría del Estado de Educación, 1993)

+ AAVV. «Cabellos largas e ideas cortas » ( Akal, 1993)

+ AAVV . «L´exercice du savoir et la différence des sexes» ( L´Harmattan, 1995)

+ Giulio de Martino y Marina Bruzzese, «Las filósofas» ( Cátedra, 1996
+ Rada Ivekovic, «Le sexe de la philosophie. Essai sur Jean-François Lyotard et le féminin » ( L´Harmattan, 1997)

+ Rosa Mª Rodríguez Magda ( ed.), «Mujeres en la historia del pensamiento» ( Anthropos, 1997)

+ Françoise Collin / Evelyne Pisier / Eleni Varikas. «Les femmes de Platon à Derrida. Anthologie critique» ( Plon, 2000)

Fuente: http://kaosenlared.net/filosofia-en-la-calle/

Foto: timetoast.

El arte de vivir y el arte de morir

Javier Gomá reflexiona en ‘La imagen de tu vida’ sobre la posteridad, la ejemplaridad y la figura del padre

Borja Hermoso

javier gomaAsí a priori, en la dictadura viscosa e hiperconectada del corto plazo que rige hoy las cosas no parecen ni la posteridad ni lo perdurable conceptos ganadores. Es cierto: los adalides de lo primero tienen a su favor la falta de tiempo, o peor, el hecho irrebatible de que este se ha ido diluyendo hasta que –como contaba un día en su casita de Cambridge el sabio profesor George Steiner- “los jóvenes ya no tienen tiempo de tener tiempo: una tragedia”. Pero los militantes de lo segundo, entre los que está Javier Gomá (Bilbao, 1965), porfían en el intento.

La palabra mágica es “quedar”. Que algo quede, y si es posible bueno, frente a la fatalidad de la nada o, peor, de un algo indecente. Viene a ser una cuestión de orden moral: tender a… tratar de… esforzarse por… No está garantizado el éxito, pero sí –considera el autor de La imagen de tu vida– la satisfacción personal e intransferible de esos últimos días, esas últimas horas, delante de los tuyos, quien los tenga, que esa es otra.

Este librito (en la forma) de complejas confrontaciones (en el fondo) editado por Galaxia Gutenberg consta de cuatro partes. La primera de ellas, Humana perduración, fue escrita ex profeso para la ocasión. La segunda parte, La imagen de tu vida, tiene su germen en una conferencia pronunciada por Gomá en Módena (Italia) en 2014. La tercera, Cervantes. La imagen de su vida, habla del autor del Quijote como el compendio moral –idealismo, cortesía y humor- que para sí quisiera el propio autor. Fue publicada dentro del catálogo de la exposición Cervantes: de la vida al mito organizada el año pasado por la Biblioteca Nacional. Por último, el monólogo Inconsolable, escrito por Gomá tras la muerte de su padre, fue publicado íntegramente por el diario El Mundo en el verano de 2016 y llegará al escenario del teatro María Guerrero el próximo 28 de junio.

Militancia de lo perdurable, frente a todo y contra todos, parece decir el ensayista y director de la Fundación Juan March: “Lo importante no es tanto perdurar como hacer algo digno de que perdure, extraer de lo humano aquellos gérmenes que tienen dignidad y que hacen de la muerte una injusticia”.

Un modo de posteridad ejemplar que alude a lo que podría llamarse perspectiva sobrevuela las páginas del volumen. Arte de vivir, arte de morir. “El arte de vivir es sacudirte las tentaciones del escepticismo, el descreimiento, el cinismo, a los que parece que estamos abocados con el paso del tiempo. Y luego está el arte de morir. Es decir, que la última gran contribución que puedas proporcionar a tus hijos sea un arte de morir si es posible matando un poco a la muerte, ahorrándoles angustia, desterrando de sus corazones el exceso de pavor ante la muerte”, explica Javier Gomá.

Sin embargo… ¿no estará cayendo en un narcisismo inconsciente (o no) quien considere que puede o debe legar algo al mundo? Dicho de otro modo: ¿Quién soy yo para pensar en legar nada? En su más celebrada obra, Tetralogía de la ejemplaridad, el ensayista ya tocaba este tema y aludía a una irremediable red de influencias mutuas: “No nos podemos sustraer al hecho de que, nos guste o no, nuestra vida es una propuesta positiva o negativa para tu mujer, para tus hijos, para tus vecinos, para tus amigos, para tus compañeros de trabajo… por eso yo he llegado a argumentar que no existe la vida privada”.

Y detrás de todo, la figura del padre. Y la relación con el hijo. Los silencios. Y esa corrosiva dilución del tiempo. Quien no cuente con él para leer este libro revelador siempre podrá echar un vistazo a esa foto de un Javier Gomá adolescente rodeado por el brazo de su padre. Se hará una idea de por dónde van los tiros. “El padre es el último animal mitológico”, sostiene el autor, “un héroe de existencia poderosa ya antes de que puedas decir ‘papá’, y que no es solo una persona que tú puedes ver sino que es más bien las gafas que te permiten ver el mundo porque él te ha configurado antes de que tú puedas gestionar nada. Así que cuando muere parece que regresas a ese momento original en el que el ser y la nada tiemblan, en el que el héroe que siempre había vencido al dragón, de repente, es derrotado por el dragón. Es volver al caos”.

El hijo del monólogo Inconsolable puede que no sea exactamente el mismo que el autor de esta obra. Pero se le parece demasiado como para obviar ciertas cuestiones. Por ejemplo, las relacionadas con lo que Gomá llama “la literatura maleducada”, esa cuyo fabricante nunca sabemos si pidió permiso al padre o a la madre para ajustar sus cuentas pendientes a título póstumo o para dar rienda suelta a sus masturbaciones creativas, ni si pidió perdón de antemano al público por ejercer de llorica. “Rehúyo la exhibición pornográfica de sentimientos”, anota Javier Gomá, “esa que confía en que los demás sientan compasión por mi gran tragedia y que les obliga a ser testigos de mi terapia y de mis demonios interiores. Cuando se escribe, hay que ir ya llorado”.

Fuente:

http://cultura.elpais.com/cultura/2017/03/01/actualidad/1488403421_382271.html

Foto: ÁLVARO GARCÍA

 

El ser en aforismos

No se puede imaginar una sola respuesta sobre el sentido del ser, pero sí unas cuantas sobre el sentido de dejar de ser

JORGE WAGENSBERG

cosmo

Hemos tenido mucha suerte. Sí, porque el universo en el que vivimos es solo uno entre infinitos posibles y, si sus constantes no fueran justamente las que son, no habría vida en él. Hemos tenido mucha suerte. Sí, porque en un radio de millones de años luz solo aquí, en la Tierra, se han dado las condiciones idóneas para que la materia evolucione hasta el punto de preguntarse por ella misma. Y yo, concretamente yo, también he tenido mucha suerte por ser quien soy y no uno cualquiera de los otros 250 millones eventuales hermanos míos procedentes de otros tantos espermatozoides que compitieron conmigo en aquella memorable carrera hacia el óvulo que completó el ser que he llegado a ser. El producto de estas tres probabilidades es una cantidad tan ínfima que nadie apostaría un euro por mi existencia. La probabilidad era muy pequeña, pero no nula. Quizá por ello la extrañeza de mi propia condición no se me antoja tan extraña. La probabilidad solo está definida antes de la ocurrencia de un suceso, después solo queda certeza. La discontinuidad entre el no ser y el ser es abisal. De ahí el vértigo que da pensar la posibilidad de llegar a ser desde la certeza del que ya es.

1. Una pregunta es una verdadera pregunta si es posible imaginar para ella una respuesta, aunque sea una respuesta falsa.

2. La pregunta de Leibniz “¿por qué existe algo en lugar de nada?” acaso no sea una verdadera pregunta.

3. La pregunta de Heidegger sobre el sentido del ser quizá sea una falsa pregunta.

4. No se puede imaginar una sola respuesta sobre el sentido del ser, pero sí unas cuantas sobre el sentido de dejar de ser.

5. Dos cargas de igual valor y signo opuesto no son nada juntas, pero pasan a ser algo si se separan.

6. Todo fluctúa, incluso la nada.

7. El ser es una fluctuación cuántica de la nada.

8. A menudo es difícil saber si un problema filosófico no se resuelve por su contenido o por el lenguaje inventado para formularlo.

9. La palabra omnipotente contamina cualquier lenguaje porque el enunciado “un ser omnipotente crea una piedra que ni él mismo puede levantar” es indecidible, es decir, no puede ser verdadero sin ser falso ni falso sin ser verdadero.

10. El conflicto entre ser y tiempo está oculto en el lenguaje porque no se puede existir si después no se persiste, ni se puede persistir si antes no se existe.

11. Principio antrópico: si las constantes de la naturaleza no hubieran sido exactamente las que son, la emergencia de la humanidad no hubiera tenido lugar, pero maravillarse de ello es consecuencia del vértigo que da pensar en la posibilidad de llegar a existir desde la certeza del que ya existe.

12. A los partidarios del principio antrópico: señoras y señores: los árboles se caen en el bosque aunque no haya nadie mirando.

13. Tuvo que elegir entre dos opciones: desterrar el mal del mundo o garantizar la libertad del ser humano…, por lo que no tuvo más remedio que equivocarse.

14. Todo lo real es pensable (hipótesis de la ciencia), pero todo lo pensable no tiene por qué ser real (hipótesis de la literatura), luego la imaginación es más grande que la realidad entera (tesis científico literaria).

15. Para dejar de ser primero hay que ser, pero nada obliga a no ser como paso previo a ser.

16. La idea de la creación del mundo procede de la hipótesis, por lo demás gratuita, de que el ser procede del no ser.

17. Todo lo que es acaba o se transforma.

18. “Ser o no ser, he aquí la cuestión” shakesperiana del darwinismo, el ser o no ser de un gen, el ser o no ser de un organismo, el ser o no ser de un grupo, el ser o no ser de una sociedad…

19. Según E. O. Wilson, un ser altruista lo tiene peor que un ser egoísta para sobrevivir dentro de un grupo, pero un grupo de altruistas sobrevive mejor que un grupo de egoístas. Así nació la idea de sociedad.

Fuente:

http://cultura.elpais.com/cultura/2017/02/28/babelia/1488295484_913184.html

Imagen de exoplanetas proporcionada por la NASA

Sobre el silencio

‘El Roto’ y Frédéric Pajak conversan sobre el silencio

Germán R. Páez
silencio

“En una sociedad que nos ensordece continuamente, necesitamos el silencio más que nunca”. El viñetista de EL PAÍS Andrés Rábago, El Roto, y el dibujante y escritor francés Frédéric Pajak debatieron este miércoles en Madrid sobre cómo se aíslan del ruido y de los formatos digitales y la tecnología para trabajar. “Nos movemos siempre en el círculo del papel, que parece que está en trance de desaparición”, ha contado Rábago, que coincide con el ilustrador francés en sus fuentes de inspiración: la pintura, la fotografía, la lectura en papel…que luego vuelcan en este mismo formato en sus creaciones.

Ambos autores buscan el silencio para trazar líneas que se asemejan a “aforismos”, como ha apuntado el escritor Jesús Ruiz Mantilla, moderador del encuentro El dibujo, de la creación a la relflexión, organizado por la asociación Diálogo. Si Pajak vive frente a un convento en París, el español se recluye de cuando en cuando en un pueblo cántabro. «Cuando eliminamos todos los elementos accesorios, aumentamos la riqueza de la realidad inmediata, que es la única realidad que existe. La otra es una realidad hipnótica que nos están suministrando y que nos está convirtiendo en zombis», ha reflexionado Rábago, ganador del Premio Nacional de Ilustración en 2012 por “su visión crítica, poética aguda e inteligente que nos ayuda a reflexionar sobre cómo somos y cómo vivimos”.

“Si alguien de hace 20 años volviese a la sociedad actual y caminase por las calles, se quedaría asustado de qué ausencia de presencia se produce en nuestra sociedad”, ha reflexionado El Roto, que opina que la gente “está adormecida” por las nuevas tecnologías. Pajak, por su parte, ha asegurado que ello se debe en parte a que “la izquierda está dividida, exactamente igual que en 1933”, lo que podría llevar a la victoria de Marine Le Pen en su país e incluso a “una guerra civil”.

De trazo en blanco y negro que invita a la reflexión, las obras de Rábago y Pajak comparten un mismo espiritu. “Hay algo que une nuestros dibujos, y es que son algo atemporal”, ha dicho Pajak, que alaba de la obra de El Roto que “parece algo salido de otra época, que no tiene nada que ver con el cómic”. El francés alumbró en 2015, con La inmensa soledad, lo que muchos consideran un nuevo género: el ensayo gráfico, a medio camino entre el dibujo y la filosofía. “Intento reconciliar dos enemigos aparentemente irreconciliables, como son la literatura y el dibujo”.

En aquella obra,que le dio la fama, el dibujante entretejía las biografías de Cesare Pavese y Friedrich Nietzsche, una constante de su trabajo, donde mezcla las biografías de grandes figuras del pensamiento con la suya propia. En el primer volumen de su Manifiesto Incierto, Pajak narraba la vida de Walter Benjamin, ese “soñador abismado en el paisaje”. Ahora acaba de publicar la quinta entrega de este proyecto, una biografía del pintor holandés Vincent Van Gogh. “Lo que me interesaba era hablar de un fracasado exitoso como Van Gogh. Toda la vida se consideró un fracasado, pero creía en su destino. Tenía la profunda convicción de ser un eslabón perdido en la historia del arte”, ha dicho el escritor e ilustrador, que trabaja desde 2012 en esta serie, por la que recibió el Premio Médicis de Ensayo 2014 y el Premio Suizo de Literatura 2015.

Foto: Kike Para

Fuente: http://cultura.elpais.com/cultura/2017/02/16/actualidad/1487202770_787835.html

El filósofo del macrismo

Alejandro Rozitchner

Carlos E. Cué
macxri

El llamado “filósofo del macrismo”, muy cercano al presidente, cree que el objetivo es “una mutación psicológica de Argentina” para dejar atrás la tristeza y la victimización

Alejandro Rozitchner es un personaje extraño en el entorno de Mauricio Macri. Apodado «el filósofo del macrismo» –él dice que no llega a tanto- es un hombre que, como él mismo explica, viene de «la marihuana, el rock, la filosofía» –es hijo de un respetado filósofo que tuvo que exiliarse durante la dictadura- y ahora trabaja para otro que viene de «la empresa, la ingeniería y el deporte». Mientras charla en su pequeño despacho en la Casa Rosada, interrumpe el encuentro para atender una emergencia del «equipo de discurso» del presidente. Rozitchner le da a Macri ese toque de mensaje poco político, en ocasiones más cercano a la autoayuda, que muchos critican pero que le ha funcionado muy bien.

Como todos los macristas, huye de los conceptos de izquierda y derecha. «En Argentina la derecha es una ficción de la izquierda. No hay nadie que se diga ‘soy de derecha’. Sería como decir me gusta agarrar bebés y reventarlos contra el piso. Creo que hoy en día izquierda y derecha no son categorías orientadoras, no sirven para explicar nada».

En Argentina muchos se burlan de este tipo de discursos, pero lo cierto es que con ellos Macri ha logrado algo inédito: derrotar al peronismo incluso en su feudo, la provincia de Buenos Aires, y ser el primer presidente no peronista ni radical de la historia moderna del país. Nadie acaba de entender cómo lo hizo. Rotzichner tiene una explicación diferente: como buen argentino, atribuye buena parte del éxito al psicoanálisis. «Tal vez no hay un programa del PRO [el partido de Macri] ni tratados escritos. Sino algo que es más saludable, una posición existencial. Cómo trata Macri a los demás, como se considera a sí mismo. Ni Mauricio ni el equipo tiene un estilo muy pretencioso, narcisista, sino que es un equipo humano de mucha sencillez. Y eso habla del estilo. Mauricio hace 20 años que hace psicoanálisis y no me parece menor. Lo digo con orgullo, debe ser el único presidente argentino que ha hecho tanto tiempo psicoanálisis. Lo que implica involucrarse en un proceso de años de trabajar sobre sí mismo y de intentar conocerse e intentar darle vuelta a las cosas me parece que es un buen signo».

Macri fue secuestrado en 1991 por una banda de policías que lo metieron en un ataúd. Estuvo 12 días preso, hasta que su familia pagó el rescate. Un trauma enorme que durante mucho tiempo le dificultaba el contacto con la gente, tenía cierta agorafobia. «Empezó a hacer análisis después del secuestro, aunque sé que no fue mayormente un tema de su psicoanálisis. Conozco lo que pasa con un buen análisis, va produciendo efectos. Uno no se reinventa, sino que uno puede ser más de lo que es, sin trabas que te sacan del camino». «Mucha gente de este equipo, que lo conocen bien, dicen que ha cambiado mucho, yo no lo creo. Lo veo como siempre, de buen humor, relajado, incluso siendo presidente».

En esa misma línea, cree que el gran objetivo del macrismo es psicológico: «Me gusta pensar en el objetivo de la presidencia como una mutación psicológica de Argentina. Hay que curar un país que históricamente está muy acostumbrado al autoritarismo, a la corrupción, al ventajismo. Ahora estamos en una Argentina nueva. El argentino ha sido tradicionalmente una personalidad que se victimiza. Necesita e idolatra a los enemigos. Nosotros no. También tenemos que superar la valoración de la tristeza como la posición verdadera, que tiene que ver con el tango. Vas a ver, al final siempre te cagan. Esa es la filosofía de una vieja Argentina. Y después el creer que la inteligencia es ejercer pensamiento crítico, lo cual para mí es una idiotez. Si la crítica fuera un factor tan importante de crecimiento, la Argentina sería un país más desarrollado que Estados Unidos».

Pero por encima de todas estas ideas psicoanalíticas, está la realidad. Los datos del primer año del Gobierno de Macri no son buenos: pobreza del 32% –1,4 millones de pobres nuevos– recesión, inflación del 40%. Rozitchner niega que el Gobierno esté frustrado por estos datos, sostiene que hay otros muchos que indican que las cosas están mejorando, y remata con un símil: «Es como un gordo que va al gimnasio. El primer mes está todo dolorido y sigue pesando lo mismo. Estaba mejor antes, piensa. Pero no, gordo, para bajar 50 kilos tenés que estar un año o dos años. Sincerar las cuentas y limpiar la corrupción y la mentira implica pasar un mal año y probablemente este año tampoco va a ser lo ideal», remata. Los argentinos no destacan por su paciencia, pero el filósofo del macrismo cree que también eso está cambiando. «Hay una Argentina nueva. Llama la atención de que un año después de la llegada de Macri, aunque el año fue malo, la gente sigue acompañando. Es un paso de madurez que me parece auspicioso».

Fuente:

http://internacional.elpais.com/internacional/2017/02/12/argentina/1486859452_728810.html

Foto:

Alejandro Rozitchner en la Casa Rosada. Juanjo Bruzza

Novedades editoriales

                                                      LIBROS DE FILOSOFÍA  

2

¿Qué permanece en este mundo donde todo pasa? ¿Qué consigue salvarse de la inflexible ley de caducidad que condena a todo lo viviente, incluido el ser humano, a la extinción y al olvido? Dos son las modalidades de perduración humana a nuestro alcance: la obra artística y la imagen de la vida, cuando una y otra alcanzan la forma de perfección, estética y ética, que les es peculiar.

«La imagen de tu vida». Javier Lomá Lanzón. Galaxia Gutenberg 2017.

3

Alain Finkielkraut, con el rigor que le caracteriza, toma una serie de hechos políticos, sociales, filosóficos, mediáticos…, de los últimos años y, apoyándose en otros pensadores como Hannah Arendt, Albert Camus o Milan Kundera, los analiza y reflexiona buscando entender lo que está pasando, comprender el desequilibrio permanente al que nos empuja el presente.

«Lo único exacto». Alain Finkielkraut. Alianza 2017.

4La filosofía es un modo de ver la densidad de la realidad. Platón pensaba que la inteligencia podía ir subiendo desde las cosas más pequeñas hasta el gran mundo de las ideas. De esto trata este libro, de la filosofía de las pequeñas cosas, de una «filosofía zoom» que medita sobre esos acontecimientos pequeños, desde la altura de un sistema. O que construye un sistema a partir de la humildad de lo real.

«Tratado de filosofía zoom». Jose Antonio de Marina. Ariel 2016.

El venerable prestigio de la filosofía

El arte de razonar con precisión

Basilio Baltasar
balstasrEl filósofo Víctor Gómez Pin. CARLES RIBAS

Ante el auge del tertuliano de malas artes tabernarias se impone el arte de razonar con precisión y argumentar con elocuencia

Fuente:

http://ccaa.elpais.com/ccaa/2017/02/04/catalunya/1486236560_106407.html

Dietario de un cínico

Un extravagante bazar de anomalías

Basilio Baltasar

bazarQuién sabe lo que podemos encontrar en este bazar : en la caja de cartón en donde guardo innumerables recortes de periódico

Los medios de comunicación ofrecen una visión ordenada del cosmos y no dejan de fomentar la seductora idea de un mundo razonablemente organizado. Su fundamento teórico es que incluso el caos forma parte de un plan racional. La trama de los acontecimientos que vivimos puede parecer enmarañada, pero siempre será posible descubrir la causa del enredo. Lo importante es no desfallecer y cultivar la confianza del lector en la gobernanza del destino.

Quizá por ello convenga prestar algo de atención a las anomalías que surgen en este regulado mundo cartesiano. No por celebrar los azares de la existencia ni por dar más motivos de tribulación a la conciencia contemporánea. Más bien se trata de coleccionar rarezas. Quién sabe lo que podemos encontrar en este extravagante bazar de anomalías: en la caja de cartón en donde guardo innumerables recortes de periódico.

El pintor Robert Llimós pinta y esculpe imágenes de los seres extraterrestres con los que se topó en Brasil en 2009. Las galerías de arte le han retirado su apoyo y los críticos no quieren saber nada de él. Sin embargo, el artista, a sus 72 años, considera ineludible la misión de anunciar la inminencia de un encuentro: “me han elegido para que nos vayamos acostumbrando a su presencia”.

Afirma el filósofo italiano Gianni Vattimo que el pensamiento débil nos hace más fuertes: mejora extraordinariamente la autonomía personal del hombre ajeno al rebaño dogmático.

Una institución barcelonesa, que acoge adolescentes descarriados y maltratados, ha confiado su programa terapéutico a un grupo de perros. Según los responsables del centro, los muchachos aprenden con los animales algo que mejora su estado físico, emocional y mental, y perfecciona su autoestima, confianza y seguridad. Uno de los chicos redimidos, que hoy se prepara para ser cocinero, cuenta: “más que enseñar, los perros transmiten; todo lo que ellos te dan es bueno”.

Un colegio en los Estados Unidos graba los comentarios de sus alumnos ante la impetuosa irrupción de Donald Trump (apellido que en el argot de los jugadores de cartas denota triunfo y entre nosotros, por similitud fonética, las trampas que hacen en el tapete). Sorprende la sutileza de unos niños que no tienen edad para votar pero sí un agudo discernimiento: “Si va a ser grosero con las mujeres, no debería ser Presidente” (Lucas, siete años). “¡Este es un país libre y tú lo estás arruinando!” (Sidney, ocho años). “Necesitas tener experiencia para ser Presidente. Si no la tienes, algo saldrá mal” (Jayka, 13 años). “Dice cosas malas de otra gente, pero quiere ganar gracias a esa gente. Es como si dijera: “Eres horrible, vota por mí”. (Kacey, diez años). “A lo mejor piensan que es inteligente” (Maxim, nueve años).

El Rey emérito de Bhután creó el índice de felicidad nacional como registro para orientar el arte de la política. Consideró obsoletos, reduccionistas y unilaterales los indicadores que proporciona el PIB (producto interior bruto) y elaboró un registro más acorde a los anhelos humanos. Su ministro de Educación observa que la supuesta riqueza de las naciones no ha impedido la desgracia de sus gentes. Y que de nada nos sirve un país rico cuando no sabe ser feliz: “nos interesa más la equidad, la bondad, la inteligencia, la salud de la tierra… que el índice de renta per cápita”.

El primatólogo holandés Frans de Waal dice que ama el peligro que se esconde entre los arbustos. “Tiene forma de oso, jaguar o tigre. Animales que pueden saltar hacia ti y devorarte”.

Fuente:

http://ccaa.elpais.com/ccaa/2016/07/23/catalunya/1469292028_864595.html

Foto:

Detalle de la tienda Unico New & Vintage Lab, en Palma. Tolo Ramon

Novedad y desconcierto en la filosofía del siglo XXI

¿Cuál es el fundamento último de lo real?

Pedro Rubal

inclusive-societyEn un artículo introductorio, ya publicado en Tendencias21, presentamos qué es para el filósofo Xavier Zubiri la condición teologal del hombre. Por ella, la misma esencia de la constitución humana lo vincula al poder de lo real y lo impulsa a inquirir sobre su fundamento metafísico. Es un ámbito problemático que está determinado por el problema de Dios: por la existencia o no existencia de Dios, por el teísmo o el ateísmo que son posibles posiciones ante el problema teologal de todo hombre.

En un segundo artículo, también publicado en Tendencias21, hemos comprobado cómo el problema de Dios, en la forma de creencia o increencia, ha estado presente en los grandes científicos. Nadie ha podido evadirse a la problemática teologal que hace necesario tomar una posición ante Dios.

En el tercer artículo, en la misma línea, explicábamos cómo esta inquietud teologal ha estado presente en la historia de la filosofía, especialmente en los últimos siglos. Podríamos decir que la inquietud ante el fundamento último de lo real es la razón de ser de la filosofía.

En este cuarto y conclusivo artículo, nos preguntamos qué atisbos hallamos de la forma en que la inquietud teologal del hombre haga acto de presencia en el siglo XXI. Como se explicará, el cambio de imagen del universo real ha sido inmenso. Pero ni el ateísmo ni el teísmo parecen acertar en la imaginación de los cambios que exigiría entender la forma de apertura humana a la dimensión teologal en el siglo XXI.

Al comenzar el siglo XXI, recogiendo obviamente los muchos frutos de la investigación científica en el siglo XX, ha madurado una sorprendente nueva imagen del universo y de la naturaleza humana dentro del universo. Mencionando algunos autores vamos a perfilar algunos aspectos de esa nueva imagen de la realidad.

No pretendemos una exposición completa, imposible en un artículo, sino sólo la presentación del pensamiento de algunos autores seleccionados que, en conjunto, ofrecen una penosa sensación de desconcierto. Es decir, la sensación de ausencia de las novedades que deberían producirse.

El universo que hoy conoce la ciencia es muy distinto del universo de hace unos siglos. Si la condición teologal del hombre sigue presente –como nosotros pensamos– en ese nuevo universo, debería ser pensada, bien en la forma del ateísmo o del teísmo, de una forma nueva. Exigiría cambios que no pueden eludirse. Sin embargo, frente a estos cambios que la nueva situación exigiría, tanto el ateísmo como el teísmo parecen agarrotados sin capacidad de afrontar los cambios que serían necesarios.

El desconcertante futuro de la mente

Alguien dijo que “los imperios del futuro serán imperios de la mente”. Se valdrá de la informática, la nanotecnología, la inteligencia artificial, la biotecnología y la teoría cuántica, fundamento de todas estas tecnologías. Y la ciencia, como siempre, seguirá siendo un arma de doble filo: resolverá unos problemas y creará otros. El objetivo de la informática será introducir el ordenador en nuestra vida, mientras que el de la realidad virtual será meternos a nosotros mismos dentro del mundo del ordenador.

Michio Kaku (1947), físico teórico estadounidense, creador de la teoría del campo de cuerdas, escribe: “A mediados del siglo (XXI), viviremos en un cibermundo que estará en pleno funcionamiento y fusionará el mundo real con imágenes procedentes de un ordenador” (73, FF). Sobrecoge la “realidad ampliada” del profesor Tachi: un cirujano podrá ver el interior del paciente, y unas ruinas podrán verse formando parte de lo que fueron. ¿Acaso podremos algún día controlar las máquinas haciendo uso del pensamiento solamente?

“Los tecnólogos están aportando unas visiones casi religiosas, y sus ideas evocan en cierto modo la idea misma de éxtasis” (Erie Horvitz, de Microsoft, 104, FF). También irán apareciendo errores que se han cometido en el pasado, alguno de los cuales es decisivo para estas predicciones. Kaku nos trae el siguiente ejemplo: “Un problema fundamental, que han detectado ahora los matemáticos, es que hace cincuenta años cometieron un grave error al pensar que el cerebro era un gran ordenador digital. Pero ahora resulta terriblemente obvio que no lo es” (111, FF).

Por eso los robots plantean dos problemas: reconocer patrones (no comprenden lo que ven) y usar el sentido común. Son dos componentes de la conciencia, entendida como capacidad de sentir y reconocer el entorno, autoconciencia y “capacidad de planificar el futuro estableciendo objetivos y planes, es decir, simulando el futuro y desarrollando una estrategia” (144, FF). Los animales carecen de conciencia, por eso para ellos no existe el mañana, aunque no cabe duda de que hacen cosas que van a utilizar mañana, como los nidos.

Con estas ideas como presupuestos, ¿podrá crearse una inteligencia artificial (IA)? ¿Llegarán los robots a superarnos en inteligencia? Raymond Kurzweil (1948), científico estadounidense, experto tecnólogo de sistemas de IA y eminente futurista, se empeña en introducir la singularidad en nuestra vida; pero mantiene que, con la IA, se superará lo que puede hoy esperarse de los individuos. Kurzweil scribió libros con títulos muy expresivos en este sentido, como “La era de las máquinas espirituales”, “La singularidad está cerca”, etc.

La idea de singularidad de la IA se mencionó por primera vez en 1.958 en una conversación entre dos matemáticos, Stanislaw Ulm (autor del descubrimiento que fue clave para la bomba de hidrógeno) y John von Neumann: hay un proceso muy acelerado de cambios en la tecnología y la vida humana, que parecen acusar esa singularidad; pero otros científicos son escépticos. Kurzweil está avivando un “fervor casi religioso en torno a la singularidad”. Mitch Kapor escribe: “la idea de que nos dirigimos al momento en que todo va a ser inimaginablemente diferente, obedece, en mi opinión, a un impulso religioso” (153, FF).

El desconcertante futuro dominio de la vida

Sin embargo, no hay que excluir en el futuro una especie de tienda de tejidos del cuerpo humano, con órganos nuevos que se desarrollan a partir de nuestras propias células. No podemos olvidar los fascinantes progresos en medicina, desde la practicada con superstición y brujería hasta la del siglo XIX, con la bacteriología, y de ésta la molecular. Además, lo que se espera del Genoma Humano y la Biología como ciencia de la información. Se ampliará el campo de aplicación de la bioinformática: utilización de ordenadores para escanear y analizar el genoma humano.

Incluso no hay que excluir las operaciones con telómeros, que son una especie de remates en los extremos de los cromosomas, algo así como mechas en un cilindro de dinamita. Si se logra acortar la célula dejará de reproducirse, y a esto llaman límite de Hayflick, porque pone límites al ciclo vital. Y es importante para imponer límites a las células cancerosas, porque producen una enzima, la telomerasa, que impide que los telómeros se acorten, lo que facilita la reproducción celular.

La telomerasa tal vez llegue a ser utilizada para aumentar la vida, pero convenientemente controlada, para que no genere cáncer (Léase 217-218, FF). En fin… los adelantos en medios médicos cambiarían mucho la vida de la humanidad.

¿Puede llegarse a resucitar una especie extinguida? ¿Crearía problemas éticos? Por aplicaciones cuánticas, ¿podremos desaparecer y aparecer en otra parte? Einstein dijo: “Cuánto más acertada es la teoría cuántica, más absurda parece” (250, FF). “Sin embargo, en el extraño mundo de lo cuántico, un átomo gira, en cierto sentido, hacia arriba y hacia debajo de forma simultánea (en el mundo cuántico estar en varios lugares a la vez es cosa corriente)” (270, FF).

Muchas preguntas, hoy por hoy, no tienen contestación; pero no son un imposible, según los científicos. Así, con el microscopio de fuerza atómica, se podrán manipular los átomos de uno en uno, y utilizar las nanopartículas, que pueden liberar medicamentos contra el cáncer, revolucionando los tratamientos oncológicos. Pero, claro, los adelantos científicos desencadenarán problemas colaterales: Entre los electrones está la Fuerza de van der Waals, y esto hace que algunos científicos estén en contra de la nanotecnología, como Bill Joy, creador de los Sun Microsystems, porque si se desboca acabará con los minerales de la Tierra, dejando una “plaga gris” inservible.

Se habla también de los replicantes, pero necesitan energía y no será fácil obtenerla. Otro logro sería el de los superconductores, con lo cual entraríamos en la era del magnetismo; pero es muy difícil porque hay que enfriarlos hasta casi el cero absoluto y esto exige hidrógeno líquido, que es muy caro. El LISA (Láser Interferometer Space Antenna) podría ser otro descubrimiento, una sonda que permitiría descubrir lo que, ocurrió antes del Big Bang, y así tendríamos la contestación a la pregunta por el origen primero del Universo.

Lo cierto es que cada vez vamos a vivir más ahogados en un mar de información, que habrá que procesar y valorar con un mayor derroche de sentido común y sabiduría. Se necesitará ciertamente disponer de sabiduría en grado suficiente, y esto no nos lo va a dar la nanotecnología, por ejemplo.

El desconcierto epistemológico de los filósofos

Augurar por donde van a ir las propuestas filosóficas en este siglo XXI no me parece fácil. Pero entremos en la temática de la mano de un físico norteamericano, Alan Sokal (1955), que haciéndose eco de las tonterías que leía en los libros de humanidades y ciencias sociales, cuando menos a su juicio, con la pretensión de hacerlas pasar por seria erudición, se le ocurre escribir un libro con Jean Bricmont (1952-0000), físico y filósofo de la ciencia belga, titulado “Imposturas intelectuales (Ii).

En el Prefacio de esta obra vienen a decir los autores que se refieren a Lacan, Kristeva, Irigaray, Baudillard y Deleuze, por el uso abusivo que hacen de conceptos científicos, atreviéndose incluso a decir que la ciencia es “una narración más”. Sin embargo, lo dicen hablando de lo que no entienden, extrapolando conceptos inadecuadamente, exhibiendo una erudición superficial para impresionar y manifestando frases sin sentido. Pero la actitud de estos científicos no es nueva, pues ya Mario Bunge había comentado a Heidegger, ridiculizando aquello de que “el mundo mundea, la nada nadea”.

Creo, pues, que la filosofía tendrá que bajarse con los pies a la tierra, porque hoy nuestro conocimiento, debido a sus avances, ya no parece tan seguro de que el mundo tenido por real sea tal. Lyotard salió al paso y argumentó que los físicos no sabían que las palabras se usaban de forma diferente en poesía y física. Los físicos contestaron que sí lo sabían, pero que esos libros no se vendían como novelas, sino como psicología y filosofía, y entonces tienen que ajustarse a esos patrones.

Jonathan Rée (1948), filósofo inglés, se sitúa “más allá del realismo y del antirrealismo”, como resume un artículo sobre su pensamiento. La división y hostilidad entre ciencias y letras, que vimos en Alan Sokal no parece que le haga ninguna gracia, pues ha publicado varios ensayos y artículos para explicar que las “guerras de las ciencias” “se basan más en mal entendidos que en discrepancias acerca del conocimiento científico”. Dice que permaneció impasible ante este problema porque la idea de que la ciencia es un fenómeno social no le planteó problemas a esta a través de la historia.

El progreso científico no está predeterminado como la mejor y única forma de conocimiento. “Así pues, yo sostengo –dice Rée– que la ciencia del siglo XXI podría progresar de muchas formas, y que ninguna de ellas sería la única manera posible de progresar”. Pero esta afirmación no parece concordar, por su tendencia de matiz antirrealista, con la línea de pensamiento de este filósofo que tiende al realismo. ¿Acaso el progreso científico no está fuertemente vinculado a la propia naturaleza de los objetos de investigados?

Él, ante esta pregunta, sostiene que “las únicas verdades accesibles para nosotros están insertas en contextos históricos concretos, mas no por ello son menos ciertas” (200, PF). Incluso comparte la tesis sociológica de que, aún siendo las verdades necesariamente históricas, no resultan problemáticas como verdades. Piensa que los términos “objetividad” y “relativismo” debían suprimirse en este contexto: una verdad no se hace más verdadera por añadirle la palabra “objetiva”. En cuanto al “relativismo”, si se utiliza “para describir una posición que se les antoja (a los amigos de la ciencia) totalmente opuesta a la idea de que puede existir tal cosa en el progreso científico”, entonces no parece que haya nadie que crea en ello.

John Searle (1932), filósofo norteamericano, es un realista que defiende la existencia de un mundo independiente de nosotros, y dice algo lleno de sentido común: “en filosofía cometes un terrible error si andas negando cosas que son obviamente verdaderas, tanto como si andas diciendo cosas que son obviamente falsas, y me parece obviamente falso decir que el mundo real sólo existe porque pensamos en él o porque lo construimos mentalmente.

En realidad, creo que la negación es una especie de mala fe, una especie de voluntad de poder” (188-189, PF). Afirma que todos nuestros procesos mentales son causados por procesos cerebrales. Su pensamiento se inclina a aceptar la imagen del mundo real, tal como la ciencia sin restricciones la construye.

El desconcierto de ateísmos y teísmos en la nueva situación

Don Cupitt (1934), filósofo inglés, que, aunque fue ordenado pastor protestante, su Dios sigue siendo real, pero no lo entiende como algo trascendente, sino como creación humana. Escribe “The Sea of Faith” (“El mar de fe”), que resume sus convicciones religiosas fundamentales: la religión es una creación humana; las prácticas religiosas son “celebraciones de valores espirituales y sociales”; la creencia platónica en otro mundo ejerció una influencia indudable en la gente y llevó a creer en cosas “como la vida después de la muerte o un Dios metafísico”; “considera falsos la vida futura, el cielo y el infierno y la resurrección de Cristo”; “todo conocimiento, incluido el religioso, es una construcción humana”; “las teorías científicas no son descubrimientos, sino invenciones”… En resumen: “Religión sin doctrina, religión sin credo, religión sin creencia en otro mundo espiritual, distinto del mundo en que vivimos: eso es lo que Cupitt se afana por conseguir” (111, PF).

Russell Stannard (1931), físico inglés, publicó “The God Experiment”, una obra en la que recoge el experimento que hace con un grupo de personas operadas del corazón. Por la mitad de ellas rezarán unos voluntarios, por la otra mitad no lo hará nadie. Pretende verificar el efecto de la oración y, por consiguiente, la existencia de Dios, aunque reconoce que la ciencia y la religión se ocupan de cuestiones diferentes.

Dice Stannard que somos “egocéntricos” y necesitamos ser “teocéntricos”. Para ello es necesario realizar un acto positivo de arrepentimiento. Piensa que la ciencia no necesita de la religión; pero sí esta de aquella. Dice que “Dios no es sólo una cosa existente más, que es luego la causa del universo”, “Dios es la fuente de toda existencia”.

No está de acuerdo con la postura de Dawkins, en cuanto afirma que el universo es una entidad cuya existencia no necesita explicación, y dice: “yo siento instintivamente que, en cuanto existe el mundo, surgen las preguntas: ¿por qué este mundo en lugar de otros?” Tiene expresiones verdaderamente sorprendentes, como cuando dice que si no logras algo con la oración, es que lo hiciste mal, “pues la característica que define a Dios, y que se manifiesta en la vida de oración, es el amor” (88, PF).

A diferencia de Don Cupitt, otros filósofos han seguido viendo el universo descrito por la ciencia moderna como una vía que sigue conduciendo hacia Dios. Este es el caso de Richard Swinburne (1934), filósofo ingles, cuya “vida ha estado consagrada a mostrar que las creencias religiosas cristianas son filosóficamente respetables, y que los argumentos basados en la existencia del universo, su orden, la existencia de los seres humanos y todo lo demás hacen probable la existencia de Dios” (113, PF).

Peter Vardy (1945), teólogo y filósofo inglés, miembro de la Sociedad Londinense para el Estudio de la Religión y miembro fundador de la Sociedad Británica de Filosofía de la Religión, y en la actualidad vicerrector del Heythrop College de la Universidad de Londres, está dedicado esencialmente a la Teología.

Afirma que los argumentos sobre la existencia de Dios sólo le interesan como filósofo; pero está más pendiente de las nuevas revisiones y del argumento ontológico. Habla de la epistemología reformada, en la que se sostiene la idea de que tenemos una estructura noética debidamente organizada, porque nos ha sido concedida la gracia de ver el mundo correctamente: “Nosotros nos basamos en la revelación y vemos el mundo correctamente, así que no intentaremos razonar con vosotros, pues eso sería teología natural,” (123, PF).

Con respecto a los antirrealistas, que pretenden defender la religión en la línea wittgensteininana, afirmando que sólo podemos comprender el lenguaje religioso desde sí mismo, ya que no es homogéneo con otro tipo de lenguajes. Vardy escribe: “Juzgar los enunciados religiosos desde un punto de vista no religioso supone, pues, un grave error. Eso incluye juzgar las afirmaciones sobre Dios como si se refirieran a una entidad del mismo orden que las personas, los árboles o los planetas” (124, PF).

Sin embargo, Alvin Plantinga (1932), filósofo analítico norteamericano, no acepta los que llama “impugnadores”, porque creen que es posible dentro de la estructura de la fe demostrar que esta es incoherente, es decir, que puede demostrarse su inconsistencia. Rahner ve en esto, claro está, algo que no es posible (demostrar la inconsistencia de la fe), y afirma que Dios “es Otro con quien podemos relacionarnos y que no es Otro que nosotros construimos. Es Otro ante quien somos responsables y de quien dependemos” (126, PF).

Sólo unos renglones para dejar constancia de algo que seguramente debía ocupar una mención especial porque representa el punto de vista que muchos teólogos siguen manteniendo.Ya desde el racionalismo de la Ilustración de planteó el problema de la Revelación, y la discusión acerca de si podía ser aceptada o debía rechazarse por su incompatibilidad con la razón moderna.

Sin embargo, una parte de la teología del siglo XX reaccionó ante esto, en una u otra forma, al afirmar que siempre se produce en el hombre una referencia implícita de Dios en toda afirmación humana Esto es lo que argumentaron algunos autores como podrían ser quizá Hegel por sus afirmaciones en la “Filosofía de la religión”, o bien Blondel con su filosofía sobre la “acción” humana, la “religación” de Zubiri, la “afirmación originaria” de Jean Nabert, las “experiencias transcendentales” tal como son estudiadas por Karl Rahner, etc.

Hablar de lo teologal en el siglo XXI, necesidad de cambios

¿Será, pues, la ciencia una nueva filosofía en este siglo? Indicios sí hay, que sean suficientemente indicativos es otra cosa. Edward Osborne Wilson (1929), biólogo norteamericano y padre de la Sociobiología, parece estar en esta línea, pero admite que la religión seguirá formando parte de la cultura dominante en el futuro, aunque “las religiones tradicionales se moderarán mediante una progresiva secularización: sus creyentes no se pueden permitir apartarse demasiado de la evolución de la cultura global” (79, PF).

Pero sobre todo me interesa resaltar un párrafo de Zubiri, porque me parece que abre un camino que la Iglesia posiblemente tenga que recorrer en el siglo XXI. Dice así: “la realidad concebida (en la revelación) es muchísimo más rica que los conceptos en que la expresamos materialmente. De aquí que una misma realidad revelada deje abierto un campo indefinido de proposiciones y juicios verdaderos que jamás lograrán agotarla” (491, PTHC).

En nuestro siglo XXI, el problema de Dios y, por tanto, de lo religioso estará ahí, porque la religación y la dimensión teologal del hombre no son algo consecutivo, en su realidad personal, sino constitutivo de la misma. Y es plausible esperar, pues, que se produzca una mejor racionalidad y una mejor razonalización de todo aquello que tenga que ver con la condición teologal del hombre ante la nueva imagen del universo. Lo religioso en general deberá formar parte de este replanteamiento de la posición del hombre en el siglo XXI ante su condición teologal. Lo religioso es una exigencia de su naturaleza y una tendencia mantenida, de una forma u otra, a través de los siglos.

Hay un proceso marcado por los tres momentos de la razón, en los que se impone la postulación intelectual de Dios, por una exigencia interna al mismo hombre, pero también partiendo de la realidad intracósmica e infrahumana, que necesariamente estará enriquecida por el progreso científico esperado y el surgimiento de nuevos planteamientos filosóficos y teológicos. Estos últimos deberán ser de gran altura y fecundidad, planteando nuevas y difíciles soluciones a problemas nuevos, en un contexto de ampliación de lo meramente racional y la subsiguiente adecuación de lo razonable. Por eso, la Iglesia no podrá dejar de dirigir, en lo suyo, este proceso generador de cambios, y es de esperar que no se quede expectante y desconcertada ante una imagen inesperada de la realidad, y ofrezca a los creyentes las pertinentes orientaciones contextualizadas, para que puedan seguir viviendo su fe en este siglo XXI.

Notas bibliográficas:

IS: Inteligencia Sentiente, X. Zubiri, Alianza Ed., Madrid, 1981; NHD: Naturaleza, Historia, Dios, Zubiri, Ed. Nacional, Madrid, 1963; HD: El hombre y Dios, Zubiri, Alianza Ed., Madrid, 1985; IR: Inteligencia y Razón, Alianza Ed., Madrid, 1983; TF: Transcendencia y Física, Gran Enc. Del Mundo, V.19 (419-424), Durvan, Bilbao; C y D: Los científico y Dios, Fernández-Rañada, Ed. Trotta, Madrid, 2008; C y A de O: La Ciencia y el Alma de Occidente, Evandro Agazzi, Tecnos, Madrid, 2.011: ED: ¿Existe Dios?, Hans Küng. Ediciones Cristiandad, Madrid, 1979; DH: El drama del humanismo ateo, Henri de Lubac, Ed.Encuentro, Madrid, 2.012; B y H: Correspondencia 1925-1975. Rudolf Bultmann / Matín Heidegger, Herder, Barcelona, 2011; T-XX: La teología del siglo XX, Rosino Gibellini, Sal Terrae, Maliaño (Cantabria), 1998; FF: La física del futuro, Michio Kaku, Raandom House Mondadori, Barcelona, 2012; PF: Lo que piensan los filósofos, Juliuan Baggini y Jeremy Stangroom, Paidós, Madrid, 2011; PTHC: El problema teologal del hombre, Zubiri, Alianza Ed., Madrid, 1997, y Ii: Imposturas intelectuales, Alan Sokal y Jean Bresicmont, Paidós, Barcelona, 2006.

Fuente:
http://www.tendencias21.net/Novedad-y-desconcierto-en-la-filosofia-del-siglo-XXI_a14459.html